Con motivo del X aniversario de la publicación de la primera edición (en gallego) de la Guía para el descenso energético, la Asociación Véspera de Nada ha considerado del máximo interés liberar el cap. 4 entero de este libro pionero, a un par de meses de las elecciones municipales en el Estado español. Lo ofrecemos a continuación de manera íntegra tal como fue publicado en la edición en castellano, publicada por Ediciones del Genal en setiembre de 2019. Recordamos al público gallegohablante que la versión original ya fue liberada en su momento en su integridad y está disponible para descarga en Galiza.Pospetroleo.com. También puede resultar de interés consultar el wiki Municipios.Pospetroleo.com, nacido a partir de este conjunto de medidas de actuación municipal, trasladadas a los casos concretos de diversos municipios de manera previa a otras citas electorales anteriores, por colectivos activistas locales que encontraron inspiración en este apartado de la Guía.
Aunque las medidas son básicamente las mismas que se publicaron en la versión original, en 2013, y habría con toda seguridad que ampliarlas y adaptarlas a la luz de las lecciones aprendidas con la pandemia de COVID-19, con la situación actual de guerra y de caos climático acelerado, así como otros factores que nos sitúan 10 años después de lo que era posible y conveniente entonces, el grueso de las medidas siguen siendo no sólo pertinente y útil, sino de urgente aplicación. Que los grupos políticos que se presenten a las elecciones municipales del 28 de mayo las hagasn suyas depende de que las vecinas y vecinos de cada localidad presionen para exigir tanto su incorporación a los programas como el compromiso de las candidaturas para llevarlas a cabo.
Nota: para las referencias bibliográficas y a otros capítulos incluidas a continuación, consúltese el libro completo.
¿Qué hacer? Medidas para administraciones locales
Claro que la transición pospetróleo será un proyecto enorme para cada país y para el mundo en su conjunto.
— Richard Heinber, The Oil Depletion Protocol
De la misma manera que no quisimos olvidar los aspectos de la transición que afecten a las empresas privadas, tampoco queremos dejar fuera de esta Guía algunos consejos para las administraciones locales. Probablemente la reacción de estas administraciones públicas sea más importante ante el panorama de descenso energético en el que entramos, en la medida en que las soluciones que adopte la sociedad para vivir sin petróleo tendrán que ser también necesariamente locales, como venimos explicando. Tampoco en este capítulo pretendemos ser exhaustivos ni definir normativas detalladas como las que deberían ser aprobadas por los gobiernos municipales del país. Tras la publicación de la edición original de esta Guía se han ido clasificando y desarrollando cada una de estas propuestas en Internet dentro del sitio web http://municipios.pospetroleo.com y, por lo tanto, remitimos allí a las personas interesadas en profundizar en las medidas con las que las administraciones locales pueden ayudar a un descenso energético menos traumático, así como a consultar en http://www.vesperadenada.org y http://postcarboncities.net/peakoilactions las referencias a diversas localidades del mundo que ya han trazado sus planes para adaptarse a la nueva realidad energética (y climática), toda vez que resulta difícil inventariarlas exhaustivamente pues cada año que pasa aumenta su número a un ritmo acelerado, aunque seguramente no lo suficientemente rápido.
Comenzaremos advirtiendo de que, como es lógico, no se pueden aplicar exactamente las mismas medidas en una ciudad que en un pueblo grande o en otro de apenas mil habitantes, ni tampoco es lo mismo una localidad del interior que una de la costa, una en el entorno de una gran ciudad que otra en las zonas de montaña… Todas las poblaciones tendrán que adaptarse con medidas propias al contexto que nos presenta el fin del petróleo barato y accesible, máxime cuando a lo que este obliga es a adaptarse a los recursos disponibles localmente. En las últimas décadas, con la mundialización capitalista y la hipertrofia del transporte, cualquier población, grande o pequeña, ha tenido a su disposición cualquier producto fabricado en cualquier lugar del mundo y un conjunto parecido de servicios, a pesar de las conocidas diferencias entre las urbes y el mundo rural, claro está. Ahora eso irá dejando de ser viable económica y energéticamente y las gentes de cada lugar tendrán que volver a vivir cada vez más de lo que puedan conseguir en su entorno. En paralelo a este proceso se aguidazarán previsiblemente las diferencias entre el campo y las ciudades, en una primera fase debido a que los centros de poder urbanos irán dejando a su suerte el mundo rural (el habitual recurso a sacrificar la periferia ante una disminución de energía) o incluso buscando activamente su despoblación para facilitar más libremente el expolio de sus recursos naturales, y más adelante porque las ciudades no conseguirán sostener su complejidad, tan costosa energéticamente, y serán progresivamente abandonadas (por lo menos parcialmente, es decir, se verán reducidas) en un retorno masivo de la población al campo (Doldán, 2012a) sin precedentes[1]. Quizás en alguno de nuestros territorios podría intentarse aplicar la estrategia cubana (vid. «Epílogo I») de acercar el campo a las ciudades, en el sentido de poner a producir (como se hacía antaño) el máximo posible de tierras agrícolas en los alrededores de las cidades, lo cual unido a la agricultura urbana podría ayudar a mantener alimentados a los residentes en nuestras áreas urbanas. En la opinión de Gustavo Esteva (Hine, 2013):
Dado que ahora más del 50% de la población de la Tierra es urbana, no podemos producir comida para todos en el campo. Necesitamos producir alimentos en las ciudades. Y lo hermoso de eso es que es perfectamente posible. Hace cien años París estaba exportando comida. Hoy la gente está descubriendo que producir comida en las ciudades no solamente es muy sencillo, sino muy hermoso.
No obstante, esto requiere una firme y convencida decisión política que paralice el desarrollo y expansión urbanísticos actuales y prime la función productiva agroganadera de la tierra, y aun así, esto no podría asegurar la viabilidad de todos los aspectos del funcionamento urbano, solo el alimentario. También se podría pensar en reforestar tierras próximas con el objetivo de suministrar leña, pero es dudoso que alcanzase para la actual densidad de habitantes, que lo hiciese a tiempo y que la mayor parte de los edificios pudieran adaptarse para una calefacción de este tipo.
De todas maneras, lo que podemos hacer aquí y ahora para preparar cualquier localidad desde la administración municipal es partir del grupo de acciones básicas que vamos a presentar en este capítulo, y que como hemos dicho, deberán ser siempre adaptadas a cada lugar y a sus recursos y particularidades. Como es lógico, muchas de ellas hacen referencia al apoyo de otras medidas que las familias y empresas de la localidad deberían adoptar, y en ese sentido, deben ser complementadas con las explicaciones dadas en los capítulos anteriores de esta Guía.
En el web http://municipios.pospetroleo.com se pretende también ir dejando constancia de las medidas que vayan adoptando en la práctica municipios que vayan asumiendo su responsabilidad en este cambio histórico. Por lo tanto, cualquier persona interesada en la acción municipal frente al Peak Oil debería complementar lo que aquí esbozamos en la teoría con esas medidas adoptadas en la práctica por ayuntamientos pioneros en nuestro país y en otros lugares del mundo. Queremos animar encarecidamente a todas las personas que leáis esta Guía y estéis decididas a que el pueblo o ciudad donde vivís se prepare enseguida para resistir las consecuencias del Cénit del Petróleo, del Cambio Climático y crisis asociadas[2], a hablar con vuestro gobierno municipal y con los grupos de la oposición, con todos los concejalas y concejales —pues a todas las áreas afecta—, y por supuesto con el alcalde o alcaldesa para hacerle llegar vuestra inquietud y vuestro deseo de que desde el ayuntamiento se apoyen las iniciativas que el propio vecindario vayáis poniendo en marcha, y también para que estudien la gravedad del problema y cómo va a afectar a vuestro municipio. Para esto tenéis referencias en el citado web (y otros incluidos en la Bibliografía) y podéis contar con nuestra asociación para ayudaros a hacerles llegar documentación de apoyo a vuestros gobiernos municipales; también podéis aportarles estas dos direcciones donde se muestran gobiernos locales e iniciativas ciudadanas ya en vías de transición:
Antes de comenzar a apuntar estas medidas, queremos hacer notar también que un buen número de ellas están dirigidas principalmente a las ciudades, y no tendrán mucho sentido en pueblos pequeños. Esto es debido a que serán precisamente las ciudades las que más tengan que transformarse para sobrevivir a las consecuencias del Peak Oil y, por lo tanto, precisan tomar más medidas y más profundas. En las villas y pueblos rurales llegará con menos medidas, aunque su adaptación —a otra escala— también sea imprescindible. Y, finalmente, otra cuestión que no podemos perder de vista, para juzgar dónde debemos poner más énfasis: el consumo energético que pueda realizar directamente una administración local es pequeño comparado con el que hagan el conjunto de los habitantes de ese municipio (Murphy 2008, 119).
Medidas municipales: Economía
Difundir el conocimiento de la situación entre las empresas.
Dar charlas a empresas de nueva creación y a las ya existentes sobre el Cénit y sus consecuencias, enfocándolas sobre todo en las consecuencias para los negocios y la economía local. Incidir en el concepto de resiliencia.
Dotar al municipio de empresas preparadas para el Peak Oil.
Promover la creación de empresas sostenibles y resilientes mediante un programa específico. Apoyar iniciativas empresariales no dependientes del petrólelo y que suministren productos o servicios de primera necesidad. Incorporar una evaluación de sostenibilidad y resiliencia frente al Cénit al proceso de selección de empresas de nueva creación asesoradas por las áreas de promoción económica del ayuntamiento.
Fomentar la reconversión de empresas para reducir su dependencia directa o indirecta del petróleo, e incluso para reorientarlas a la producción de elementos vitales para la comunidad. Elaborar una guía para esa reconversión, subvencionar auditorías de dependencia, ofrecer asesoramiento para el proceso de adaptación, etc.
Promover la creación de cooperativas en cada barrio o distrito, orientadas a la satisfacción de las necesidades de sus habitantes y en las que trabajen los propios vecinos y vecinas.
Facilitar la reconversion de edificios infrautilizados como centros de negocios para este tipo de proyectos económicos locales, que les permitan compartir recursos y ahorro en consumos (de energía, comunicaciones, etc.).
Ayudar a construir el nuevo mercado relocalizado.
Fomentar la reorientación de las empresas productivas hacia el consumo local.
Apoyar económicamente proyectos empresariales que suministren productos sustitutivos a los importados (de fuera de la ciudad, de fuera de la región o de fuera del país).
Favorecer la creación de empresas de servicios que no impliquen elevados consumos materiales y de energía.
Revisar la política de compras municipales dándole prioridad al abastecimiento en mercados y productores locales. Apoyo a las redes locales de distribución de alimentos, así como a las cooperativas de consumo ecológico y local.
Reforzar el comercio de proximidad, sobre todo lo alimentario y de productos de primera necesidad. Contribuir al estabelecimiento de redes locales de suministro. Asegurar el suministro local de alimentos a la población debe ser la prioridad absoluta del gobierno, y puede ayudar a ello de múltiples maneras.
Fomentar la creación de pequeñas granjas ecológicas urbanas gestionadas por colectivos sociales, destinadas al autoabastecimiento.
En todas aquellas medidas en las que se trabaje con fuentes locales y resilientes, cuantificar el ahorro para el municipio (y para la ciudadanía) que implica usar esas fuentes, como medio para demostrar que las medidas mejoran de hecho la economía del municipio en esta época de dificultades.
Fomentar la integración de las personas en situación de desempleo —sobre todo las de larga duración— en nuevos oficios y servicios para la resiliencia. Ofrecer incentivos para la recuperación de oficios que impliquen reparación, mantenimiento y reciclaje local de materiales usados. Integrar los puntos limpios del municipio con estos servicios.
Crear una especie de marca o etiqueta que visualice la producción local, tanto internamente como de cara al exterior, una especie de “Hecho en X” (nombre del ayuntamiento) que al tiempo que ayude a las personas residentes en el municipio a apoyar los productos locales, proyecte en el exterior una imagen de calidad y producción sostenible.
Poner en marcha alternativas a la moneda oficial.
Crear una moneda complementaria local amparada por el ayuntamiento con la colaboración de las agrupaciones de empresas y comerciantes[3]. Ofrecer como referencia legitimadora otras monedas locales que llevan tiempo funcionando (SOL Violette en Toulouse, Sardex en Cerdeña, Totnes Pound, Ithaca Hours, Toronto Dollars, el real de Villa-real en Castellón, etc. —Asociación Touda, 2013). Defender su contribución para suministrar liquidez (por ejemplo, mediante un sistema de crédito mutuo asociado a dicha moneda) a empresas con capacidad productiva pero escasas de financiación y/o para financiar iniciativas comunitarias de transición y resiliencia. Mediante este sistema muchas pequeñas ciudades financiaron sus obras públicas en la década de 1930, como nos recuerda Bill Mollison (1988, 541).
Crear un banco de tiempo municipal de amplio alcance, complementario con la moneda local. Defender sus beneficios sobre todo para ayudar a personas desempleadas, jubiladas, estudiantes, etc.
Crear una entidad financiera local.
Estudiar la creación de un banco o caja de ahorros municipal o comarcal, cooperativa de crédito o institución similar, que apoye la economía local, por ejemplo mediante la concesión de créditos (basados en el ahorro local) a iniciativas que faciliten la transición a una economía relocalizada, pospetróleo y resiliente. Una de las normas de esta entidad sería que los ahorros de las personas de la localidad (o comarca) serían únicamente prestados a iniciativas del mismo lugar. Estos créditos pueden ser concedidos a bajas o nulas tasas de interés, e incluso ser concedidos en moneda local, si esta se estabeleciese. Al no cobrarles intereses (o ser estos muy bajos) a las personas y entidades a las que les concediera créditos, tampoco podría esta entidad pagar intereses a la gente que deposite en ella los ahorros y, por tanto, el interés de estos depósitos sería indirecto, al permitir fortalecer y dinamizar la economía local en beneficio de toda la ciudadanía. El control y gobierno de esta entidad (por ejemplo, la decisión de a qué proyectos se les concede crédito), deberían ser locales y democráticos, lo cual sería otro incentivo para que las personas le confiasen sus ahorros. Según Bill Mollison (1988) una comunidad que tenga un mínimo de 100 personas económicamente activas puede sostener una entidad financiera local; también insiste, como ya hemos comentado, en que debería tener obligatoriamente unos principios éticos y unas restricciones claramente instituidas (1988, 534). A partir de 30 personas, este autor considera que es factible la creación de una cooperativa de crédito (credit union), aunque la normativa española actual (Real Decreto 84/1993) dificulta la creación de estas entidades a pequeña escala, pues requiere un capital inicial mínimo de un millón de euros, y por lo tanto aquí habría que procurar, tal vez, otros formatos jurídicos.
Esta entidad debería incluir —o colaborar con— un departamento de estudios que analizase la viabilidad de los proyectos que solicitan crédito, y que proactivamente detectara áreas en las que la liquidez abandona la localidad, así como servicios y productos esenciales que actualmente hay que importar y que pudieran ser ofrecidos localmente para promover la creación de empresas o proyectos que se ocupasen de esas necesidades, preferentemente a cargo de personas actualmente sin empleo. También sería interesante que se ocupase o promoviese actividades de formación y de reciclaje profesional en esa misma línea.
Revisar la inversión pública prevista.
Revisar todos los planes de inversión pública municipal bajo un escenario permanente de petróleo caro.
Fomentar la autosuficiencia energética del municipio.
Analizar las necesidades de electricidad (y otras modalidades de consumo energético) en el municipio y las fuentes disponibles localmente.
Estudiar la creación de una empresa municipal de electricidad.
Fomentar económicamente y burocráticamente la generación eléctrica para autoconsumo, tanto de familias como de empresas y otras entidades.
Estudiar la aplicabilidad de modelos de district heating, al estilo del que lleva décadas funcionando en Dinamarca y en otros países europeos, para aprovechar en bloques de viviendas y otros edificios el calor producido residualmente en los procesos de generación eléctrica.
Promover el uso compartido de maquinarias y vehículos, sobre todo los de uso agrícola (tractores, etc.).
Medidas municipales: Urbanismo y vivienda
Revisar la normativa urbanística en clave de Peak Oil.
En las ciudades, sobre todo:
- Desincentivar la construcción de espazos de ocio, consumo o servicios en la periferia. Acercar de nuevo los servicios a la gente.
- Hacer posible para todos los habitantes residir, trabajar, comprar, pasear y tener espacios de ocio en el mismo barrio o en uno contiguo. Repensar la estructura de la ciudad para volver a un modelo de usos mezclados, diversos y densos y a la vida en cercanía; es decir, que estén accesibles a menos de 10 minutos andando: residencia, escuela, trabajo, ocio, comercio y transporte hacia el exterior.
- Fomentar la instalación de paneles solares en los edificios, miniturbinas eólicas y otros sistemas de autoabastecimiento energético, subvencionando su instalación o aportando créditos. Procurar que se haga por medio de empresas locales que trabajen en este sector y con moneda local, de esta existir.
- Promover el aislamiento de las viviendas, su aprovechamiento solar pasivo y penalizar su consumo energético.
- Promover la residencia en el centro de las ciudades: alquiler de casas vacías, alquiler de habitaciones.
- Revisar los PGOM para procurar que no se construya en las mejores tierras para cultivo que posea el municipio, si fuese posible calificándolas con alguna protección.
- Revisar en profundidad toda la normativa para que no dificulte el derecho de las personas a cultivar su alimento, proteger los bosques, disponer de vivienda u obtener agua.
Ampliar y redefinir espacios verdes.
Será necesaria una nueva política de espacios verdes, también con especial sentido en las ciudades:
- Realizar un mapa completo de todas las parcelas de tierra disponibles en el área urbana y periferia. Abrir una oficina de acceso a la tierra.
- Aumentar su número y extensión.
- Remodelar los espacios verdes existentes no históricos hacia aprovechamientos en forma de huertos urbanos.
- Recuperar huertos hasta hace poco (o aún) productivos.
- Fomentar la agricultura urbana ecológica mediante campañas, cursos, incentivos diversos, cesión de espacios (terrenos) y aperos, subvención de semillas, etc.
- Aprovechar parcelas no utilizadas (públicas o privadas) para la creación de huertas urbanas comunitarias.
Reformas para el ahorro y la eficiencia energéticos y de recursos.
Aplicar reformar bioclimáticas y de eficiencia energética a los edificios municipales.
Implantar sistemas de tratamiento de residuos sólidos y de aguas residuales que sean realmente sostenibles y autosuficientes, reconvirtiendo las plantas municipales. Aprovechar el residuo seco obtenido tras el tratamiento de aguas residuales para la agricultura. Compostar y reciclar al máximo, estableciendo plantas de procesamiento local dedicadas a esta función. Promover el compostaje local de todos los residuos orgánicos que se produzcan en el municipio y el empleo del compost así obtenido en la producción local de alimentos.
Promover la creación de servicios comunitarios (de barrio) para reducir el consumo energético particular, por ejemplo: congeladores, centros de procesamiento de alimentos, lavanderías, alquiler de maquinaria y vehículos agrícolas, etc.
Facilitar la conformación de ecoaldeas, aldeas solares y otros proyectos demostrativos de utilidad para la transición.
Poner todas las facilidades posibles a la creación de núcleos pioneros que demuestren modos de vida sin petróleo, mejor si son construidos a partir de aldeas o barrios recuperados, y siempre y cuando tengan el objetivo, no de constituirse en ecoghettos o ecofortalezas, sino de ser centros difusores que contribuyan a acelerar la transformación del resto del zonas del municipio.
Promover la creación de Institutos de Permacultura, Centros para la Resiliencia y entidades análogas que realicen labores de investigación y formación.
Apoyar la creación de granjas de producción agro-ganadero-forestal ecológicas que realicen labores de formación y difusión de este tipo de técnicas. Difundir desde el ayuntamiento todo tipo de prácticas sostenibles en estos sectores.
Disponer un plan de acogida de inmigrantes.
Dado que es previsible que ciertos municipios rurales o periurbanos comiencen a recibir cada vez más personas que abandonan las ciudades, e incluso personas procedentes de otras comunidades autónomas o países, convendría disponer anticipadamente un plan para su acogida e integración, comenzando por locales donde albergarlos temporalmente en caso de necesidad.
Medidas municipales: Transporte
Desincentivar el uso del coche personal y favorecer otros medios de transporte.
Poner en marcha medidas diversas para penalizar y desincentivar el uso del transporte privado (coche). Por ejemplo: penalizar el acceso en coche a áreas de la ciudad donde exista alternativa para acceder con transporte público. Priorizar el acceso a pie o en bici.
Facilitar sistemas de uso compartido de vehículos privados.
Crear o ampliar estacionamientos anexos a las estaciones de autobuses y tren, para promover que la gente salga de y entre a la ciudad por esos medios.
Limitar las zonas de aparcamento en el centro, dando como alternativa el estacionamiento en las afueras y promoviendo la comunicación mediante transporte público.
Implantar tarifas diferenciadas de estacionamiento, en función de los lugares de mayor sobrecarga de tráfico de automóviles.
Crear una red de carriles para bicicletas amplia y útil que permita recorrer toda la ciudad. Facilitar y promover el uso de la bicicleta.
Darle, en toda la ciudad, preferencia a bicicletas y autobuses frente a otros vehículos. Sobre estos, dar preferencia a los peatones.
Dar prioridad en la planificación del uso del suelo y de los sistemas de transporte, así como en su financiación, a peatones y ciclistas.
Aumentar el número y frecuencia del transporte público.
Abaratar las tarifas del transporte público para todos los ciudadanos, haciéndolo gratuito o casi gratuito para los colectivos más desfavorecidos.
Mejorar la eficiencia en el transporte urbano y de mercancías.
Modificar el mayor número posible de buses urbanos para que funcionen con aceite reciclado. Promover una red de recogida de aceite usado doméstico, en los negocios de restauracion, comedores de centros públicos y de trabajo, industriales, etc., para reciclarlo en una planta local que abastecería a estos buses.
Hacer un estudio para evaluar la posible eficiencia energética de un sistema de microbuses bajo demanda complementario a las líneas permanentes. Estudiar en cada línea y horario si es más eficiente la sustitución de buses por microbuses más frecuentes.
Incentivar un transporte de mercancías dentro de la ciudad que optimice recorridos para ahorrar combustible (empleando, por ejemplo, sístemas informatizados), con camiones más pequeños alimentados con aceite vegetal local en la medida en que vaya estando este disponible, y mediante trenes para la salida/entrada de mercancías de la ciudad.
Medidas municipales: Fiscalidad
Política fiscal para la transición energética.
Revisar todos los tributos municipales para penalizar aquellas actividades que obstaculicen la transición energética, y rebajando o anulando las tasas a aquellas que la favorezcan.
Favorecer fiscalmente las empresas que faciliten el teletrabajo para evitar el desplazamiento de sus trabajadores de fuera de la ciudad.
Favorecer fiscalmente el alquiler y uso compartido de equipamiento como alternativa a la venta, y para favorecer la ampliación de la vida útil de los productos y maquinaria.
Desincentivar también fiscalmente el uso del coche.
Aumentar de manera importante las tasas de vehículos a motor para los coches, con excepciones debidamente justificadas cuando no exista alternativa de transporte municipal.
Apoyar fiscalmente la economía local.
Aceptar pago de los impuestos municipales en la moneda complementaria municipal, si esta existiese.
Reducir la fiscalidad a los comercios de cercanías y pequeñas tiendas, sobre todo de alimentación y productos de primera necesidad.
Restringir los lugares destinados a publicidad comercial, por ser de los que se aprovechan mayormente las grandes marcas y distribuidoras y, en cambio, promover campañas a favor del comercio local. Fomento de un cambio cultural con respeto al consumo.
Medidas municipales: Difusión, concienciación ciudadana y otras
Difundir el problema y todo lo preciso para el cambio social.
Convocar reuniones lo antes posible con todo tipo de asociaciones, empresas, centros de enseñanza, medios de comunicación local, etc., explicando claramente los posibles escenarios a los que se enfrentarán. Presentar una moción pública sobre el asunto, marco para todas las actuaciones aquí sugeridas y otras que hubiere.
Puede ser útil en este proceso de concienciación instalar paneles informativos en lugares estratégicos de la ciudad con lemas sobre el Techo del Petrólelo y a favor del ahorro energético, e incluso instalar en un lugar de mucho paso de vehículos un panel LED alimentado por energía solar que muestre el precio del barril de petróleo de manera actualizada o gráficas de su evolución en diferentes períodos (1 mes, 6 meses, 1 año, 5 años).
Colaborar activamente para que se realicen charlas, jornadas, actividades formativas, actividades escolares, proyecciones de documentales, debates públicos, publicaciones, etc., sobre los siguientes temas:
- El Cénit del Petróleo.
- El ahorro energético.
- La resiliencia comunitaria.
- Habilidades útiles en un mundo sin petróleo.
- Agricultura natural/ecológica/tradicional/regenerativa.
- Permacultura.
- Decrecimiento.
- Autoproducción y conservación de alimentos.
- Compostaje casero.
- Alimentos silvestres de la localidad.
- Otros aprovechamientos útiles de las plantas locales (para tintes, fitoterapia, jabón, etc.).
- Manejo apropiado y sustitución de tóxicos en el hogar.
- Etc.
Crear una guía local de personas con conocimientos en todas esas áreas.
Fomentar la cultura de compartir vs. propiedad individual.
Fomentar la cultura de que solo es preciso poseer aquello que es verdaderamente personal, y que el resto es más eficiente compartirlo (bienes comunitarios) mediante alquiler y otros sistemas.
Fomentar la autogestión.
Promover la investigación y la difusión en el terreno del autogobierno local, de la autogestión de las comunidades, de la democracia directa y de todas las metodologías de utilidad para facilitar que todas las parroquias y barrios puedan tomar en sus manos sus propios asuntos, de una manera coordinada.
Facilitar la creación y la financiación de las iniciativas y organizaciones de base social y comunitaria (vecinal, parroquial, de barrio, etc.) cuyo objetivo sea aumentar la resiliencia de la comunidad y poner en marcha la transición pospetróleo.
Crear un marco y un local de referencia para estas medidas.
Crear un centro municipal de referencia permanente sobre estas cuestiones, a modo de granja-escuela urbana, centro de experimentación y difusión, centro de demostración de técnicas sostenibles, de asesoramiento, etc. Preferiblemente localizado en algún espacio ya existente e infrautilizado o utilizado para otras cuestiones menos prioritarias. Podría crearse una especie de Agencia Municipal para la Transición Energética.
Unirse a la red de Ciudades en Transición (Transition Towns).
Adoptar el Oil Depletion Protocol (Protocolo de Uppsala o de Rimini).
Defender la soberanía/autosuficiencia alimentaria del municipio.
Declarar el municipio zona libre de transgénicos: prohibición de los transgénicos para conservación de la biodiversidad y la independencia de empresas e insumos de fuera.
Crear bancos municipales de alimentos y productos de primera necesidad. Los alimentos deberían venir preferentemente de las huertas locales, particulares o comunitarias, y de los excedentes de las empresas de alimentación locales.
Crear bancos de tierra para poner en contacto a propietarios de fincas potencialmente productivas y a personas interesadas en la producción hortícola pero que no dispongan de tierra, en coordinación con dicha oficina de acceso a la tierra.
Crear comedores sociales para que las personas que no tengan recursos se puedan alimentar, dotados con alimentos procedentes de la localidad. Podría funcionar de manera voluntaria y a base de donaciones o bien integrarse en el sistema de moneda local, aceptándola como pago por las comidas y pagando con ella a las explotaciones agrícolas locales y tiendas que suministraran alimentos. Después, estos productores y comercios podrían pagar con ella a las propias personas necesitadas a cambio de ayudas esporádicas en sus negocios.
Crear centros públicos de procesado de alimentos para poner a disposición de la ciudadanía aparatos para la esterilización y la fabricación de conservas de diverso tipo.
Crear laboratorios municipales o comarcales para servicios de análisis básico de suelos, alimentos, compost, agua, combustibles líquidos o gaseosos, residuos, niveles de radón, presencia de metales pesados y otros.
Crear seguridad no dependiente del petróleo.
Crear una unidad ecuestre de la policía local y otra que utilice bicicletas para sus desplazamientos (si la orografía local lo permitir), tal y como ya existen (tanto de un tipo como del otro) en otras localidades del mundo.
Fomentar la eliminación temprana de residuos domésticos peligrosos.
Debido a las dudas acerca de la futura capacidad de los ayuntamientos para hacerse cargo de la idónea recogida y tratamiento de los diversos tipos de residuos domésticos de carácter tóxico (vid. «Liberar nuestro hogar de contaminantes de alto peligro»), hace falta promover una erradicación precoz de todos estos elementos de las casas para minimizar su generación en forma de residuos en el futuro, con los consiguientes riesgos que podrían suponer de contaminación ambiental y para la salud del conjunto de vecinos y vecinas. Promover campañas de educación y concienciación ciudadanas sobre este tipo de elementos tóxicos presentes en los hogares y para su eliminación o sustitución por otros en no tóxicos.
Descentralizar el ocio.
Distribuir por los barrios o parroquias las actividades de ocio, y poner en marcha en el propio municipio actividades de ocio que faciliten que la gente no tenga que desplazarse fuera para asistir a conciertos, fiestas, obras de teatro, y cualquier otro tipo de actividad cultural, deportiva o de ocio. Aumentar la oferta y diversidad de actividades de ocio.
Notas
[1] …Sin precedentes en la época moderna, al menos, ya que en todos los colapsos de anteriores civilizaciones se dio un proceso de abandono de las urbes (Tainter, 1988).
[2] Como pertinentemente ha señalado Antonio Turiel, aunque se habla cada vez más en ámbitos sociales y políticos de emergencia climática, la verdadera emergencia en la que estamos es energética; abordar el Cambio Climático es en realidad una urgencia, no una emergencia, que por definición es imprevista. Hoy en día es comúnmente aceptado que hay que actuar sin dilación para frenar o mitigar el calentamiento planetario, pero no sucede lo mismo con el declive de la energía fósil, mucho más desconocido y sobre el cual persisten mitos que impiden actuar, como el de que las energías renovables podrán sustituirla.
[3] Como se vio en el caso de la moneda local barcelonesa, resulta mucho más conveniente, para evitar ataques mediáticos y políticos, no crearla desde el ayuntamiento sino desde la sociedad civil, y después apoyarla a nivel institucional (véase el ejemplo de la turuta de Vilanova i la Geltrú).
¡Ay cuantos nuevos agricultores veremos aparecer, que ellos mismos ahora no saben que lo acabarán siendo!
¡Que hermoso es el compartir y repartir los frutos que nos da la tierra!
Y que belleza se halla en ver crecer las nuevas plantas y cuan generosa es la Naturaleza que nos proporciona nuestro alimento. Con algún esfuerzo de nuestra parte y el trabajo de las plantas obtenemos lo que nuestro cuerpo necesita.
Descubrir este mundo agrícola considero que es una de las experiencias más gratificantes y reveladoras que haya experimentado.
Espero que asi mismo, los futuros nuevos campesinos puedan y sepan encontrar este mismo disfrute y goce.