Entre las múltiples formas que toma la divulgación de las problemáticas globales, las canciones nunca vienen mal. Le hemos cantado a la paz, contra la opresión, por las libertades individuales, contra el imperialismo o por los derechos de las minorías.
Si bien componer canciones tiene algo de azaroso, versos que se aparecen y te seducen, frases que no las puedes dejar de repetir y sonoridades que te llevan para un lado o para otro pero todas esas cosas se potencian con las intenciones y propósitos que tenemos en está época de crisis sistémicas. Así nació El Compost del Sistema, con amigxs que además de hacer música, son activistas en diversas causas: nos ha unido la lucha por la defensa del agua contra la megaminería pero también la alimentación natural, la bioconstrucción o el torbellino que dejaron los debates de género en Argentina con la “marea verde”.
De las tantas canciones que compusimos desde el inicio quedan en este disco las más específicamente relacionadas con las cuestiones ecosociales:
“Acá hay plata, plomo, plancton
hay plutonio y hay platino
Acá hay cobre, cadmio, cromo
Carbón, bromo y aluminio
En el Planeta B
Lo que allá se pudre
Acá va a florecer”
(en Planeta B)
“El planeta se calienta, se va otro glaciar,
el agua de los ríos ya no llega al mar
Terrícola ATR* todo lo trastocás
Es el antropoceno, ya no hay vuelta atrás”
(en Vertebrados a vibrar)
*expresión en la cumbia que significa “A Todo Ritmo”
“Toda la cultura del consumo
se puede sintetizar
Todo el sistema industrial
post-segunda guerra mundial
Todos los productos derivados del petróleo
acaban como espermatozoides
en microplásticos
plásticos, plásticos”
(en Microplásticos)
En Vertebrados a vibrar como en Yace-extinguió o Quiero ser tu insecto repetimos la formula de animalizar al humano que conceptualmente sigue pensándose por afuera de esta realidad biológica. Y ser claros con que en su afán por el crecimiento industrial deja un reguero de verdades incuestionablemente horribles:
“Y no me eches la culpa
de tu malaria
si rompes mi colmena
o mi telaraña”
(en Quiero ser tu insecto)
“Ya se extinguió el lobo zorro malvinero
Ya lo volamos al guacamayo azul
Ya se extinguieron el dodo y el bucardo
el uro y el kamao y el grandioso mamut
Esta es la sexta gran extinción masiva
desde el rinoceronte en las cavernas de Chauvet
Con tanta soja, incendios y desmontes
difícil se pone ver un yaguareté”
(en Yace-extinguió)
También nos interesa prestarle atención a nuestro territorio, el que cada vez somos más conscientes que tenemos que cuidar. Hay una canción dedicada a los barrios de Puerto Madryn, otra a la playa de esta zona ventosa y otra a la empresa de aluminio más grande de Sudamérica que cumple 50 años influyendo en la vida de la ciudad, Aluar. Esta empresa mide sus contaminantes y entrega informes que no son contrastados ni revisados por nadie (algo por demás común en muchas grandes empresas).
“Nosevaluar las cosas que me escribe
Nosevaluar los números que da
Nosevaluar ni su comportamiento
Nosevaluar ni su salud metaaal
Será que el aire se está poniendo turbio
mejor que alguien nos venga a a-luminar”
(En Nosevaluar)
El disco termina con una bossanova contra la esperanza (que inactiva) y con la pregunta sobre qué podemos hacer para salvar el planeta.
“¿Qué puedo hacer para salvar a la madre tierra?
Voy a enviar un dron letal a una refinería petrolera
Pero se desataría un conflicto y resurgiría el petrofascismo
Destruirían zonas vivas con armas aún desconocidas
Todo quedaría radioactivo con hambre y mucha miseria
Un escenario post-nuclear no era el plan”
(En ¿Qué puedo hacer para salvar a nuestro planeta?)
El disco puede servir para abrir ventanas, generar nuevas metáforas o asociaciones libres, o simplemente para disfrutar lo musical que se fue armando con mucho cariño por las melodías y las sonoridades.
Con el nombre de Humusapiens, este lanzamiento está disponible para escuchar en la mayoría de plataformas y para descargar en Bandcamp.