Ilustración: TUUUINX.
TUUUINX

El apagón podía pasar y pasó, como Fukushima

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(Texto originalmente escrito para el programa de radio Vivirmos nun mundo finito, ampliado para su publicación en 15/15\15.)

Los eventos ocurridos en cadena, sean fortuitos y/o fruto de la codicia, y que están aún por esclarecer 10 días después, han sido tan improbables como la caída del caballo del gobernador romano de la película Ben-Hur.

Recordemos: la tensión de la hermana de Ben-Hur por la llegada de los romanos, con Messala al frente —el malo de la película—, causó que ésta se apoyara demasiado sobre una teja ya suelta previamente. Entonces la teja se desplomó por culpa de la gravedad. El golpe contra el suelo causó un fuerte ruido que asustó al caballo del gobernador romano que justo estaba en ese momento al lado. No pudiendo controlar su caballo, se golpeó contra la pared. Todos los males que vienen después a la familia de Ben-Hur derivan aparentemente de esas causas, que duran unos 5 segundos en la escena de la película.

En fin, hay que ver la película entera para ver de qué va el asunto este del apagón y de cómo funciona nuestro sistema energético y también político. ¡Porque es el sistema, amigos!

Si se busca quien desprendió la teja o a Newton por la ley de la gravedad o las leyes de la acústica o a los caballos asustadizos o a gobernadores poco hábiles, nos perderemos a los Messala y al sistema llamado Imperio Romano.

Tampoco buscar una única causa previa, general pero concreta, a la configuración de la red eléctrica es suficiente: que si la poca nuclear inercial, que si mucha nuclear inflexible, que si exceso de solar o renovables intermitentes y sin mecanismos de estabilidad, que si falta de inercia de la red y poco almacenamiento, que si ciclo combinado en parada fría, que si falta de conexión a Europa, que si fluctuaciones de oferta y demanda y de exportación a los vecinos…

¿Cómo explicar que ninguna de ellas por sí misma, pero todas a la vez, incrementan ese abstracto que llamamos riesgo, en este caso de apagón, que es como ir llenando la costa de Japón de centrales nucleares? Escuchen a los expertos, en especial si no están ligados a ningún interés por quién les paga o les ha pagado y si estos prefieren ir más allá de la teja cayendo en cascada.

Pero más allá del apagón y del mix eléctrico, el problema de fondo es el sistema energético completo en supuesta transición, y el contexto es cómo éste se sumerge en nuestro sistema socio-económico.

Recordemos cómo fue el Caos Climático y no solo la negligencia de Mazón y sus cascadas, lo que pasó con la dana de Valencia. Mazón solo fue el Messala de aquel turno y veremos si encontramos otros Messalas para este caso, quizás entre los codiciosos que dirigen el oligopolio energético.

Es decir, la cuestión de fondo —urgente e importante— es el Caos Climático, tanto para la dana como para la excusa detrás de la creación de nuevas redes eléctricas y transiciones energéticas. Pues ambos, el sistema actual —y también el sistema futuro— de la transición que se está proponiendo en muchos países no solo son insostenibles, sino también peligrosos.

La reacción social ante la caída de la red o de la teja o de 700 litros de lluvia, debería ir más allá.

En el caso de la red eléctrica, habría que ponerla en el contexto de la transición energética. Pero, aunque sepamos que es imposible hacerla a escala mundial —y por tanto imposible a secas— no se quiere oír y además no se puede oír con tanto ruido asustándonos.

Sabemos que es un suicidio continuar quemando combustibles fósiles y que estos se requieren aún —y por muchas décadas— para todas las fases de cualquier sistema energético alternativo de elevada tecnología y electricidad, desde la mina-cuna hasta el desmantelamiento-tumba de las plantas energéticas.

No eliminar los combustibles fósiles rapidísimamente es un suicidio.

Pero no hay minerales en las minas del planeta, tampoco uranio, para la transición que llaman verde. Y mientras lo intentamos, se está dando un ataque acelerado sobre la integridad ecológica, territorial y social de las zonas de extracción, como lo ha sido y es para la extracción de las fósiles y del uranio. Además, es falaz pensar que tener viento o sol te independiza del litio, del cobre, del aluminio y de los otros 80 minerales que vienen de tan lejos como el petróleo o el uranio y se procesan en China. Es alucinante que este mantra tonto de la independencia energética se repita una y otra vez.

Salvo milagros tecnológicos, que están lejos de estar disponibles, y —aún más importante— sin cambios radicales de la matriz socio-económica, esa que se basa en la competencia capitalista en naciones-Estado también en competencia, la transición que llaman verde es imposible por múltiples razones. Menciono tres:

  1. No es posible lo que llaman economía circular para evitar la escasez mineral, no se puede hacer en un sistema basado en la competencia.
  2. No es posible la electrificación del sistema más allá del 50% en menos de 50 años, aunque todos los escenarios de transición verde lo presupongan.
  3. No es posible impedir que el sistema energético se fagocite a sí mismo durante la transición si esta se hace rápida, en menos de 50 años, porque el sistema energético por montar requiere tanta energía que no quedaría nada para mantener la sociedad.

Pero explicar esto requiere tiempo y pensamiento sistémico[1].

Y mientras, como caen cada vez más tejas, seguimos sin querer ver la película, enfrascados en esos 5 segundos o en las 5 horas del Ventorro, donde quizás encontramos a los Messala, sí, pero no al Imperio Romano.

Ilustración: TUUINX.
TUUINX

Notas

[1] Un artículo científico-divulgativo en español donde explico el potencial renovable accesible y sostenible es «Límites y potenciales tecnosostenibles de la energía: una mirada heterodoxa y sistémica«.

Lo de la economía circular es hasta sencillo de entender: usted que me lee es un sistema altamente complejo orgánico, cooperativo a nivel de sus órganos y células —no competitivo ni en pelea, salvo que tenga un cáncer—; usted coordina su flujo de agua, elemento esencial, ciclándolo más de 500 veces. Empezamos, pues, a hablar de economía circular: en vez de beber y expulsar una tonelada de agua diaria (el flujo que necesita), le bastan 2 litros del exterior. Nuestro mundo competitivo cicla el agua menos de 1,1 veces y nada ciclamos más de 4 veces. Pasar a lo que hace Gaia, el superorganismo que construye la biosfera, es pasar a una economía circular de ciclados del orden de miles de veces. Su complejidad es enorme, basada en varias reglas o leyes, una de las cuales nos dice que la base fundamental es la cooperación-coordinación: si alguna de sus células no lo hace, se llama cáncer (puede recurrir a mis libros Reencontrando a Gaia o El Origen de Gaia para profundizar).

Lo de la imposibilidad de electrificación del sistema cada vez me parece más importante. Hemos ido electrificando más y más cosas desde hace más de un siglo. A nuestro sistema le interesa mucho hacerlo y hemos volcado importantes esfuerzos en ello (la complejidad de la red eléctrica nos lo demuestra). Pese a dichos esfuerzos, en 50 años apenas hemos conseguido hacer crecer linealmente la electricidad en el mix energético, y solo lo pudimos lograr porque la Ley de rendimientos decrecientes no se notó tanto como se empieza a notar ahora. La proyección lineal, enormemente difícil de mantener, nos lleva a que la electricidad representaría aproximadamente un 40% a finales de este siglo. Pero los modelos y escenarios que se están haciendo de transición verde que bajan las emisiones rápidamente, asumen que en 2050-2060 la electricidad supere el 60-80% del mix, y hasta se habla del 100% eléctrico-100% renovable. Volviendo a los organismos y su buena organización: usted usa electricidad (potenciales de membrana, por ejemplo, en sus células neuronales), pero es costoso de mantener, sirve para tareas muy complejas, pero en su mix energético personal no llega al 20% de la energía que usted usa. O, dicho de otra forma, la electricidad es un vector estupendo que requiere mucha energía en su infraestructura y uso, es decir, su tasa de retorno energética es baja comparada con otros vectores energéticos. En el imprescindible libro de Ferran Puig Vilar de inminente publicación, aparecerá una discusión sobre esta cuestión.

La autofagocitación de la transición tiene que ver con esto último: el sistema renovable basado en electricidad requiere muchísima energía del sistema, sobre todo durante la transición: usted planifica un parque fotovoltaico y hasta que empieza a producir electricidad pasa un tiempo y bastante consumo energético, y si instala muy rápido muchos parques, la energía neta que llega a la sociedad temporalmente cae y puede hacerlo hasta niveles que ya no puedan sostener a la sociedad. Es como si un león quiere hacerse vegetariano: sus dientes y garras serán inútiles y tendrá que cambiarlos, sus intestinos deberán crecer, su metabolismo cambiar. Y si esto lo quiere hacer durante su vida como individuo (y no a lo largo de miles de años de evolución), dichos cambios le van a costar más energía que la que va a ir obteniendo de la comida, y morirá.

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