El admirable poeta Blas de Otero exclamaba, angustiosamente: “Aquí no se salva ni Dios, lo asesinaron”.
Y el gran filósofo nihilista y también poeta Nietzche decía reflexivo: “Dios está muerto, ¿quién lo mató?: todos nosotros lo hemos matado”.
También solía decir Nietzche: “Todos los dioses deben morir”. Aunque yo pienso que más que a unos dioses concretos se refería a la idea de Dios en cada diferente y singular interpretación de las múltiples religiones que han existido y aún existen.
Pero para mí es imposible asesinar a Dios, simplemente porque no existe, ni ha existido: solo ha existido históricamente la idea opresora de Dios.
Lo que sí se puede matar o asesinar —y de hecho ya se está matando (por fortuna)— es esta idea de Dios, fabricada por algunos hombres para que la asimilaran los demás. Aunque, lamentablemente, se está sustituyendo por una nueva idea de Dios: el consumismo y el crecimiento económico-oligárquico-global-indefinido.
En todo caso, según mi modo de ver, de existir un dios este será —o, mejor dicho, este solo podrá ser— la naturaleza, la biosfera, la Pachamama, nuestro entorno, incluidos en él nuestros semejantes. Este será un Dios que habrá que cuidar y venerar si es que queremos no solo subsistir, sino también vivir bien, saludable y felizmente.
Pero nuestros dirigentes, a los que paradójicamente pensamos que los hemos elegido democráticamente, son los que —aliados sumisos a las megacorporaciones— están asesinando a este Dios, a esta Pachamama, a nuestro entorno natural y saludable. Y es un asesinato cometido, de manera voraz, continua y suicida, por estos dirigentes y megacorporaciones, con un potente enaltecimiento del crecimiento económico-oligárquico-global-indefinido.
En realidad, enaltecer ese crecimiento no es otra cosa que un enaltecimiento del asesinato de todo tipo de vida en la superficie de nuestro planeta, la Tierra.

Sr Julio el gran problema para acabar con el crecimiento constante e ininterrumpido es que habría que acabar con el capitalismo. El capitalismo si no crece perece entonces nadie quiere decrecer: los capitalistas porque el que no crece el mercado lo elimina, los trabajadores porque pierden el empleo.
La gran cuestión es cómo acabar con el capitalismo. Resuelto ese problema se resuelve todo lo demás: deforestación, contaminación, pérdida de diversidad biológica y de la flora, desertificación, incluso hasta con el reemplazo generacional que esta en riesgo hoy en el planeta.
Saludos