En su reciente intervención en el panel inaugural de la conferencia Más allá del crecimiento, el pasado día 26 de septiembre, el afamado académico decrecentista Jason Hickel pidió una desinversión en combustibles fósiles[1]. Esto nos ha traído a la mente un lugar común de las demandas ecologistas de las últimas décadas: poner fin a las subvenciones a los combustibles fósiles.
Porque uno ya no sabe como explicar que las energias fósiles no tienen subsidios.
Las energías fósiles, con sus altas (todavía) tasas de retorno energético (y económico), son las que posibilitan que nuestra sociedad tenga excedente de todo. Lógicamente ese excedente se pueda utilizar después para usos discrecionales, como, por ejemplo, subvencionar derroches como el turismo y los viajes en avión —cuyo combustible, el queroseno, no paga apenas impuestos—, la altisima movilidad vehicular de Occidente y muchos otros.
Por tanto es justo al revés. Es la sociedad fósil la que subsidia (permite subsidiar) al resto de las actividades humanas, entre otras, a las llamadas energías renovables. Este concepto llevamos años debatiéndolo.

Esta manipulación grosera del concepto de subsidio (pecaminoso para el capitalismo liberal), se hace con la intención de concluir que los subsidios van a parar principal y casi exclusivamente a manos de los productores-exportadores, cuyas poblaciones viven precisamente de ese precio interno barato de su propio producto, para forzarles a elevar su precio interno de venta del combustible —y así no subsidiar— hasta el nivel del mercado que otros fijan y es, por supuesto, más alto. Los casos señaladas como culpables incluyen a países como Angola, Nigeria, Guinea Ecuatorial, Argelia, Libia, Colombia, Venezuela, etc. cuyas poblaciones no nadan precisamente en la riqueza.
Y luego resulta que —¡oh, casualidad!— ese precio más alto es el que sí se pueden permitir los países desarrollados y grandes consumidores, es decir, los países importadores.
Con ello lo que logran es que los dueños de esos combustibles fósiles eleven sus precios domésticos a cualquier costa para no cometer el pecado de subsidio.
Estos días tenemos el lamentable caso de Ecuador —aunque hay muchos otros— con revueltas, porque sus ciudadanos no pueden pagarse el precio de mercado que otros fijan, del producto de su propio subsuelo, al haber subido el diésel un 50% para no subsidiarlo y así, ese petróleo propio, que sus dueños no pueden consumir, queda libre para la exportacion a los grandes consumidores-importadores, que son lógicamente los países más ricos.
La trampa del subsidio a las fósiles es perfecta, y así es que tanta gente cae en ella.

Notas
[1] [Actualización 2025-10-17 y N. del E.] Justo unas horas después de salir publicado este artículo nos explica Jason Hickel en comunicación personal que él en ningún momento de su intervención en la conferencia pidió el fin de los subsidios a los combustibles fósiles, sino que habló de que dichos combustibles «generan más beneficios que las renovables y ese es el motivo por el que el capital continúa invirtiendo en ellos, y deja infrafinanciadas las renovables». A esto añade que su propuesta consiste en «un marco que guíe el crédito y la financiación pública hacia las actividades social y ecológicamente necesarias». Se puede consultar algunos artículos suyos para conocer más en detalle su propuesta. En consecuencia, hemos corregido la información que erróneamente le atribuía a él la cuestión de los «subsidios a las fósiles», eliminando su nombre del título y las referencias anteriores realizadas por el autor. También se ha añadido la gráfica de la AIE.

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No se de dónde vendrá la confusión. Pero la crítica, aunque no deba dirigirse a la intervención de Jason Hickel en la Conferencia Más Allá del Crecimiento, es oportuna para la Conferencia, pues en la Declaración surgida de ella se dice:
“3. Fin de subvenciones a actividades destructivas y finanzas ecosociales:
• Poner fin inmediato a todas las subvenciones públicas destinadas al sector de los combustibles fósiles y a las industrias de alto impacto ambiental y territorial, como es el caso de la agroindustria, asegurando una transición justa en todos los sectores afectados.”
Véase https://beyondgrowth.es/wp-content/uploads/2025/09/Declaracion-Conferencia-Mas-Alla-del-Crecimiento-2025.pdf .
Eso, sabiendo yo de los argumentos defendidos desde hace tiempo por otros decrecentistas, en concreto, Pedro Prieto, ya lo critiqué en mi artículo “Decrecentismo en expansión. Normalización y riesgo de integración” (13-10-2025) https://kaosenlared.net/decrecentismo-en-expansion-normalizacion-y-riesgo-de-integracion/ .
Aurora (Aurora Despierta)
Compañero Pedro Prieto.
La mayor parte de las Conferencias de casi todo, son TURISMO académico, unos profesionales que tienen su vida resuelta y ganan bastante dinero, son de clase alta.
Si por casualidad entra alguno a formar parte de los gobiernos de sus respectivos países se venden inmisericordemente al capital.
Ninguno pone en duda el mecanismo intrínseco del capitalismo, ese que si no se crece se perece. Cuando digo capitalismo estoy refiriéndome a la ÚNICA división internacional del trabajo que existe desde hace 500 años.
Le transmito mis saludos y abrazos cordiales, usted es un científico referente en estos temas. Mi admiración por usted viene desde aquel artículo FUNDADOR en estos temas con el inolvidable Manuel Talens en Rebelión. Aún estudio su Mensaje a los indignados occidentales. Le rindo honores a usted por tanta vergüenza intelectual y científica.
Extrañamos que ya usted no escribe tanto, no aborda estos cruciales temas en esta Revista y otras partes. Los que queremos y aspiramos a un mundo mejor NECESITAMOS más a menudo sus reflexiones.
Gracias, muchas gracias y le reitero mi abrazo fraterno.
rodohc21@gmail.com para si nos desea escribir y enviarnos algún material de estudio y profundización en estos temas.