(Publicado originalmente en Resilience.org. Traducido por Manuel Casal Lodeiro.)
Hace poco me contactó un chico escocés, Callum Alexander, que tenía algunas preguntas acerca de la energía renovable. Me pareció que eran preguntas interesantes que podrían surgirles a otras personas, así que le pedí permiso para publicar nuestro diálogo, que reproduzco a continuación.
Callum: Si reemplazas una central de generación de electricidad alimentada con carbón o gas con un parque eólico o solar, o con las dos cosas (con una fuente de energía de respaldo fiable), ¿se reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero totales o puede que se incrementasen?
Richard: Lo más probable es que las emisiones se redujesen de manera significativa, aunque el grado de reducción dependería de dónde proviniese la energía de respaldo (existen varias opciones: baterías, centrales de gas natural, producción y almacenaje de hidrógeno…). La solar y la eólica ofrecen reducción de emisiones; no obstante, su adopción generalizada está limitada por la intermitencia, los requirimientos materiales y de ocupación de terreno. Así mismo, la eficiencia de los generadores eólicos y solares depende de su ubicación. Así pues, el análisis es complicado. Cada caso hay que evaluarlo de manera separada.
C: Si comparas el ciclo de vida completo de un vehículo alimentado con combustibles fósiles y uno eléctrico, o que funcione con biocombustible, o uno de hidrógeno, contando desde la extracción de los recursos hasta más allá de la vida del coche… ¿cuál de ellos produce más emisiones de gases de efecto invernadero?
R: Pues sería una carrera apretada entre el vehículo movido con combustible fósil y el de biocombustible, para llevarse el premio a la mayor cantidad de emisiones, ya que la mayoría de los biocombustibles utiliza más energía en su producción de la que proporcionan. Los análisis del ciclo de vida (LCA en inglés) muestran que los coches con batería emiten menos en conjunto, incluso considerando la minería, etc., e incluso si la electricidad que usamos para recargarlos procede de una central de gas. Con todo, esto no quiere decir que los coches eléctricos sean sostenibles en un sentido ecológico, porque requieren materiales que se están agotando y que serán, en algunos casos, difíciles de reciclar.
C: Si el mundo entero adoptase de la noche a la mañana una energía 100% renovable, ¿qué crees que pasaría?
R: No tengo claro que ese sea un experimento mental útil, porque asume algo (la factibilidad de una transición energética completa) que es exactamente lo que está en cuestión. La transición no puede ocurrir por medio de una varita mágica; requerirá inversión, tiempo y soluciones intermedias. El análisis que hemos realizado en el Post Carbon Institute sugiere que la escala es la principal barrera: sólo marcándonos como objetivo un sistema energético global más pequeño (al menos en los países industrializados) será factible la transición. E incluso en el mejor de los casos, el resultado final será un sistema energético que no soportará el tipo de economía que tenemos ahora: es decir, una economía basada en la manufactura y distribución mundializadas y en constante crecimiento de la población y de la producción industrial.
C: Si construimos la cantidad de paneles solares, turbinas eólicas y baterías de almacenamiento eléctrico que se predicen para 2050, ¿crees que seremos capaces de cumplir el Acuerdo de París?
R: Las predicciones de despliegue de la capacidad eólica y solar están basadas en las tasas y tendencias actuales de instalación e inversión, junto con las tendencias actuales en cuanto a economía y consumo energético. Si esas tendencias continúan, entonces no hay ninguna esperanza de cumplir los objetivos de París. Solamente si restringimos de alguna manera el consumo total de energía al tiempo que construimos las alternativas habrá alguna vía realista.
C: Si la demanda de energía verde aumenta, ¿aumentará también la demanda de combustibles fósiles? O sea, ¿las fuentes de energía verde reemplazan de verdad a las fósiles o no?
R: Una demanda más alta de generadores solares y eólicos requeriría más energía fósil para la extracción minera, para la fabricación de los paneles y turbinas, para su trasporte e instalación. Únicamente si los otros usos energéticos de la sociedad (para fabricar bienes de consumo, viajes, etc.) se redujesen significativamente a lo largo de la transición podrían las emisiones de GEI disminuir de verdad.
C: ¿Cuánta tierra crees que hará falta para satisfacer la demanda de energía verde?
R. Eso depende del consumo total de energía que haga la sociedad. Si de algún modo consiguiéramos suministrar tanta energía a partir de renovables como hoy obtenemos de los combustibles fósiles, los requisitos a nivel de territorio serían muy significativos y tendrían un impacto negativo sobre la vida silvestre e incluso, en algunos casos, sobre la agricultura. Ese es un argumento más para reducir la demanda total de energía.
C: Los coches eléctricos, de biocombustible y de hidrógeno ¿nos ponen de algún modo más difícil librarnos de la potencia de los combustibles fósiles?
R: Algo que podríamos hacer dentro del sector del trasporte para facilitar y acelerar la transición sería reducir el trasporte en ciertos modos, particularmente el aéreo. Algunos vehículos se pueden electrificar de una manera práctica (bicicletas, coches), mientras que otros no (aviones, barcos, grandes camiones). Los biocombustibles son un callejón sin salida desde el punto de vista ecológica, y el hidrógeno es problemático porque se fuga tremendamente rápido y porque producirlo es ineficiente energéticamente. Los combustibles sintetizados a partir del hidrógeno solucionan el problema de las fugas, pero son aun más ineficientes. Así que… hay alternativas, todas ellas efectivas en el laboratorio, pero todas y cada una de ellas adolecen de inconvenientes cuando se trasladan a una escala mayor. Esta es la razón por la cual necesitamos reducir el trasporte y relocalizar nuestras economías tanto como sea posible. Y al tiempo, deberíamos priorizar el trasporte público y las bicicletas sobre los automóviles del tipo que sean, porque las bicis y los sistemas de trasporte público bien diseñados utilizan mucha menos energía y materiales que los coches, incluidos los eléctricos.
C: ¿Me puedes decir cuánta energía se necesita para fabricar un solo panel solar o una turbina eólica?
R: Depende del dispositivo concreto. Puedes buscar tú mismo esta información en la WWW, buscando por «solar panel LCA» [análisis del ciclo de vida de un panel solar]. Los paneles solares de hoy día producen mucha más energía a lo largo de su vida útil que la que se utiliza para la minería de sus materiales, su trasporte, etc. Sin embargo, debido a la intermitencia inherente a la luz solar, los balances energéticos de coste/generación se tienen que calcular al final a nivel de sistema. Es decir, tienes que incluir el coste energético de las baterías, la trasmisión, etc. Al hacer esto se reduce de manera importante la energía devuelta en función de la energía invertida, es decir, la EROEI [TRE en castellano, tasa de retorno energético] de las renovables.
C: Comprendo que si defiendes la energía verde como político, eso te va a atraer millones de apoyos y votantes. Sin embargo, ¿tú crees que los políticos entienden el impacto de fabricar [sic] energía verde?
R: Por lo general, no. No lo comprenden.
C: Yo personalmente creo que quemar biomasa para obtener energía es insostenible y podría empeorar aun más la crisis climática. ¿Qué opinas acerca de esta opción?
R: A pequeña escala, es algo que hemos venido haciendo durante cientos de miles de años. Una vez más, el problema reside en la escala. Sencillamente no podemos tomar una proporción de energía que sea significativa (para nuestra actual escala de consumo) a partir de la biomasa, o de lo contrario acabaríamos quemando toda la Biosfera.
C: ¿Crees que la energía nuclear o la geotérmica son soluciones viables a la crisis energética?
R: Estoy más a favor de la geotérmica (vivo en el norte de California, donde una buena parte de nuestra electricidad procede de una planta geotérmica local). Los riesgos ambientales están relativamente limitados. La nuclear es mucho más problemática: el problema del almacenamiento de los residuos no se ha resuelto, y cuando algo va terriblemente mal (como en Fukushima), el resultado se nos va de las manos.
C: ¿Qué otras formas de energía son alternativas viables a la eólica, la solar, la biomasa y a los combustibles fósiles?
R: A pequeña escala, la microhidráulica puede resultar útil. La hidroeléctrica de gran escala produce por supuesto más energía, pero también mayor daño ambiental y muchas de las mejores ubicaciones están ya tomadas. Existen algunas ideas interesantes para colocar turbinas eólicas en cometas gigantes que alcancen la estratosfera inferior, pero no hay proyectos comerciales todavía. Lo mismo podríamos decir de colocar paneles solares en el espacio, trasmitiendo la electricidad mediante rayos hacia la Tierra. Más allá de esos ejemplos, ya entraríamos en el terreno de la especulación, donde también se situaría, desde mi punto de vista, la fusión nuclear.
C: Si algunos materiales (como las tierras raras y los metales escasos) que son necesarios para fabricar paneles solares, aerogeneradores y baterías eléctricas se agotan en unas pocas décadas, ¿qué crees tú que pasará?
R: Podemos mejorar nuestro reciclado de materiales, pero muchos se degradan a medida que son reciclados, y otros se utilizan apenas en trazas, lo cual hace impracticable su recuperación. Al final, tendremos que volver a un mundo no sólo de energía renovable, sino en gran parte de materiales renovables, y eso implicará un modo de vida más lento y en contacto más estrecho con la Naturaleza. Con suerte pasaremos un periodo de transición en el que reduciremos nuestra población y nuestro uso de energía y materiales en paralelo a una minimización de las bajas y a una preservación de lo mejor que los seres humanos hemos logrado a lo largo de estas pocas décadas de anómala abundancia energética.
C: No sé si me he dejado algo…
R: ¡Buenas preguntas! Y buena suerte.