República Bufa

La cumbre climática de Katowice tampoco resolverá nada (1ª parte)

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Cop 24Cada vez que recibo información sobre la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático UNFCCC), veo el panorama con una cierta acritud y un creciente malestar, por la forma en que las grandes instituciones están tratando el tema del Cambio Climático.

Esta vez son las declaraciones sobre la próxima cumbre de la COP 24 en Katowice. Por las declaraciones de responsables que veo citadas y que voy viendo en los medios generalistas, que tratan esto como si una serie o unos capítulos por entregas de una novela de interés se tratasen, de los que se espera una cierta audiencia, mi malestar crece por momentos. Más abajo explicare por qué creo que esta nueva cumbre va a terminar con la misma insustancialidad que las primeras reuniones de Rio de Janeiro o de Kioto.

Las declaraciones de los responsables, varias décadas después, siguen siendo vagas, confusas, no comprometidas, generalistas, son no vinculantes, y apenas hablan un poco del clima como si el cambio del clima fuese la causa de todos nuestros males.

No me extraña, que por esta vía, los ciudadanos terminen hastiados y cansados con tanta insistencia en lo que no termina nunca de definirse.

Si miramos en los papeles y en los medios, en el PICC (IPCC) y de las sucesivas COP, vemos un relato que sigue un cierto orden explicativo y divulgativo, a mi juicio ya erróneo y desgastado, si no contraproducente:

Mapa de ruta del relato sobre el Cambio Climático
Inundaciones, desastres ambientales, deshielo de los polos, osos polares, subida del nivel de mares y océanos, migraciones humanas forzadas, incendios de bosques, etc. Aumento de la temperatura de 1,5ºC, 2ºC o incluso más. Las emisiones de CO2 alcanzan en la atmósfera de 280 a 410 ppm, y en aumento imparable. Quema de 11.500 Mtep/año de combustibles fósiles y 14.000 Mtep en total de energía primaria.
3ª derivada – Efecto 3 2ª derivada – Efecto 2 1ª derivada – Efecto 1 Causa principal

Primero, los medios nos llenan de imágenes de impacto, siguiendo la tradición clásica del marketing del Business As Usual, para explicarnos la catástrofe en la que estamos entrando y utilizando estas técnicas de vendedores clásicos, intentar convencernos del problema.

Cuando miramos algo alarmados, nos llegan a explicar que esas cosas se deben, fundamentalmente, a que la temperatura media del planeta está subiendo 1,5ºC por encima de lo que ha sido normal durante miles de años.

Si seguimos preguntando inquietos por la razón, el IPCC y las COP se dedican a explicar que este aumento de temperatura de efectos catastróficos, sucede por el hecho de que el CO2 es un gas de efecto invernadero y su concentración en la atmósfera terrestre ha subido en pocos años de las 280 partes por millón (ppm) a 410 ppm y que sigue subiendo prácticamente mes a mes.

Vemos todos los días simulaciones de cómo se va a quedar Nueva York (apenas hay de cómo quedaría el delta del Níger, por ejemplo) o la Manga del Mar Menor, o estudios de impactos de subidas de centímetros, de medio metro, de un metro o de varios metros, en todas las costas del planeta. Gráficos detalladísimos, expuestos con angustia, sobre cuántos millones de seres tendrán que migrar de sus hogares por el cambio climático, de cómo los osos polares mueren ahogados y exhaustos, sin encontrar hielo consistente, de cómo California o España quedan devastadas en verano por incendios sin control debidos a sequías achacables al cambio climático.

Pero esto no deja de ser un efecto muy indirecto de la verdadera causa.

Vemos también detalladísmos informes de las temperaturas medias en todos los lugares del planeta explicando cómo ha subido la temperatura y sigue subiendo. Utilizamos sofisticadísmos satélites de observación para analizar la temperatura media del mar en superficie o El Niño o La Niña o los cambios de las corrientes oceánicas como la del Golfo. Sorprende la exactitud de los análisis sobre las décimas de grado por punto del planeta que vamos variando y que son achacables a la acción humana.

Pero todo esto no deja de ser otro efecto indirecto de la verdadera causa.

Vemos todos los días los gráficos detallados del observatorio de Mauna Loa en Hawai, uno de los sitios más lejanos y menos contaminados del planeta, y algunos otros similares, para cotejar, que miden con mucha precisión las cantidades de CO2 en la atmósfera y vemos como van subiendo. Hay miles de científicos analizando estos escenarios con todo lujo de detalles, tirando curvas, haciendo pronósticos detallados.

Veo con asombro que son capaces hasta de calcular en decenas de miles o centenares de miles de millones de dólares estadounidenses el efecto sobre las infraestructuras humanas de que sigamos subiendo cada punto por millón de CO2 o cada décima de grado centígrado de la temperatura del planeta.

Pero esto, con todo lo dramático que pueda parecer, no deja de ser otro efecto de la verdadera causa.

Y ¿cuál es la verdadera causa, la causa última y final de que hayamos conseguido poner al planeta, el hogar común de 7.500 millones de seres humanos y de billones de especies vivas, en peligro de no poder sustentar más vida, se preguntarán algunos?

Pues los científicos también lo saben perfectamente, pero ahí sufren una suerte de parálisis general que les impide avanzar y ver de abordar seria y detalladamente esta causa, con el mismo nivel de dedicación que ponen en los efectos antes mencionados.

Saben perfectamente que el aumento de la temperatura se debe al aumento del CO2 como gas de efecto invernadero, aunque también al metano (gas natural) que liberamos en la atmósfera.

Saben, perfectamente, que por cada 11.500 millones de toneladas de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural —si los enumeramos por orden de emisiones por cada unidad de energía obtenida— y petróleo, carbón y gas natural —por orden de energía total obtenida—), se están emitiendo a la atmósfera 32.500 millones de toneladas de CO2.

Pero hete aquí que, al llegar a ver qué hacemos con los combustibles fósiles, como dice la cumbia de «La Gota Fría» de Carlos Vives, prácticamente «aquí se acaba la historia».

Así pues, aquí seguimos corriendo como pollos sin cabeza, de un lado a otro, diciendo tonterías, explicando vaguedades, prometiendo generalidades, cantando, como el pájaro chogüí, en un lado, para despistar al predador que va a por sus huevos, que están en otro lado muy distinto. Aquí ya nadie compromete nada.

Podemos prometer reducir las emisiones con mucho detalle, para que la temperatura se mantenga (es desesperanzador ver cómo incluso los más animosos aceptan como inevitable el +1,5 ó +2 ºC sobre lo normal; algo tan triste como escuchar a una mujer decir que «mi marido me pega lo normal»).

Pero no vemos nada serio, ninguna publicación que merezca la pena y que haya entrado en las tremendas implicaciones de dejar los combustibles fósiles YA MISMO; sobre cómo eliminar el consumo de combustibles fósiles. Y seguimos sin querer entender, además, que a este paso los combustibles fósiles nos va a dejar a nosotros, antes de que nosotros los dejemos a ellos, en palabras pronunciadas en 2008 por Fatih Birol, el responsable máximo de la Agencia Internacional de la Energía («We can’t cling to crude: we should leave oil before it leaves us»).

Es una pena que los documentos más detallados sobre la forma de abandonar el consumo de combustibles fósiles sean tan cuestionables y superficiales como los presentados en varias ocasiones por el profesor de la Universidad de Stanford, Mark Z. Jacobson o los de Greenpeace para un mundo 100% renovable en 2050. Podríamos decir al respecto, que parece que no hay huevos de abordar este problema que es la verdadera causa última de la desgracia climática. Y ya va siendo hora.

Por ello, creo que las declaraciones que me acaban de llegar sobre las expectativas levantadas ahora sobre la próxima cumbre de Katowice son una verdadera estafa. Juzguen ustedes si no, el alcance, la profundidad y el compromiso numérico, legal y vinculante de las declaraciones a los medios (las negritas son mías):

La Secretaria Ejecutiva de ONU Cambio Climático, Patricia Espinosa: «Es probable que este año esté entre los cuatro más calurosos de la historia. Las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera están en niveles jamás registrados y las emisiones siguen aumentando. Los impactos del cambio climático son cada vez peores. Esta realidad nos dice que tenemos que hacer mucho más, y la COP24 tiene que hacerlo posible.»

La pregunta es hacer ¿el qué, coño, el qué?

El Presidente de la COP, Michal Kurtyka: «El Acuerdo de París de 2015 entró en vigor antes que cualquier otro acuerdo de este tipo. Ahora hago un llamamiento a todos los países para que se unan, aprovechen este éxito y hagan que el acuerdo funcione plenamente».

Las preguntas son: ¿Qué «éxito» antes de empezar ninguna cumbre? ¿Qué es lo que se pretende hacer «funcionar» a nivel global?

El Presidente de la COP, Michal Kurtyka: «Estamos dispuestos a trabajar con todas las naciones para garantizar que salgamos de Katowice con un conjunto completo de directrices de implementación, y con la certeza de que hemos servido al mundo y a su gente«.

Las preguntas serían aquí: ¿De qué están hablando? ¿Cual es “el conjunto completo de directrices y su implementación” al que se refieren? ¿Tan difícil es ponerlo blanco sobre negro después de varias décadas de cumbres climáticas mundiales?

La Secretaria Ejecutiva de ONU Cambio Climático, Patricia Espinosa: “los países cuentan con un fuerte respaldo para una acción climática rápida, ya que la conciencia pública y la demanda de soluciones han aumentado, ante la clara evidencia de que nuestro clima está cambiando. Simplemente, no podemos decir a millones de personas de todo el mundo que ya están sufriendo los efectos del cambio climático que no hemos cumplido«.

Más preguntas: ¿En qué consiste ese “fuerte respaldo para una acción climática» en lo relativo a —por ejemplo— dejar de quemar combustibles fósiles? ¿Serían ustedes tan amables de explicarlo, a ver si es mínimamente creíble, o van a viajar a Katowice de nuevo de vacaciones pagadas? ¿Qué es lo que no podrían decir que no han cumplido? ¿Esto..?

  • 1992: Rio de Janeiro Cumbre de la Tierra
  • 1997: Protocolo de Kioto
  • 2009: COP 15 Copenhague
  • 2013: COP 19 Varsovia
  • 2016: COP 21 Acuerdo de París
  • 2017: Cumbre COP 23 Bonn

…O ¿quizá la que se nos viene ahora encima de Katowice en 2018?

La Secretaria Ejecutiva de ONU Cambio Climático, Patricia Espinosa: «Todas estas conclusiones confirman la necesidad de mantener el compromiso más firme con los objetivos del Acuerdo de París de limitar el calentamiento global muy por debajo de los 2º C y proseguir los esfuerzos hacia los 1,5º C. Todos nuestros esfuerzos deben centrarse en alcanzar este objetivo y en aumentar la ambición para conseguirlo.”

Preguntas finales, por preguntar, más que nada: ¿De verdad son ustedes tan capaces de hacer esfuerzos titánicos para mantenerse en el alambre entre los 1,5º C y los 2ºC de aumento y no son capaces concretar ni un pelo sobre cuándo demonios van a decir a la gente que se acabó el consumir los combustibles fósiles con los que se está moviendo la sociedad mundial?

¡Empiecen explicando, de una vez por todas y con claridad, la causa última y déjense de explayarse en los efectos! ¡Expliquen de una vez por todas y sin miedo, cómo vamos a dejar de quemar combustibles fósiles ya, porque ahí está el quid de la cuestión! Lo demás son distracciones, son los efectos especiales del cohete que no explican el tipo de pólvora que va dentro del mismo. O ¿todavía se creen el milagro de la desmaterialización que nos está vendiendo la Comisión europea para el año 2050, de seguir creciendo en el PIB un 2% anual em promedio durante todo el periodo, mientras por arte de magia vamos eliminando las emisiones de CO2 hasta llegar a cero el año 2050?

Los pollos sin cabeza de Katowice
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Creador y coeditor de CrisisEnergetica.org desde 2003. Miembro del panel de ASPO International desde 2006 y vicepresidente de AEREN (Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos). Algunos de sus ensayos más conocidos son: Kioto o Upsala (Club de Amigos de la UNESCO, 2005), Un cuento de terror-ismo energético (Club de Amigos de la UNESCO, 2003), El libro de la selva. AEREN, 2004. Es coautor junto al profesor Charles A. S. Hall de Spain’s Photovoltaic Revolution: The Energy Return on Investment (Springer, 2013),​ el primer estudio en profundidad de la tasa de retorno energético en sistemas fotovoltaicos de gran escala en un país desarrollado.

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