Casdeiro.
Casdeiro after Geralt (Pixabay), un poster de propaganda de la China de Mao y una foto promocional de la película 'The Mask of Fu Manchu' (1932).

Una respuesta a Indrajit Samarajiva sobre la necesidad de un «supervillano ecomaoísta»

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In aliis linguis

(Réplica del autor al reciente texto de Indrajit Samarajiva «Only a supervillain could stop Climate Change«. Traducida por Manuel Casal Lodeiro.)

Estimado Indrajit:

Creo que tu visión acerca de la situación es bastante acertada. La mayoría de la gente apenas tiene idea de lo seria que es. Sin embargo, no comparto tu visión acerca de cómo podríamos llegar a un mundo satisfactorio, pese a reconocer que no tenemos muchas posibilidades de lograrlo a la manera que yo defiendo. Voy a resumirte esta manera, que está más detallada en mi teoría sobre la transición que he denominado La Vía de la Simplicidad (en inglés, The Simpler Way).

Tal y como tú explicas, estamos deslizándonos hacia un megacolapso a medida que el Capitalismo se autodestruye. Podría acabar significando el fin de la civilización y de unos cuantos miles de millones de vidas [humanas]. No hay nada que se pueda hacer para detener esto, principalmente porque hay muy pocos cargos públicos, gobiernos, economistas, intelectuales o gente común que comprenda que esta situación que vivimos es debida a: 1) haber sobrepasado los límites al crecimiento, como tú dices; y 2) las contradicciones inherentes al Capitalismo que están llegando a su inevitable conclusión. Existe en la actualidad un descontento con el sistema que está creciendo rápidamente, de gente confusa, y que está generando fenómenos como Trump y el fascismo, pero que también conlleva un notable auge en los deseos y prácticas para establecer sistemas locales alternativos, que resultan más evidentes dentro del movimiento por el Decrecimiento. Ahora estamos en plena carrera para ver si esto llega con la rapidez suficiente para poder establecerse en el grado necesario antes de que llegue el momento de los peores problemas y estos impacten con demasiada dureza. Hay buenas razones para pensar que estas tendencias se harán claramente más fuertes con el tiempo, y que permitirán a suficientes personas y comunidades la creación de bastantes maneras alternativas de funcionar de tal modo que puedan construir un mundo sano cuando el polvo se aposente.

No me gusta la perspectiva del surgimiento de un supervillano maoísta, más que nada porque es una manera de pensar centralista. Es el típico error que comenten los socialistas: creer que las soluciones sólo pueden proceder de la cúpula dirigente, y que por tanto debemos luchar con el Capitalismo para tomar el control del Estado, arrebatándoselo a la clase dirigente [capitalista], para a partir de ahí realizar los cambios necesarios. En todas las revoluciones precedentes en la Historia pudo haber sido este el caso, pero no en esta… precisamente porque hemos sobrepasado los límites del crecimiento.

El ritmo de consumo de recursos y de generación de impactos ecológicos sólo se podría rebajar a niveles sostenibles si la mayor parte de la población viviese en comunidades pequeñas, altamente autosuficientes, cooperativas y autogobernadas, en las cuales la ciudadanía consciente disfrutase viviendo de manera muy frugal y ocupándose ellos mismos de los objetivos de sus vidas, dejando atrás la obsesión con la riqueza material, la propiedad, la competencia y el crecimiento económico.

El estudio que realicé sobre el suministro de huevos ilustra esto que digo: descubrimos que el coste tanto en dólares como en consumo de energía de un huevo de supermercado era unas 100 veces el de un huevo producido en el patio trasero de una casa o en una cooperativa local… al tiempo que permitía en este segundo caso que todos los nutrientes se reciclasen en huertas próximas, eliminando así la necesidad de tener una industria de fertilizantes o un sistema de alcantarillado. Ahorros tan enormes como estos se podrían asociar a muchos otros productos e insumos, con el resultado de eliminar en su mayor parte la necesidad de trasporte, marketing, almacenes, cargueros, ordenadores, burocracias profesionales, etc.

Cuando la hora de los grandes problemas se aproxime, las comunidades se irán moviendo en esta dirección… más que nada porque se darán cuenta de que deben hacerlo si quieren sobrevivir. Se verán forzadas a ello a medida que los Estados sean cada vez menos capaces de proporcionarles lo que necesitan. Hay millones de personas, literalmente, que ya están haciendo esto ahora mismo, principalmente movimientos en los países empobrecidos, como los zapatistas, los kurdos o el movimiento Ubuntu y campesino… y dentro de los países enriquecidos, los movimientos de las ecoaldeas y de las Localidades en Transición.

Los gobiernos centralizados no pueden encargarse de esto: no pueden organizar la formación de unas comunidades de este tipo, en buena medida porque la clase capitalista, y todos los demás, percibirían una intención semejante como una locura. Un decrecimiento significativo implica recortar la cantidad de producción y consumo, las oportunidades de inversión y las fábricas, de manera importante, y el Capitalismo no toleraría eso. ¿Qué vas a hacer con los obreros que se queden sin trabajo? Aunque no se reconozca como tal ¡esta es la madre del cordero del Decrecimiento! Aparte de que los gobiernos centralizados seguramente no puedan tomar las decisiones adecuadas para un número muy grande de comunidades muy pequeñas. Así que la visión que generalmente tienen los socialistas está básicamente equivocada: la solución no puede adoptar una forma centralizada. La solución debe provenir, en cambio, del anarquismo clásico, de la democracia autogestionaria y participativa.

Aún habrá un cierto papel para el Estado, pero será diminuto y tendrá poco que hacer, carente de poder, porque las decisiones se tomarán a nivel de la asamblea local municipal. Con todo, estos cambios a nivel estatal únicamente se podrán lograr cuando la revolución esté muy avanzada, y las comunidades ganen fuerza y arrebaten funciones al poder central. Los y las socialistas, así como la mayoría de la gente partidaria del Decrecimiento, creen erróneamente que el cambio a nivel estatal podría darse antes, y que una vez logrado facilitaría que se pusiese en marcha el cambio a través de toda la sociedad, desde arriba. Pero no: esta sólo podrá ser una revolución desde abajo.

El único agente de nuestra salvación no será un superhéroe ni un supervillano: será la ciudadanía normal, preocupada y que sepa juzgar la situación correctamente, que haya llegado a ver que: 1) se necesita un cambio en los fundamentos de la sociedad, y que 2) este tiene que recorrer algún tipo de Vía de la Simplicidad. No está tan claro que no podamos concienciar a un número suficiente de personas así para facilitar esta Gran Transición. Nuestra misión debe ser simplemente aumentar esa concienciación con todas nuestras fuerzas acerca de esta perspectiva de la Vía de la Simplicidad. Es una pérdida de tiempo hacer campañas y peticiones al gobierno para que ponga en marcha unos cambios de este calado, o intentar tomar el poder estatal. Nada se podrá lograr mientras no haya un cambio astronómico en la concienciación y en los valores.

Así pues, la estrategia tiene que ser de tipo anarquista. Consiste en prefigurar, es decir, centrarnos en construir ya algunas de las alternativas que queremos ver en una sociedad posrevolucionaria… en contraposición a intentar tomar el poder en el Estado por medio de la fuerza o de las elecciones. La ventaja de la prefiguración no consiste en que vaya construyendo gradualmente una sociedad buena mediante la sustitución de las estructuras y métodos actuales, sino que sirve para concienciar, para educar. La huerta comunitaria, por ejemplo, es un mecanismo estupendo para hacer que la gente que la visite entienda ciertos temas y sienta cómo es esta nueva visión de la sociedad. Pero, ojo, porque esto no sucederá automáticamente: la huerta y otras iniciativas semejantes tienen que estar diseñadas y gestionadas específicamente como instrumentos educativos. Por desgracia, hoy día hay pocas que lo sean.

Creo que la revolución no está yendo mal. Es más bien caótica y confusa, y podría fracasar, pero llevo implicado en ella 50 años y puedo ver que hemos avanzado un largo trecho. Hay mucha gente harta del Capitalismo y muchísima que se da cuenta a grandes rasgos de la forma que tiene que adoptar su alternativa. Lo que falta por hacer es obvio: aumentar nuestro número.

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1 Comment

  1. Gracias! Me gusta la vía de la simplicidad de Trainer, pero exige un alto grado de estoicismo y resiliencia, cualidades y convicciones que no parece puedan instalarse todavía en las derrochadoras, individualistas y oligárquicas sociedades que habitamos. Entropía obliga no obstante y todo llegará

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