Mario Chaparro Rubio.

A vueltas con el «Único sentido» de Greenpeace

/
Share

Un estudio de Greenpeace, apoyado en un análisis del Instituto de Investigación Tecnológica de la ETS de Ingeniería de la Universidad de Comillas de Madrid, titulado Único sentido. 2025 sin carbón ni energíanuclear, me provoca sentimientos muy encontrados.

Por un lado, el razonable esfuerzo de intentar quitarse las centrales nucleares de encima, que no puedo dejar de apoyar entusiásticamente y también las de carbón, como las centrales de producción de energía eléctrica más contaminantes de energía fósil.

Por el otro, su formato de marketing tradicional de multinacional, utilizando las mismas técnicas y los mismos titulares tendenciosos que usa cualquier multinacional capitalista para colocar sus productos o servicios (es decir, en general efectivos o, por lo menos, efectistas), tratando de hacer calar sus ideas en el público, de forma poco legítima o razonable, a mi entender.

Por ejemplo, lo que se traslada y me llega desde varios puntos (la popularización del corta y pega) como titular es que «una transición a la energía renovable saldría más barata que la indemnización por Castor». Esto es directamente mentir, o decir una media verdad de forma muy interesada y subliminal, para convencer al auditorio, porque confunde intencionadamente (y no es la primera vez) la energía eléctrica de un país muy particular como España —no extrapolable en desarrollo, ni en posibilidades con la mayoría de los países del mundo— con la energía primaria, que es algo ya mucho más difícil de sustituir o reemplazar.

Y porque en su análisis incluye nada menos que un 21,7% de energía eléctrica generada por gas (desde luego menos sucio que el carbón por unidad de energía eléctrica producida) más un 5,2% de gas llamado «de nueva generación» de respaldo, para resolver las inevitables intermitencias o lagunas de generación eléctrica de las llamadas «energías renovables». Lo sutil del asunto es que dirán que se refieren a la «transición» y por eso todavía hay gas en la ecuación, una bonita forma de cubrir el núcleo central del mensaje [de un futuro] 100% renovable.

Sin dejar de ser un objetivo más deseable que el actual, el de eliminar lo antes posible las centrales nucleares y las de carbón, se debería ser más riguroso y menos marketiniano con la información

También sigue insistiendo en imponer el erróneo y equivocado concepto de «energías renovables» a lo que en realidad son complejos sistemas no renovables capaces de captar, durante un tiempo limitado, parte de los flujos de energía renovables de la naturaleza. Obviamente, todo ello, sin menoscabar la comparativa de los riesgos inherentes a una central nuclear con los de estos sistemas de captación de flujos renovables de energía, muy favorables, a mi juicio, a los segundos.

Greenpeace sigue sin hacer ni una sola crítica a lo verdaderamente insostenible de nuestro sistema: el propio sistema en el que vive, al parecer, perfectamente insertada, jugando eso si, un papel teóricamente crítico con el mismo.

Es lamentable, que sus escenarios sigan proyectando modelos de demanda con crecimientos bajos (0,2%/año), medios (1%/a) y altos (2%/a). ¿Es que siguen sin entender a estas alturas que el sistema no puede crecer más y que no puede crecer infinitamente en un mundo finito? ¿Tan difícil es que Greenpeace pueda interiorizar esto y orientar sus estudios a ver si es posible —y cómo se podría llegar a — una sociedad como mucho estacionaria y deseablemente en decrecimiento en sus actividades económicas? O ¿es que les da miedo que los fieles se les vayan como el joven rico salió despavorido cuando Jesucristo le dijo que no era solo cuestión de cumplir con los mandamientos, sino que había que dejarlo todo y seguirle? ¿Hasta cuándo vamos a seguir creyendo nosotros que con seguir los mandamientos de la ley de Al Gore (desenchufar los cargadores de los móviles cuando no están en uso, utilizar bombillas LED, reciclar, comprarse un cochecito eléctrico, o llenar el mundo de aerogeneradores y placas solares y demás etcéteras) son suficientes para hacer un mundo realmente sostenible?

¿Para cuándo un debate serio sobre la obsolescencia también de estos sistemas, sobre los incumplimientos, ya muy constatables, con las experiencias de las dos últimas décadas, sobre ciclos de vida de eólicas offshore y de solares FV y termosolares, y para cuándo un debate sobre los materiales que comportan y los desastres ambientales que provocan en sus procesos de minería, extracción y refino?

¿Para cuándo un debate serio sobre la Tasa de Retorno Energético (TRE) en toda su implicación social considerada (TREext) de estos sistemas y sobre las necesidades de almacenamiento a gran escala de la electricidad (a nivel mundial, que somos un único mundo, señores) y resolución de intermitencias?

¿Cuándo entenderán algunos ecologistas que un sistema llamado renovable con una TREext inferior a 10:1 no va a mantener jamás esta sociedad, que y unas llamadas renovables con una TREext por debajo de 5:1 seguramente no se sostienen ni siquiera a sí mismas, y además van a demandar una enorme cantidad de energía fósil para arrancar su despliegue masivo, que seguramente ni es verde, ni ahorrará emisiones sustanciales de fósiles (en teoría incluso agravaría las emisiones durante una buena parte de los primeros años del teórico despliegue masivo)? ¿Cuándo dejarán de ser acríticos con documentos apologistas del 100% renovable, como los de Mark Jacobson y empezarán a analizar la complejidad del mundo real?

Greenpeace sigue apostando por una electrificación del parque móvil, sin señalar, para ser creíble y coherente, los muchos puntos débiles que tiene el transporte terrestre. Ni en los vehículos privados, cuya aberración —1.200 millones circulando por el planeta— apenas critica, por su falta de autonomía y capacidad, duración de las baterías por la tremenda limitación de ciclos de carga y descarga, por los tiempos de recarga tan ridículos para el frenético mundo actual. O por las brutales infraestrucutras que exigirían millones de puntos de recarga rápida que además deterioran mucho más rápidamente las batería. O el tremendo desecho que éstas producirían en el medio a los pocos años de utilizarlas y los destrozos ambientales que la minería para la obtención de los materiales esenciales para la producción de baterías representan en muchos países del mundo) y la absoluta ineficacia de la electrificación en la mayor y más importante parte del transporte terrestre —el transporte pesado de mercancías— o el brutal uso de materias primas escasas, esenciales para el desarrollo propuesto por Greenpeace (ver Antonio García-Olivares y sus varias publicaciones sobre el tema).

No es cierto, como asegura Greenpeace, que «Europa transita hacia un sistema eléctrico sin carbón». No es cierto que la mejora de la eficiencia energética esté aportando soluciones tangibles al continuado destrozo del medio. Europa no está transitando a ningún lugar serio. Simplemente vegeta, complacida, pariendo infinitos reglamentos desde Bruselas.

Decía Krahe aquello de «hombre blanco hablar con lengua de serpiente». Y en todas las campañas de Greenpeace, parecen empeñados en hablar la misma lengua que el capitalismo salvaje, feroz, depredador y destructivo: empleos y dinero. Esos son sus señuelos; los mismos que los de Zara o de El Corte Inglés o de Toyota o Seat

Sus justificaciones y conclusiones finales hablan de los muchos empleos que crearían las llamadas renovables y de los aspectos económicos que comportan y sus ventajas comparativas, como si la solución a los problemas del mundo se tuviese que resolver convenciendo a un consejo de dirección de una multinacional con una brillante presentación de Power Point, resaltando los puntos fuertes que preocupan al gran jefe y enmascarando los posibles impedimentos o problemas que pueden aparecer en esas dudosas hojas de ruta.

First things first. Poco cabe hacer si no se trata antes el asunto crucial: la necesidad de cambio radical (no cosmético) del sistema capitalista actual basado en el crecimiento infinito, en los mercados y la economía creciente, el del sistema financiero que exige más y más sin límites, cuando lo que hay que decirle es que la fiesta del capitalismo se acabó, si queremos tener una mínima posibilidad. Que esto es mucho más que empleos y dinero. Se trata de la vida.

Mario Chaparro Rubio.
Click to rate this post!
[Total: 1 Average: 5]
Share

Creador y coeditor de CrisisEnergetica.org desde 2003. Miembro del panel de ASPO International desde 2006 y vicepresidente de AEREN (Asociación para el Estudio de los Recursos Energéticos). Algunos de sus ensayos más conocidos son: Kioto o Upsala (Club de Amigos de la UNESCO, 2005), Un cuento de terror-ismo energético (Club de Amigos de la UNESCO, 2003), El libro de la selva. AEREN, 2004. Es coautor junto al profesor Charles A. S. Hall de Spain’s Photovoltaic Revolution: The Energy Return on Investment (Springer, 2013),​ el primer estudio en profundidad de la tasa de retorno energético en sistemas fotovoltaicos de gran escala en un país desarrollado.

9 Comments

  1. Sí, sí. Que hay que atacar el capitalismo, y que el capitalismo es la fuente del todos los problemas del mundo, y que el que no se centre en atacar el capitalismo sea cual sea el tema que esté tratando no está haciendo bien su trabajo y es un aliado del capitalismo, y todo lo que no es bueno es capitalismo y todo lo que no me gusta a mí es capitalismo.
    A ver, caballero, el capitalismo no cuenta ni como ideología; a lo sumo es un paradigma. Usted, como la mayoría, habla del capitalismo cuando se quiere referir al consumismo y le añade todos los demás males de la sociedad. El capitalismo se basa en el ahorro y la inversión. Punto. Y con esto no lo estoy defendiendo, estoy citando la realidad sin más. Todo lo que usted critica se refiere al consumismo.
    Y sumarizando. No. No todos los problemas del mundo se pueden (ni se deben obligatoriamente) pasar por el filtro de «es culpa del capitalismo, es una forma de actuar capitalista y el que no lo vea así está actuando como un capitalista». La sociedad está harta, cansada, hastiada, saturada del mismo refrito discurso trillado reduccionista que no hace otra cosa que referenciar una y otra vez la falacia del falso dilema.
    Permítame, ¿usted está consciente del uso desproporcionadamente destructivo que hacen de los recursos naturales los países que no son capitalistas? ¿O no será usted de esos que se aferran al negacionismo de que todos los sistemas gubernamentales del planeta son capitalistas y actúan como capitalistas, verdad? Porque entonces ya ahí no tendríamos nada que hacer.
    No. La destrucción del medio ambiente no es feudo exclusivo de los sitemas capitalistas.
    No. Solucionar este problema no llegará únicamente a través de desmontar esos sistemas.
    Uno de los problemas es el consumismo. UNO de ellos, probablemente el principal. El consumismo se da en muchos sistemas políticos distintos.
    Y tachar a organizaciones claramente contrarias al consumismo de ser capitalistas o actúar como tales, ¿qué quiere que le diga? Da una impresión de falta de perspectiva importante. El falso dilema una y otra vez.
    Así, se lo aseguro, no ayuda a nadie.

  2. Pues mire usted, el capitalismo es, desde luego, una de las principales fuentes (nadie ha dicho nunca que sea la única, revise el artículo) de los problemas de este mundo. Solo hace falta un poco de visión histórica y entender qué ha sido de nuestro planeta desde que el capitalismo dirige y rige la mayor parte de las actividades humanas. Siendo el capitalismo, según la Real Academia Española, un sistema económico basado en la propiedad privada de los medios de producción y en la libertad de mercado, pero según algún otro personaje como Carlos Marx, quizá sea algo más, que esa parca definición académica. Lo de la «libertad de mercado» lo dejo por merecer varios tomos.
    Por ejemplo, el modo de acumulación de riqueza (capital) del que hoy “disfrutamos,” tan propio, exclusivo y único en toda la historia de la Humanidad, desde que ésta adquiere autoconciencia para considerarse como tal, digamos hace unos 200.000 años (¿podría decir, “padecemos” sin que nadie se sintiese gravemente ofendido?), es tan salvaje en la actualidad y tiene a los recursos del planeta tan al cabo, que es difícil hasta llamarlo salvaje, por no insultar, ahora sí, gravemente, a los salvajes cazadores y recolectores y a las perdidas tribus preagrícolas que quedan en el mundo. Es, en todo caso, demoledor, brutal y desde luegoecocida.

    Veamos, caballero, si usted conoce algún tipo de capitalismo que no sea extraordinariamente consumista, especialmente de alguna sociedad capitalista avanzada, agradecería nos lo indicase, para ir aprendiendo que una cosa es consumismo y otra, al parecer, de otra galaxia, el capitalismo.
    Decir que “El capitalismo se basa en el ahorro y la inversión” es un truismo todavía más simplista que la definición de la Academia. Eso sí que es un discurso trillado y reduccionista. El capitalismo es mucho más que eso. Estas cosas conviene a veces matizarlas, porque el ahorro solo se produce físicamente cuando hay excedente de algo. Excedentes ha producido la humanidad de forma constatable, desde el Neolítico y entonces no había capitalismo, tal y como hoy lo entendemos. Y la inversión tiene muchos matices. Invertir para recuperar lo invertido es algo bastante común. Se hace generalmente, cuando hay un excedente de recursos que permite invertir más allá de en la propia supervivencia. Invertir, como hace un fondo de inversiones moderno, para sacar un 20 ó 30% por año mientras la gallina de esos huevos de oro dé de sí, es otra cosa muy diferente. Es este modelo el que fuerza los límites de la naturaleza de forma tan descomunal. Por si no lo había captado, me estaba refiriendo a eso.

    Evidentemente, vuelvo a repetir que jamás haya dicho que los problemas de los seres humanos se pueden culpar o achacar sólo al capitalismo. Caín asesinó a Abel seguramente más por envidia que por ansia de acumulación capitalista. Los últimos enfermos y trastornados sociales que estos días han llenado las páginas de sucesos de nuestros medios asesinando sin sentido niños o mujeres o personas indefensas, en muchos casos no son culpa, del capitalismo.

    Pero capitalismo y consumismo van, sin duda, tan absoluta y estrechamente ligados, que resulta un esfuerzo patético tratar de deconstruirlos y presentarlos por separado, como si se tratase de una tortilla de Ferrán Adría, con huevos por un lado y patatas por el otro. Salvo que me presente pruebas de que no van absolutamente ligados, me temo que no le voy a creer.

    Y ahora permítame usted, soy perfectamente consciente del uso desproporcionadamente destructivo que hacen de los recursos naturales los países que no son capitalistas. Salvo la pequeña salvedad de que apenas encuentro ninguno, por más que miro. Dicho esto, espero y confío en que no me salga ahora con la jaimitada de que China o Rusia son países comunistas, porque me puedo partir la caja. Claro que se puede admitir sin ningún temor que la URSS y la China de Mao fueron también sistemas muy destructivos con el medio, sin ser capitalistas. No seré yo quien justifique sus barbaridades medioambientales aduciendo que sus afanes industrializadores originalmente se movieron para enfrentar al acoso criminal de los países capitalistas, aunque así fuese.

    Pero si se puede poner algún ejemplo de pais no capitalista con muchos y muy considerables defectos, como toda construcción y empeño humano, es, por ejemplo, Cuba, donde hay una destrucción considerable….pero considerablemente menor que en cualquier país capitalista al uso y dónde alcanzar un nivel de dignidad humana (datos ONU, y del Indice de Desarrollo Humano, no míos) con un uso de recursos menor de un planeta Tierra (España anda por dos planetas y medio Europa por tres—cuatro planetas de consumo y EE. UU. por unos cinco planetas), muestra que sí parece haber una relación directa entre consumir hasta morir (afán muy capitalista de acumulación de riqueza sin tasa) y destrozo de recursos naturales limitados y cada vez más escasos.

    Por último, agradeceré vuelva a leer con detalle el artículo. Nadie ha dicho que Greenpeace sea una ONG capitalista, pero sí que actúa en ocasiones con los mismos parámetros que una sociedad capitalista: marketing, estructura, enclavamiento, ausencia de crítica al sistema en e que se encuentra enclavado y creencia clara de que la tecnología (eso sí, verde) nos salvará y podremos seguir consumiendo como hasta ahora pero sin emitir CO2 y sin matar ballenas. Con cumplir los mandamientos de la ley de Al Gore, tendremos suficiente par alcanzar la vida eterna ecológica.

    Al César lo que es del César. Repito otra vez, por si no se había notado, que alabo muchas de sus posiciones y acciones, por ejemplo, antinucleares o contra barbaridades ecológicas de impacto. Tengo amigos y conocidos en la organización a los que respeto. Los hemos invitado en varias ocasiones a asistir y explicar sus posiciones en las Conferencias de ASPO (en Barcelona asistieron en 2008, luego ya no se si una vez más y en el resto renunciaron). Pero si no ponen énfasis NINGUNO en que el sistema económico que domina claramente en 196 de los 198 países del mundo (llámelo consumista si se siente más cómodo y cree que China o Rusia son hoy comunistas u otro modelo desconocido no capitalista), es el principal problema del destrozo y se dedican fundamentalmente a decir que lo que hacemos ahora lo podemos seguir haciendo pero en verde, me va a permitir que siga criticándoles en este aspecto específico. ¿Cree que estoy en mi derecho?

  3. Desde hace ya tiempo, sabemos por donde y como se mueve Greenpeace, pese a todo hay que agradecerle su trabajo de sensibilización mundial.
    Gracias por este articulo . Importante no tanto por la crítica, al programa energético de toda una institución como Greenpeace y de paso a los llamados programas de transición energética muy presentes ahora en todas las instituciones, sino porque abre la puerta a un debate absolutamente necesario sobre el posicionamiento definitivo de los movimientos ecologistas y sus formas de actuar esforzándose, en muchas ocasiones, por aportar sostenibilidad al mismo sistema productivo que nos ha colocado al borde del colapso ecosistémico. Al respecto le adjunto el enlace de un modesto articulo que me publicaron recientemente http://www.rebelion.org/noticia.php?id=238849&titular=%BFy-ahora-qu%E9?-
    Gracias por hacer tan simple la comprensión de un problema tan complejo, desmontando como ejemplo el mito de la electrificación del parque móvil
    Gracias pues por el fuerte tirón de orejas que en general da al movimiento ecologista, se lo agradece un activista

  4. Don Pedro
    Este tipo de advertencias, si bien las considero inútiles en términos prácticos, son de interés para aquellos que entendemos la gravedad del problema que enfrentamos. Personalmente las valoro.
    Pero creo es de mayor utilidad respaldar con números las erradas pretensiones de llegar a tener un sistema que funcione enteramente en torno a las energías renovables. Sé que resulta ser un proceso un poco complicado, pero es un esfuerzo que sería interesante ver en esta revista, para ilustrar de manera más concreta la imposibilidad de esas ideas. Sería interesante tener algunos números gruesos de parte de personas como usted, que manejan muchos de los datos necesarios para llevar a cabo este tipo de análisis, que entienden la diferencia entre capacidad instalada y capacidad efectiva y que están además más familiarizadas con términos como megaW, gWatt-hora o tCal y sus equivalencias.
    Hace un tiempo hice un análisis muy grueso de las implicancias de convertir todo el sistema automotor de mi país, Chile, en un sistema compuesto enteramente por vehículos eléctricos. Las conclusiones son simples, es un imposible dentro de una escala de tiempo razonable (tal vez un imposible técnico del todo yendo más a fondo), y sólo desde el punto de vista de la generación eléctrica necesaria para mantener a estos vehículos eléctricos funcionando (es decir sin considerar las decenas de otras consideraciones técnicas adicionales a tener en cuenta, que implican los vehículos eléctricos).
    La generación eléctrica requerida para sólo cargar las baterías, requiere de agregar al sistema actual, una capacidad de generación eléctrica adicional equivalente al 140% de la actual. Si el objetivo final además implica una matriz de origen verde, se debe también considerar que la actual capacidad de generación eléctrica incluye generación en base a energías fósiles, que debería ser reemplazada. Por lo que además debe agregarse a este 140% adicional, el reemplazo de la componente de origen fósil en la matriz actual, que es cerca de un 60%. En resumen, para convertir la matriz eléctrica totalmente a renovables, y además alimentar a los vehículos eléctricos, se requiere agregar a la matriz actual una capacidad de generación efectiva equivalente a un 200% de la capacidad efectiva actual. Y si bien la capacidad instalada actual es cerca de tres veces la efectiva, la capacidad efectiva es la que al final cuenta. Relación que se incrementará al eventualmente dar de baja la componente fósil, con lo que la generación efectiva en base sólo a renovables podría requerir de una capacidad instalada de 5 o más veces la capacidad efectiva. En este punto es bueno recordar que hoy en día no tenemos ninguna economía funcionando sólo en base a energías renovables, sin subsidios externos. La idea no pasa de ser una quimera por ahora.

    Hace unos años se habló de construir un complejo de centrales hidroeléctrica en la parte sur de mi país, conocido como proyecto HidroAysén, que generaría el equivalente al 20% del total de la energía eléctrica que consume el país. Proyecto que ante la presión propagandista de los movimientos verdes (Greenpeace incluido), fue convertido en un aberrante atentado ambiental ante la opinión pública, que finalmente se manifestó en contra, por lo que fue dejado de lado por el Gobierno, dadas sus implicancias políticas a corto plazo de seguir adelante con la idea. Personalmente era uno de los pocos que creía que era necesario llevarlo a cabo, pensando, por aquellos años, en una transición que todavía me parecía posible.
    Este sencillo análisis con algunas cifras, combinado con la confusa idea que tiene la opinión pública sobre las energías renovables, que al final nunca son 100% verdes, y siempre tiene impactos ambientales en el patio trasero de alguien, muestran la imposibilidad de estos escenarios verdes que están en la mente de una mayoría. Una mayoría, que prefiere seguir con su día a día, viviendo hoy para asegurar mañana, creyendo que mágicamente la tecnología nos salvará.
    Mi conclusión general sobre los problemas que enfrentamos siempre llega a un mismo punto, sin propuestas sistémicas integradas, que ofrezcan otras razones para levantarse cada día a día, y para vivir, no hay nada que hacer, pues el sistema actual es totalmente inviable, sólo está abierto a tomar y/o recibir, pero a no sacrificar. Mi entendimiento es que, quienes ven hoy un poco más allá, en vez de dedicarse a las advertencias, deben trabajar en desarrollar el concepto técnico y filosófico de un nuevo sistema, que ciertamente sólo podrá ponerse en funcionamiento tras el colapso del sistema actual. Veo que lo único de verdadera utilidad que queda por hacer a estas alturas, es ponerse seriamente a trabajar en sentar las bases conceptuales de este nuevo esquema de sociedad humana, cuyo “leitmotiv” sea otro. Trabajo no exento de enormes dificultades.
    La idea de poder practicar algún tipo de transición gradual resulta ser a todas luces un imposible, por lo que las advertencias resultan del todo inútiles a la hora de buscar resultados concretos.
    Es tiempo para todos aquellos que ven un poco más allá de dejar de creer que advertir es una acción de utilidad, y comenzar a entender que es necesario pasar de las advertencias al desarrollo de propuestas concretas viables, posibles y funcionales, no para llevar un proceso de transición, sino ahora para ofrecer un nuevo esquema, una nueva razón para existir y funcionar como sociedad. Propuestas que sólo serían posibles de poner en práctica en una etapa post colapso.
    Las advertencias sólo hacen ver los problemas, pero eso no sirve, es necesario hablar de soluciones en sintonía con los límites que enfrentamos, para lo que es necesario comenzar a trabajar en ellas, no importando lo duras que ellas puedan resultar.
    El tiempo de las advertencias ya pasó. Llevamos casi 60 años en ellas, y nada ha cambiado en lo concreto.
    ¿En base a qué, se puede creer que podrían tener resultado en los próximos 30 años? Y en el caso de que las tuvieran, no existe un plan de acción viable, pues estrictamente hablando, éste no es posible como se pretende (con aterrizaje suave).
    Atentamente
    Godofredo Aravena

  5. Compañero Pedro Prieto
    ¡Que le voy a decir yo que soy su admirador!. Excelente artículo, contundente, conciso, brillante; nos refresca cosas, nos reafirma en nuestra concepción del mundo . ¡Para qué opinar y redundar en cosas que ha dicho un maestro!, porque eso es usted UN MAESTRO. En cuanto a Rayuela, yo casi ni le culpo por su forma de pensar: eso es lo que se transmite en los medios por todas partes, lo que te obligan por «lógica» en los centros de trabajo, lo que transmiten los maestros y profesores en las escuelas, lo que se «mama» por doquier. Gracias a usted por al menos tirar piedras contra ese enorme muro que se antepone frente a todos.
    No olvido al comentar las limitantes objetivas de carácter sistémico a las que se ven sometidos en cada época y lugar los movimientos antisistémicos, limitantes que constriñen sus aspiraciones y metas que, éstos nunca pueden perder de vista que la más poderosa de las fuerzas objetivas de la civilización humana es la propia subjetividad. A fin de cuentas, desde una óptica revolucionaria, lo objetivo no es otra cosa que lo objetivado, las fuerzas activas de los seres humanos transformadas en objetividad. Las leyes de la economía capitalista ponen límite como posibilidad al movimiento del capital. La realidad de este límite es la acción organizada de la voluntad revolucionaria.
    Un saludo afectuoso.
    PD: No olvide, por favor, el enorme valor del sitio crisis energética que usted participa y que junto a The Crash Oli son dos pilares importantes en la formación de esa necesaria conciencia
    Rodolfo Crespo

  6. Sencillamente… no puede haber capitalismo verde, no se puede continuar mas o menos como ahora, pero en verde.
    Las soluciones que no consistan en medidas con las que quienes tienen mucho dinero continuen teniendo aun mas, no seran aceptadas.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Artículo anterior

Froxán, Galicia: un proyecto para reconstruir resiliencia desde la comunidad y lo comunal

Siguiente artículo

Decrecimiento práctico para el Laborismo británico

Lo último de Blog