Tuve tiempo una vez:
El día inmenso
El mar de roca
Ondas recorriendo la pradera.
El sol era inagotable
Y cada ave canora
Engendraba melodía.
Cada paso era
Solidario de un suspiro
No había urgencia
No había ansia
No había –en fin-
Moneda ni curso legal.
Mas, heme aquí,
Picando piedra
Para construir muros
De mi propia cárcel.
A veces soy lo que queda de mí
¡Pobre motor!
Siento a los pájaros piar hasta la extinción
-sube el precio de los carburantes-
y a los imbéciles reproducirse
-eso lo siento aun más-
y votar.
Creen que el dinero se imprime
Pero no saben
Que el papel es árbol
Que el árbol es agua
Que el agua es vida
Y tiran aceite a las acequias y regatos
¡Id pues a la imprenta y comeos los rodamientos,
pandilla de economistas!
Y ahí van,
manifestándose por el Iphone nuestro de cada día.
Hacia los templos comerciales
Consumiendo,
Consumiéndose,
Consumiéndonos…
Pacta sunt servanda
Sin prisa pero sin pausa
Con interés compuesto
Hasta lo más hondo
Hasta la nausea.
Socava y socava
Perfora y machaca.
La sangre tuya
Me la contratas.
Que si la tierra es mía
Mía es la entraña.
Mío es el aire
Mías las aguas.
Mío es tu cuerpo
Mía tu alma
¡Yo soy la bestia
que mucho mata!
Mientras haya tiempo
respirad precisos
el aire fresco,
dibujad en el agua
pájaros del cielo,
madurad al sol
vuestro trigo tierno,
ved danzar tranquilos
árboles al viento,
sentid el aroma
de un buen libro viejo,
dejad que el camino
os hable en silencio.
Mientras haya tiempo.
Mientras haya tiempo.
