(Continuación del artículo publicado recientemente en esta misma revista.)
Veíamos hace poco en El País y otros medios, que nuestros esfuerzos por intentar introducir —en el mejor de los casos— alguna entradilla en el plan del PSOE para la ley de Cambio Climático en este país, coincidían en el tiempo con la publicación de los primeros datos de la ley europea que la Comisión Europea estaba presentando al Parlamento Europeo sobre el mismo asunto (cada uno por su lado).
Entre las cosas que recalcaban los dirigentes europeos del tema (veo la cara de Arias Cañete y se me atraganta seguir), era su voluntad de reducir las emisiones de CO2 a cero para 2050, pero mientras pensaban poder seguir creciendo un 2% en promedio en el PIB europeo, de ahora al años 2050. Es decir, sus preocupaciones lo dicen todo: el PIB y su crecimiento es intocable …y luego ya veremos esto de los humos del CO2. Para ello, se basaban en los últimos cacareados logros de la Union Europea sobre estos dos factores, al parecer, los únicos que existen en el planeta como riesgos. Es una forma de tratar la desmaterialización de la economía, con la misma credulidad que un niño ve desaparecer un elefante a manos de David Copperfield.
Por supuesto, el decrecimiento sigue siendo una blasfemia y tabú para el sistema.
Así que me puse a analizar con datos y me salió esto:
Vemos que la correlación entre energía y emisiones de CO2 en el mundo en los últimos 53 años es casi absoluta. Si consumimos más energía, emitimos más CO2.
Si miramos ahora las dos variables que la UE analiza —PIB y emisiones— y nos recluimos en la Unión Europea, tenemos esto:
Y aquí es dónde sacan pecho los dirigentes europeos, que han reducido ligeramente las emisiones, aunque bien es cierto que ha sido debido también, en parte, a que el PIB de los últimos años ha quedado algo estancado, seguramente más por necesidad que por voluntad.
Veamos ahora qué ha pasado en el resto del mundo en las dos variables que únicamente importan a la UE:
Aquí las cosas no pintan ya tan prometedoras como para hacer extensivas las políticas de la UE al resto del mundo (seguir aumentando el PIB y reduciendo las emisiones al nivel que pretende la UE) cuando se ven a nivel mundial.
Parece que parte de los logros de la UE se pueden haber conseguido a base de enviar la mierda de las emisiones en forma de traslado de la actividad económica de alto poder contaminante y bajo valor añadido a países del llamado Tercer Mundo.
La convergencia que se aprecia en los últimos años, se ha podido deber a dos factores que intentaré explorar más en detalle en algún otro momento: uno es que el mundo en general, mientras ha seguido aumentando su consumo de combustibles fósiles sin parar, ha ido sin embargo, tendiendo a cambiar el mix energético a menos carbón y más gas y petróleo, que emiten menos por unidad de energía producida. La otra razón, se puede deber a que en los últimos años, especialmente desde la última gran crisis económica del 2008, el abandono del dólar y la puesta en marcha de la máquina de producir billetes sin respaldo físico, han conseguido el milagro de tener más moneda en circulación que no se corresponde con el mundo real, sino el puramente especulativo, pero que entra en la contabilidad del PIB.
Así las cosas, ahora trazamos las curvas que la UE espera lograr en su nueva ley hasta el 2050, de los dos sagrados parámetros que le importan.
Si uno ve esto, piensa que las curvas pueden seguir la trayectoria que llevaban los últimos años, hasta el 2050 y todos tan contentos. Seguro que los dirigentes europeos —y también algunos expertos como Mark Z. Jacobson o Greenpeace— piensan también que podría ser posible, según sus estudios.
Pero veamos ahora cómo quedarían las políticas más ambientalistas de la UE si las aplicamos al mundo entero, sobre las mismas premisas (2% de crecimiento anual de PIB y reducción de las emisiones gradualmente a cero (con objetivos en los años 2030, 2040 y 2050 extrapolados):
Y aquí es donde se desvela y revela la falacia del programa de la UE, cuando se aplican al mundo. Hay un cambio tan radical de dirección, sobre todo en las emisiones de CO2, que resulta hasta tragicómico. Se arrancaría un proceso de desmaterialización de la actividad económica mundial que no resulta ni mínimamente creíble. Es un cambio de sentido de 180º cuando la economía va a 120 km/h.
A todo esto, sin mencionar ni una sola palabra sobre cómo se va a lograr en detalle. Ni una sola palabra de cómo vamos a reemplazar la maquinaria pesada para minería y para obras civiles.
De cómo vamos a electrificar las redes ferroviarias del mundo, cuando el continente más rico y desarrollado con la energía barata, tiene solamente el 50% de sus redes electrificadas.
Sin una sola palabra de cómo esperan movilizar sus fuerzas armadas con movilidad eléctrica o con transportadores de energía como hidrógeno o P2G.
Ni una sola palabra sobre los planes para la aviación civil, que ha batido recientemente el record de más de 200.000 vuelos comerciales en un solo día con más de 19.000 vuelos simultáneamente en el aire, y orgullosos de seguir creciendo. Ni de cómo se le va a trasmitir esto a la industria aeronáutica.
Ni un solo análisis de cómo mover toda la flota mercante mundial y la flota pesquera sin combustibles fósiles.
Ni un sólo análisis de como mover los 75-80 millones de tractores, otros muchos millones de cosechadoras, remolques, bombas de riego, motocultivadores, etc. etc. de la agricultura mecanizada.
Ni una sola información de cómo hacer todo esto en un mundo de combustibles fósiles decrecientes, con la TRE decreciente, pero que se necesitarán a montones cuando se intente hacer el despliegue masivo de modernas renovables de también muy baja TRE y de despliegue y generación muy dispersa y muy intermitente. Ni una sola cita a cómo se conseguirá el almacenamiento masivo de energía eléctrica para evitar el problema gigantesco de las intermitencias.
Ni una sola cita a un esfuerzo para reducir nuestro consumo discrecional y absurdo, como el que se nos viene cada Navidad, con luminarias y gastos superfluos espantosamente grandes. Ni una sola referencia a cómo reducir nuestro consumo, cómo prescindir de cosas, cómo decrecer con dignidad. Nada. Nada de esto.
Es asombroso.
Conclusión
Advierto de que he utilizado más arriba dos tipos de datos sobre las emisiones de CO2. Uno de ellos, con cifras más bajas, lo ofrece BP. El otro, para Europa, lo ofrece la European Union Greenhouse Inventory, que da dos tipos de datos: uno más elevado y otro menor con el llamado descuento del LULUCF Land Use, Land Use Change and Forestry. Si hubiese mirado el IPCC daría otro dato ligeramente diferente. Es como los datos del PIB: si se miran los del Banco Mundial hay con US$ corrientes, con US$ PPP (Purchasing Power Parity) y luego los datos del FMI y los datos de algún otro banco, que también difieren y a veces no poco.
Pero lo que pretendo mostrar, más allá de ligeras diferencias en las curvas, es que el giro copernicano que pretende la UE para Europa (los telediarios están una y otra vez con lo de bajar a 0 emisiones en 2050, y hay algún otro país que dice que lo hará para 2040), es que eso es un U-turn imposible, desde un punto de vista físico, a poco que se examine y se entienda de dónde salen actualmente las únicas esperanzas de descarbonización, que son las modernas renovables.
Estos sistemas no renovables que captan parcialmente y durante un tiempo limitado flujos renovables, siguen fabricándose, instalándose y manteniéndose exclusiva o muy fundamentalmente con energía fósil, sin esperanza de cambiar en el futuro a ser totalmente autoabastecidas y con el agravante de que hay que hacer una inversión energética enorme de arranque (que sera prácticamente fósil) para luego recuperar en 25 años algo mas de lo invertido (y menos cuanto más baja sea la TREext). Con una tasa de retorno por debajo de 5:1 —y no digamos si fuese de 1:1— ya no merecería, a mi juicio, realizar ningún esfuerzo de despliegue masivo, porque implicaría una clara aceleración de consumo de combustibles fósiles que, además, habría que ver cómo se vuelven a reproducir cuando esas plantas terminen en la basura en dos décadas y media.
Así que, antes de hablar tanto y tan pomposamente en todos los medios de descarbonizar a cero en 2050, uno tiene que pensar, si es medianamente honrado, qué va a hacer con la aviación mundial, qué va a hacer con la agricultura mecanizada mundial, qué va a hacer con el transporte terrestre y marítimo mundial, qué va a hacer con sus fuerzas armadas… Y plantear este asunto físico y asegurarse de que tiene solución eléctrica o con transportadores de energía como el hidrógeno o el P2G, pero con algo más serio que las especulaciones de Jacobson o de Greenpeace. O, de lo contrario, debe plantear ya, de una vez por todas, que hay que bajarse del burro del consumo y ver cómo seguimos andando. Hablar, sencilla, clara y duramente, de Decrecimiento.
Don Pedro
Ciertamente usted se maneja con cifras, e indudablemente ellas (como metodología de análisis), ayudan a ilustrar de manera bastante objetiva un determinado aspecto de cualquier situación. Pero ello a su vez tienen el inconveniente de que se dejan de lado otros aspectos también conectados, sobre los cuales en muchos casos no existen cifras. Por ello, al introducir cifras, uno tiende a enfocarse en un ancho de banda de alguna manera restringido. En este caso, la magnitud del problema va mucho más allá de la emisión de CO2 como resultado de la actividad humana y la descarbonización de la economía como objetivo general.
Para no perder de vista parte de la amplitud e implicancias de una determinada situación, prefiero llevar a cabo un análisis del estado actual de un proceso, los mecanismos que están generando y/o manteniendo ese determinado escenario y a partir de ello de alguna manera tratar de hacer una muy gruesa proyección.
Lo primero a considerar es que ya tenemos unas 410 PPM de CO2 equivalente, lo que implica que el proceso de calentamiento y cambio climático es temporalmente irreversible dada la permanencia normal del CO2 en la atmósfera y la evidencia del pasado que da una idea de los escenarios climáticos correspondientes a niveles similares de CO2. Si vamos a aceptar el análisis técnico y científico sobre este tema, debemos aceptar que el proceso será imparable por los próximos siglos. Sea lo que sea lo que logremos al respecto en esto años y los venideros, sólo evitará que el planeta se siga calentando mucho más allá de los niveles ya vistos en el pasado, en un futuro no tan distante. Los resultados de los esfuerzos actuales sólo comenzarían a notarse tal vez pasados unos 150 o más años, cuando gradualmente, y eventualmente, el planeta pueda comenzar a volver a los niveles de CO2 previos a la Revolución Industrial, si los esfuerzos se llevan a cabo con éxito.
Independiente de las proyecciones que se mencionan en el párrafo anterior, la pregunta de fondo implícita en el artículo sería si existe alguna manera de efectivamente descarbonizar la economía y con ello, eventualmente dejar de emitir CO2 a tasas cuyo impacto ambiental es un inevitable cambio climático global.
En mi opinión, y ciertamente esta materia es enteramente materia de opinión, el sistema actual de la Humanidad simplemente no puede descarbonizarse, así de simple. Su esencia son los combustibles fósiles, y simplemente no puede existir sin ellos, o incluso su consumo limitado/restringido es incompatible. Tampoco se puede transitar gradualmente hacia a un sistema diferente, como el que se requiere, dónde el crecimiento infinito no sea un aspecto esencial ya que la propuesta esencial del sistema, el sueño americano, que además se ofrece como un derecho, sólo ha llegado a menos de un 20% de la población. Por otro lado, se requiere un nuevo Sistema que implica toda una nueva y radicalmente diferente estructura conceptual de base. Algo así como toda una nueva filosofía, una nueva estructura de valores y nuevas razones para vivir y/o levantarse cada día, de lo que fácilmente resulta posible concluir que es otro imposible.
Por otro lado, todo lo que tenemos hoy en energías alternativas ( como usted destaca) es sólo posible gracias al gigantesco subsidio de los combustibles fósiles. Las energías alternativas son en realidad “una pomada”, pues un sistema como el vigente es inviable si sólo se cuenta con ellas para funcionar.
Ahora, si nos enfocamos en cómo concretar la ilusa posibilidad de, “de alguna manera” limitar efectivamente la emisión de CO2 a nivel global, un primer requisito obligado sería que se eliminaran las soberanías nacionales, para así poder implementar acciones globales, parejas para todos los territorios. Algo que desde ya suena como un imposible. Y en el evento de que ello fuera posible, sería necesario entonces crear una especie de democracia global, con un parlamento global, una constitución global, y suma y sigue.
Mientras cada estado tenga total soberanía sobre su territorio, como ocurre hoy en día, será imposible implementar las acciones globales necesarias para de alguna manera contrarrestar el impacto de las emisiones de CO2. Baste como ejemplo el que EUA se retirara del Pacto de París. O considerar que la UE es sólo un 10% del total global, por lo que aunque la UE redujera a cero sus emisiones, las emisiones globales seguirían creciendo si otros países no acompañan el proceso con medidas similares. Por otro lado, están las acciones pasivas, como la necesidad de simplemente preservar (ojalá incrementar) la superficie cubierta por las selvas ecuatoriales, como mecanismos que pueden absorber el exceso de CO2. Pero, ¿cómo impedir que Brasil o las naciones de África ecuatorial las sigan destruyendo, si ellos son soberanos en cuánto a qué hacer en sus territorios?.
Luego, en el supuesto de que se pudieran implementar acciones globales, una segunda barrera sería la estructura del sistema en cuanto a su esencia, una intrincada y ultra- compleja red de relaciones “trabajo-consumo” (el resultado de mi trabajo sirve al consumo de otro y ese otro consumo me permite a mí consumir el resultado del trabajo de otro). Reducir las emisiones de CO2 de alguna manera implica reducir drásticamente un enorme abanico de actividades económicas que ofrecen el trabajo que unos necesitan para poder acceder a consumir lo que otros producen. Como todo está interconectado, es imposible reducir o simplemente eliminar una actividad económica sin tener consecuencias en cientos, tal vez miles de otras. De hacerse, los afectados exigirán su derecho a trabajar, y ese proceso (violento) será siempre evitado por los políticos (es cosa de ver las recientes revueltas en París). Esta realidad da un claro indicio de que es imposible detener parcialmente al sistema. Sólo puede decaer gradualmente por sí mismo, de manera tan gradual que parecerá que nada pasa, pero en realidad decae constantemente. Creo que es el escenario que vivimos. El problema de esta decadencia es que será demasiado lenta para reducir significativamente las emisiones de CO2 en los plazos que se requiere.
A pesar de todo lo que se ha teorizado y dicho al respecto, concluyo que un colapso violento no ocurrirá. Venezuela, por más de 20 años ha practicado un esquema económico inviable, cuyo colapso era predecible desde un principio, pero como muestran los hechos, ese sistema se resiste a morir, a pesar de la brutal decadencia y desmoronamiento del país. En algún momento ese sistema se va a desmoronar, pero por lo que podemos ver, todo indica que el proceso puede todavía tomar varios años más (a pesar de lo terriblemente mal que va). Es una situación que observo con cierta atención, ya que creo que globalmente vivimos un proceso muy similar, lo que me lleva a concluir que no habrá un colapso violento.
A pesar de que racionalmente existen poderosas razones para proyectar al actual sistema como inviable, la negación de esta realidad está tan arraigada, al igual que el infundado concepto de la esperanza, que cada generación ajustará su referencia de lo que es aceptable, y seguirá adelante como si todo estuviera bien. Si el clima cambia, se adaptará, si ya no hay naturaleza, será como si nunca hubiera existido. Si el nivel del mar sube tres metros, será como si siempre hubiera sido así.
Evidentemente el tema de cómo cambiar este sistema para de alguna manera reducir la velocidad a la que se produce el cambio climático (y la brutal destrucción ambiental), tiene tantas aristas, de interrelaciones tan complejas, que un completo análisis del tema sería materia para muchos libros. Yo sólo he tocado muy superficialmente unas pocas. Luego de un más o menos sesudo análisis, libros más libros menos, en mi opinión, la conclusión inevitable es que es imposible hacer la transición necesaria voluntariamente. Sólo se puede esperar a que decaiga tanto, que termine siendo disfuncional, y que por fuerza sea necesario desarrollar algo nuevo. Si todavía queda planeta…
Aparte del hecho de que todos los modelos climáticos computacionales pueden estar errados, luego de todo este (muy simple) análisis, debo recordar que hay un factor relevante en toda predicción o proyección del futuro que (siempre) queda fuera, cuyas implicancias o consecuencias, pueden cambiar totalmente el panorama proyectado. Me refiero a factores que históricamente (siempre) se han presentado luego de toda proyección del futuro, me refiero a los factores que podemos definir como aquello “que no sabemos que no sabemos”. Es decir, elementos que ni siquiera podemos integrar a estos análisis simplemente porque no tenemos idea de ellos al momento de proyectar un futuro, por lo que no sabemos cómo pueden actuar e influir en las proyecciones. La historia está plagada de ellos. No veo por qué ellos no se van a presentar en este caso.
Mi gran conclusión de todo esto es que por ahora pareciera que el problema es insoluble en el corto y mediano plazo, pero no dejo de considerar que hay componentes del proceso que todavía no se han manifestado, y por ello, obligadamente debemos esperar por el desarrollo en tiempo real del proceso para saber cómo será el resultado final. No soy optimista, pero tampoco totalmente pesimista.
Al final, la incertidumbre es parte del encanto de vivir.
Maravilloso texto y comentario #1. No os conocia pero ahora ya me tendreis de lector asiduo 🙂
Gracias, Ángel, y bienvenido a 15/15\15. Recuerda que para no perderte ningún artículo te puedes apuntar al boletín electrónico que se envía automáticamente una vez al mes. Lo tienes en la parte superior de la columna derecha de las páginas.
Estimado compañero Pedro Prieto.
Gracias por el esfuerzo dedicado en estas dos entregas y las anteriores sobre el Pico del Petróleo y la fecha del año ¡2023!
Un saludo afectuoso
Hola a todos/as, admiro y he aprendido mucho del señor Prieto y ciertamente he llegado a la conclusión de que no podemos prescindir de las energías fósiles y que estaremos gastandolas hasta que queden, por lo que el tema del cambio climático no cuenta ni contara para nada, pues el crecimiento exponencial que hemos hecho en los últimos 200 años nos ha dejado en un callejón sin salida (me refiero a la imposibilidad de dejar de consumir energías fósiles), pero también creo firmemente que somos inmensamente ricos y que existen miles de cosas que podemos hacer para no sufrir ningún revés con la falta de combustibles fósiles, pero que son cosas que no haremos, pues la necesidad de ganancia mezclada con el interés personal de cada país nos pone a todos en competencia directa.
Mis propuestas serian poner transporte publico gratuito, incluyendo bicicletas del Estado que usaríamos y dejaríamos aparcada para otros, sacar del libre mercado sectores económicos necesarios para la supervivencia del pueblo, así como ciertos alimentos que produciría solo el estado y serian gratuitos y prohibir otros sectores perjudiciales como el juego (no pongo mas para no herir a quien hoy vive de eso).
Tenemos las granjas de Insectos para alimentación de peces, aves y nosotros mismos.
Las viviendas sostenibles deberían estar marcadas por el estado, pues si cada uno se hace la que quiera, tampoco podremos ahorrar recursos aquí y este apartado puede abrir la mente para aquellos que lo quieran entender, a mas cosas que habría que planificar para no despilfarrar, o evitarlo en lo posible. Ademas la falacia de la libertad de elección me cabrea, cuando veo viviendas pensadas para estar todo el día limpiando o haciendo reformas y reparaciones, por lo mal diseñadas que están y sin contar con la falta de confort que da lo mal aisladas que están, pues aunque tengan calefacción, la falta de aislamiento favorece un aire que reseca la garganta.
No me alargo mas, gracias Pedro.
Buen día… problema complejo para el planeta si los hay. El aporte de esta nota es muy interesante y tmbn lo es el aporte del comentario de Godofredo. De analizar todo esto surgen muy pocas certezas y ellas son: que las famosas «cumbres del clima» para poco o nada sirven, que el problema central son la emisiones de CO2, el objetivo la necesaria des carbonización y que a esta altura con 410 ppm el calentamiento global es irreversible vaya a saber por cuanto tiempo. Ya luego de esto inmediatamente entramos en el campo de la opinión, y mi opinión coincide con la de Godofredo… el mundo y el sistema económico impuesto son absolutamente incapaces de un cambio de la magnitud necesaria, sencillamente el sistema está basado en el combustible fósil… la ambición humana y la desigualdad reinante en el planeta atentan contra el necesario cambio. Pero yo, desde mi lugarcito, trato de hacer mi aporte a emitir menos y educo a mi hijo pequeño en el «no consumismo» y en el acercamiento y valorización de la naturaleza… es lo que está a mi alcance.