En el documento de la Conferencia Más Allá del Crecimiento se nos ofrece un futuro prometedor: menos producción, menos consumo… pero, curiosamente, más servicios públicos, más derechos, más democracia, más de todo lo bueno y nada de lo malo. Un decrecimiento deluxe, vaya.
Sabemos que el modelo actual no funciona y esta Declaración enumera a los sospechosos habituales: capitalismo, patriarcado, colonialismo, extractivismo… todos los villanos del cómic reunidos en la misma viñeta. Hasta ahí, todo correcto. Pero el documento evita lo incómodo. Porque decrecer implica algo muy sencillo en nuestro día a día: implica menos de muchas cosas a las que estamos acostumbrados.
Pero en vez de decirlo con claridad, el texto se refugia en eufemismos: “transición ecosocial democráticamente planificada”, “reorganización democrática de la economía”, “vivir mejor con menos”. Suena bien, casi relajante, como un anuncio de yogures ecológicos. Son expresiones que generan una esperanza pasiva en el oyente igual que otras como: “algo inventarán”, “alguien ya pensará algo”, “los políticos están en ello”, “no seamos catastrofistas que no es para tanto”, etc.
El problema es que el “menos” pocas veces se concreta. Eso se tapa con un “más”: más tiempo libre, más servicios universales, más cuidados, más democracia deliberativa. El resultado es un menú político de buffet libre: decrecemos en recursos, pero el plato de derechos y servicios públicos se desborda.
¿De dónde saldrá todo eso en un mundo que dispondrá de menos energía y materiales? No importa, parece que lo relevante es mantener el optimismo y que nadie se asuste.
Como bien se expone en el documento, continuar con el sistema actual nos está llevando a una situación de pesadilla y barbarie donde se pueden desatar los peores instintos humanos y pone en juego nuestra vida y la de nuestros seres queridos. Sin embargo, el Decrecimiento real no es un cuento de hadas: significa renunciar a comodidades habituales, realizar sacrificios materiales y lidiar con conflictos sociales. Y como no queremos hablar de eso —porque nos da miedo— lo convertimos en un cuento edulcorado, lleno de promesas y eufemismos.
Y ahí se esconde el mayor peligro: cuando esas expectativas de cuento se frustren —porque se van a frustrar—, la gente quedará en manos del populismo más feroz del sector más reaccionario. Entonces es muy probable que los discursos amables del Decrecimiento sean arrasados por propuestas autoritarias que prometerán, de forma engañosa, un regreso al pasado a cambio de sacrificios necesarios para ello.
El riesgo es claro: que el Decrecimiento se quede atrapado entre los miedos que no se nombran y los eufemismos que lo disfrazan. Y mientras tanto, seguimos discutiendo en congresos si son galgos o podencos y redactando declaraciones épicas, como si el cambio se fuese a lograr sin ningún tipo de lucha y con asambleas online.
Lo más honesto sería dejar de adornar tanto el discurso y reconocer lo que de verdad implica decrecer. Lo bueno y lo malo. Quizás solo entonces podremos hablar en serio y avanzar en la dirección correcta evitando las peores consecuencias de seguir por la senda del sistema actual.


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Totalmente de acuerdo, desde que vi quien participaba en esa pantomima solo era cuestión de esperar con un bol de palomitas, al final la declaración no defraudó jijij. Por cierto porque Manuel iba con una batamanta? Y eso que era el mas centrado de todos pero no podía de dejar de mirar la batamanta y no podía pensar con claridad sobre lo poco que le dejaron decir :P.
Como bien dices, vamos a un mundo que dispondrá de menos energía y materiales por declive geológico de los yacimientos -petróleo, cobre… De hecho estamos ya en él.
Yo pondría el acento en eso. Efectivamente, vamos a tener que luchar. Pero no si queremos, si llegamos a un acuerdo, si el momento es el adecuado…
YA.
La mayoría de la gente vivirá mejor con más justicia social y mayores derechos. Eso requerirá unos impuestos verdaderamente progresivos y poner fin al expolio de la naturaleza, las mujeres y los grupos racializados y precarizados. Si tenemos más riqueza pública, una mayor austeridad privada o menos posesiones (coches, ropa de usar y tirar, piscinas, herramientas) no es un problema, porque podemos hacer las mismas cosas, eso sí, con mucho menos impacto.
Esto no es posible sin un reparto del trabajo y una inversión verdaderamente pro-vida, pero se puede lograr. Reducir el consumo productos animales a los niveles de nuestros abuelos o dejar de tomar vuelos por un fin de semana no son sacrificios comparados con no tener agua o dinero suficiente para pagar el alquiler o los alimentos básicos.
El verdadero sacrificio de las mayorías es el sistema actual, y decrecer para vivir mejor tod@s no es una utopía: es sentido común y justicia. Lo que tenemos que hablar es como afrontamos el conflicto directo con los grandes capitales y los partidos de siempre. El decrecimiento no tiene ni teoria del cambio ni una estrategia para tomar el poder, ni que sea para distribuirlo, creo que a la conferencia solo se le puede pedir que en las siguientes sesiones trabajemos en ello.
Con todo el respeto, creo que el autor opina desde una posición de cierto privilegio. Me explico, una gran parte de la población, que además va en aumento, adolecemos de franca explotación laboral y unos salarios de miseria que no alcanzan para afrontar el imparable encarecimiento del coste de la vida. Una vez pagado el alquiler, la luz y el agua, tenemos que hacer cuentas para que el dinero nos alcance para pagar los alimentos de todo el mes, y a veces no llega. Ni hablemos ya de la nula capacidad para afrontar imprevistos, que se pueden convertir en un verdadero calvario. Para muchos de nosotros no existen las cañas ni los viajes de vacaciones, ni nada que se le parezca siquiera por asomo. Menos mal que la maltrecha sanidad pública todavía resiste, aunque sumida también en un progresivo desmantelamiento. Para quien todavía no se haya dado cuenta, siento decirle que muchos de nosotros ya hemos colapsado…
Si has leido la declaracion en ella se propone una solucion sin fisuras para la situacion que comentas, se les «quita» el dinero a los ricos y se «reparte» entre los «pobres». Como en Robin Hood.
Si eso no ocurre, y es complicado que ocurra solo deseandolo muy fuerte y cerrando los ojos, entonces la gente que esta colapsando sera la carne de cañon de las futuras propuestas reaccionarias que prometeran «cañas» y libertad.
Gracias, Raquel. Todo análisis debe tener en cuenta el aspecto de clase. Como bien dices, hay muchas familias que ya han colapsado, y en muchos lugares los acuíferos, bosques y cultivos están a punto de desaparecer para siempre.
Quienes tengamos la conciencia o la necesidad de luchar contra este sistema criminal debemos trabajar juntos. El debate debe centrarse en asegurar servicios básicos, trabajos dignos y ecosistemas resilientes, ya que son los sustentos de la vida.
Al mismo tiempo, debemos ser conscientes de las necesidades organizativas y del conflicto que esto implica. A los políticos y medios no les falta información, sino que están en conflicto con el bien común. La clase trabajadora debe dejar de repetir mantras que solo benefician a los poderosos y organizarse.
Alex López. Una gozada leerte. Creo que compartimos lo fundamental del fondo del asunto. Y en cuanto al tono, lo comprendo.
En mi artículo sobre la Conferencia ( “Decrecentismo en expansión. Normalización y riesgo de integración” (13-10-2025) https://kaosenlared.net/decrecentismo-en-expansion-normalizacion-y-riesgo-de-integracion/ ) como se trataba de exponer razonamientos detallados, procuré ser lo más templada posible, sin mordacidad, pero no porque en algunos momentos no tuviese ganas. Pero también es bueno ser a veces algo mordaz, porque de lo contrario, a algunos no termina por llegarles el mensaje crítico. Y el horno, cada vez estará menos para bollos. Y se irá aproximando el Foro Social de 2026 donde no puede volver a ocurrir esto que criticas de la Conferencia. ¡Nos jugamos demasiado!.
Raquel, compañera de clase. En Alex no veo una posición elitista. En el Norte Global, sectores importantes de la población, no solo los ricos, también de amplia clase media, incluso trabajadora, tendrán que rebajar su actual nivel de vida. Y no por gusto, sino porque de lo contrario, se impondrá el colapso del capitalismo y lo que tendremos es que los ricos perderán algo y nosotras muchísimo más, ¡no podrás hartarte de colpsar!. Y nos empujarán a situaciones en las que, o seremos como los gazatis (una víctimas) o como los israelís (unos genocidas). Y no queremos ni lo uno ni lo otro. De ahí la alternativa decrecentista como la única mundialmente ética.
En un comentario no hay espacio para extenderme más. Te animo a que leas también mi articulo “Decrecimiento. Crítica de Maxi Nieto y una respuesta marxista” (26-9-2025) https://kaosenlared.net/decrecimiento-critica-de-maxi-nieto-y-una-respuesta-marxista/ .
Aurora (Aurora Despierta)
Hola todos, es muy interesante la discusión, y tengo pendiente leer algunos de tantos artículos que se escribieron a propósito de la conferencia. Yo escibí uno en «Sufficiency and Wellbeing magazine», centrado tal vez en mi sorpresa de que en España hubiera un saber ya bastante asentado sobre lo que defiende el Decrecimiento. Si quiero agregar que, como Raquel aquí lo dice, y lo dijo muy claro el ponente de Fente Común Canarias, ya hay mucho menos que perder de lo creemos, el problema es nuestra narrativa de que somos la sociedad que más abundancia y bienes ha proporcionado a las personas- si, pero de que tipo. Habrá que renunciar a cosas, pero como dice Alan arriba, a la mayoría no nos cuesta renunciar a jets privados. A algunos si nos costará renunciar al fin de semana en Sicilia… (y otros privilegios del «modo imperialista de vida») yo renuncié hace tiempo pero en algún momento lo disfruté (y aceptémoslo: era absurdo)…. Algo de duelo hay que hacer. Pero que no se nos olvide que la mayor parte del crecimiento se va al 1% de la población, el resto es alimentado con basura, entretenido con drogas– me refiero a las redes– y artefactos sufriendo de obsolescencia programada, etc etc. No, mucho de lo que tendremos que dejar atrás no es equivalente a bienestar. En cambio si hay un bienestar en más comunidad a encontrar, un re-hacer de lo procomún, etc. y a ese nuevo bienestar es que se refiere el Decrecimiento. No es para nada un «ya inventarán». Saludos!
Venga vamos a poner un ejemplo simple y como este tengo muchos:
Dile a la gente que hay que renunciar al futbol tal y como lo conocemos ahora. ¿Que creéis que pasaría?
A mi y a mucha gente de la minoría concienciada el futbol nos dará igual, pero creo que algunas de las movilizaciones de gente mas masivas que se han dado en España han estado relacionadas con el futbol.
El artículo de ella al que se refiere Gisela Ruiseco es este https://www.sufficiencywellbeing.com/p/el-decrecimiento-entra-al-congresovendimos
Comento tu comentario en este de 15-15-15.
Creo que con el decrecimiento, las cosas son más complicadas que renunciar a consumos superfluos, eliminar sectores despilfarradores y destructivos como la industria militar, etc.
Imaginemos este escenario. Tenemos 4 pollos y 4 personas. Toca a 1 pollo para cada, pero una acapara 3. Así que a las otras 3 las toca repartirse uno. Y no lo hacen a partes iguales tampoco. Toca hacer un reparto equitativo, pero el que tiene algo más de un tercio, no quiere disminuir su parte, y el que acapara 3, tiene un revolver con munición de sobra, y además, le promete al que tiene más de un tercio de pollo, que podrá aumentar en algo su parte, si se pone de su lado (ya serían 2 contra 2). De modo que no tenemos un simple problema aritmético, sino un problema de lucha de clases y sus estrategias de alianza, y poder político (y armado) de la leche.
Supongamos que hemos resuelto favorablemente el problema político (lo que en términos sociales y políticos podríamos denominar, una revolución). Ahora podríamos proceder al reparto justo. A uno le tocaría decrecer y otros aumentarían su parte. Esto es el programa del decrecimiento. ¿Ya está?. No.
Porque los pollos se producen por el sistema industrial, dependiente en gran parte de una agricultura de producción de grano para aves (todo lo que coman las gallinas, que no se, ni importa al caso), que se resiente porque también depende de unos insumos procedentes de los combustibles fósiles, que escasea o encarece, sobre todo en el diésel para la maquinaria agrícola, pero también el gas natural para los fertilizantes nitrogenados; y la tierra de cultivo está muy castigada por ese uso industrial. Y esperemos que a cuenta del cambio climático, el calor excesivo no mate a las gallinas, o que les ataque una gripe aviar. El caso es que ya no podemos producir 4 pollos, sino 1. ¿Qué hacemos?.
¿Dejamos a tres personas sin comer pollo (es una metáfora de la alimentación en general, así que significaría que apenas comen), o repartimos entre todos el único pollo (bien repartidos, tocaría a 0,25 por cabeza, por el estilo o menos de lo que tenían al principio). ¿Tendremos que ir reduciendo, mediante acuerdos y medios pacíficos (control de la natalidad), la población mundial?.
La cosa se pondría más fea si consideramos que el rico puede gastar en yates, aviones privados, mansiones, etc., y que la riqueza de ese famoso 1% no está tanto en su consumo, como en sus propiedades de medios de producción (las fábricas no se comen), y que, normalmente, no come lo que comen tres personas corrientes. Así que el reparto, con respecto a la comida, no habría sido tan desigual, por lo que sí sería un gran descenso el resultado tras la crisis de la agricultura industrial. No por eso habría sido inevitable la revolución, porque la propiedad de la granja de pollos sería suya, y también la de los campos que les proveen de pienso, las máquinas para la agricultura, y muchísimos más medios de producción que necesitamos para vivir, por lo que el único pollo se lo comería sobre todo él.
Es decir, que el problema es que el colapso del capitalismo industrial es inevitable y solo puede acarrear enormes injusticias. Pero si el capitalismo entra en colapso, es también porque ha llegado a sus límites la civilización industrial al chocar con los límites planetarios. Ante esto la alternativa tiene que ser anticapitalista y decrecentista (decrecimiento global; unos bajando y algunos subiendo, pero sin llegar a anular el descenso de los primeros).
¿Qué alternativa tenemos a la agricultura industrial?. Se dice que la agroecología, permacultura y no se qué más (tarea pendiente la de enterarme bien de esto, solo entiendo de geranios en mis tiestos del balcón). Pero al preguntarle a una persona que entiende mucho de ello, me contesto por correo: “La conclusión general es que la agricultura ecológica tiene unos altos niveles de productividad pero… en la medida de que la transición es lenta (recuperar la fertilidad del suelo lleva muchos años), el atolladero en el que estamos es muy complicado.”
He querido hacer el comentario de esta manera, un tanto metafórica, y muy imperfecta, para transmitir qué clase de problemas tenemos. Pero abordarlo de una manera formal y a fondo necesita de otro medio muchísimo más extenso que un simple comentario en un artículo. El asunto es extremadamente complejo y nos costará sufrimientos, aunque no queramos. Lo más alejado del paseo que algunos decrecentistas nos proyectan. Vuelvo a remitir a mis artículos en https://kaosenlared.net/author/aurora/
Aurora (Aurora Despierta)
Hola! Está claro que la posibilidad de bajar el metabolismo social tiene que necesariamente pasar por disminuir las desigualdades, por la redistribución, pero sobre todo por reconstruir un colchón social, etc.
El programa del decrecimiento es muy complejo y es profundamente ant-capitalista, a mi entender. Apunto de las críticas que se dan aquí que puede ser que estamos menospreciando la magnitud de la fuerza que tiene el capitalismo para defenderse (o tal vez la estamos ignorando, porque es ya altamente visible). Que será una transición muy dolorosa, si se puede dar, por esa lucha. Como escribe Aurora, las reformas propuestas son incompatibles con el capítalismo… tal vez algo de gafas rosas tenemos puestas.
Y hablemos de pollos, siguiendo el argumento de Aurora. Me parece que la posición de la agroecología en el Decrecimiento no tiene la centralidad que debería tener. La agricultura industrial tiene más peso que cualquier otro sector en el sobrepaso de los límites planetarios, y está claro que aquí tiene que suceder una revolución urgentísima. En la conferencia oímos que la agroecología puede alimentar el mundo. Una lucha en el Decrecimiento es que dejemos que hablar de sobrepoblación humana, y hablemos del sistema capitalista industrial. Podemos alimentarnos sin pienso producido en el sur global, pero valorando, en todo sentido, el verdadero costo de la carne. No tendremos 4 pollos, tendremos uno, con caldo y muchos garbanzos. Remito al artículo en esta revista «Aprendiendo de mi abuela» que me encantó. Es cierto que al que le gusta el fútbol (bueno, el fútbol puede seguir…), o más bien, al que está acostumbrado a llenarse el plato con un bifé y nada más, le costará.
Y paso a otro tema: el problema de la desinformación. Si sabemos que se nos quema la casa, actuamos rápido, sacamos alguna cosa, solucionamos lo que se puede… y hacemos duelo. Nos daremos cuenta de que podemos apreciar el caldo de pollo, viendo la magnitud del desastre. Si no sabemos que se nos quema la casa, porque hay alguien desinformando, nos vamos a encontrar con todo destrozado y sin bifé, y con alguien diciendo que los extranjeros se llevaron el bifé. Entonces el problema que tenemos ahora es político: la subida de la extrema derecha. Seguimos en artículos.
Es evidente que el capitalismo impidr el decrecimiento.
Hay que seguir el ejemplo de sociedades socialistas decrecentistas como la Cubana, que esta alcanzando grandes metas en este campo.