(Artículo originalmente publicado en el Portal Galego da Língua. Se han añadido varias preguntas al final para su publicación en 15/15\15. Traducción al castellano de Manuel Casal Lodeiro)
Este mes de marzo, vuestra comunidad de Froxán ha dado toda una sorpresa al ser seleccionada como finalista entre 150 proyectos de conservación de la naturaleza de todo el mundo. ¿Qué es lo que convierte en tan especial?
Todo lugar es especial para quien se siente parte de una tierra particular, llena de historia y vivencias. Sometido a comparaciones, Froxán puede que no sea particularmente especial en términos de sus valores naturales o paisajísticos, pero sí lo es en las dinámicas que está creando para su conservación, restauración y puesta en valor. Este cambio de perspectiva y los avances conseguidos le valieron en 2017 el reconocimiento como Área Conservada por Pueblos Indígenas y Comunidades Locales (ICCA, en sus siglas inglesas) desde el Programa de las Naciones Unidas para el Medioambiente.
¿Qué hace que las indígenas de Froxám hayan optado por el apoyo de la European Outdoor Conservation Association?
En apenas dos años se han sustituido en Froxán casi 20 hectáreas [que estaban] dominadas por especies exóticas, por frondosas autóctonas, en buena medida utilizando el principio de sucesión forestal («Bajo el eucaliptal está la carballeira«). En poco tiempo, las líneas de copa de eucaliptales y plantaciones de Pinus radiata han dejado lugar nuevamente a las carballeiras y los bosques de ribera que silenciosamente emergían por debajo. Con todo, este trabajo precisa financiación, no sólo para continuar, sino también para consolidar en el tiempo el trabajo hecho. Las ayudas de la EOCA eran una opción más en este sentido, y también para dar visibilidad internacional a los resultados logrados hasta ahora.
¿Cuál es el enfoque de ese trabajo realizado?
En ocasiones, el proceso es tan relevante como el resultado. Si las comunidades de montes, por definición, se deberían caracterizar por su gobernanza asamblearia participativa, en Froáxn quisimos llevar esto más lejos, implicando también a la sociedad más amplia, y especialmente a las más jóvenes, en los procesos de conservación y restauración medioambiental. En 2017 se lanzó el proyecto Montescola, con la intención de vincular a niñas y niños de centros educativos cercanos, con la custodia del territorio comunitario. No se pretendía tan sólo realizar plantaciones puntuales, sino crear vínculos permanente entre los más pequeños y sus familias con los árboles y el bosque de los que se convierten en usuarios. Es el caso de la escuela
Semente de Compostela y su AMPA, implicadas en el monte de manera continua desde marzo de 2017. Para cambiar los montes, antes hay que cambiar las mentes.
Y, creando vínculos, habéis desarrollado hace poco una campaña de micromecenazgo…
En la primera semana de enero se lanzó la campaña de micromecenazgo “En el corazón un árbol: amadrina un bosque autóctono”, con la que, en apenas un mes y medio, 370 han amadrinado con más de 12.000 euros la sustitución de eucalipto por frondosas autóctonas en 2 hectáreas de monte. El rotundo éxtio de la campaña (aún activa en la plataforma Kukumiku y que pretende llegar hasta las 10 hectáreas) nos llevó a organizar las dos primeras rogas (jornadas de trabajo comuntario voluntario) los días 20 de enero y 4 defebrero, sumando más de 200 participantes que ya han plantado aproximadamente 2.500 árboles nativos en Froxán. Cualquier persona puede amadrinar desde un sólo árbol (por 5 euros) hasta 1 fanega (2.100 m2entera, pasando por diversas posibilidades de apoyar varias cuncas (35 m2 o ferrados (420 m2 de monte.
¿Cuáles son los objetivos concretos del proyecto seleccionado como finalista por la EOCA?
Además de intentar minimizar el riesgo de incendios forestales, mediante la sustitución de eucalipto y acacia en 20 hectáreas de monte por árboles frondosos autóctonos, los trabajos propuestos pretenden abordar otros problemas asociados al cambio climático, con la regulación hídrica, que en 2017, año de más sequía desde existen datos para Galicia, afectó a numerosos lugares en los que, como Froxán, las traídas de agua comunitarias dependen de los pequeños manantiales en el monte comunal. La financiación permitirá la regeneración y supresión de drenajes artificiales en un hábitat prioritario de brezales húmedos atlánticos templados de Erica ciliaris e Erica tetralix, procurando que esta zona de braña vuelva a actuar como esponja natural, posibilitando no sólo el suministro regular para la aldeal, sino también una zona húmeda permanente para las especies que se están quedando progresivamente sin sus hábitats naturales. Precisamente esta iniciativa fue seleccionada como uno de los cuatro casos-piloto a nivel estatal para ilustrar una guía de adaptación de la custodia del territorio al cambio climático.
¿Cuál es el papel de las comunidades como Froxán en las alternativas a la gestión del territorio?
El caso de Froxán ilustra, junto con muchos otros, el empeño de las pequeñas comunidades y de la sociedad sensibilizada por trasformar el territorio en beneficio de todas. Se empieza a reconocer públicamente la existencia de una compleja dinámica ecosistémica entre lo que sucede en los montes y sus consecuencias para el resto de las cuencas fluviales y del país en general. Es lo que en Hawai’i se denominaba tradicionalmente ahupua‘a, y que en Galicia se necesita traducir también en complicidades y sinergias entre comuneras, mariscadoras, ganaderas y habitantes de villas y ciudades, afectadas por amenazas y desafíos comunes. Por otro lado, con demasiada frecuencia, y especialmente durante las rachas de incendios, se oyen acusaciones culpabilizadoras contra las comunidades de montes que se convierten en chivos expiatorios de más de un siglo de políticas nefastas, construidas e impuestas en su mayor parte de espaldas a la voluntad de las propias comunidades.
Finalmente, ¿de qué manera puede colaborar la gente?
Hasta el día 23 de marzo, votando por nuestro proyecto en el web de EOCA. No lleva más que tres segundos. El rpoyecto aparece como «10,000 native trees for Froxán Community» y hay que marcar en «Vote Now»; después «I have read…» y «Cast your vote». También sigue activa la campaña de micromecenazgo para amadrinar árboles y espacios de bosque en Froxán, donde cualquier persona puede hacer donaciones deducibles fiscalmente, y aún se puede venir a participar como voluntarias medioambientales en las rogas (y consiguientes meriendas) que se organicen, y que son el mejor modo de descubrir nuestro monte.
La votación finaliza el 23 a mediodía.
¿Cómo puede ayudar este tipo de proyectos en la reconstrucción de la resiliencia en este momento histórico en el que avanzamos por las primeras fases del colapso civilizatorio?
La existencia de la propia comunidad es importantísima para la resiliencia, y, en eso, en Galicia jugamos con ventaja en el sentido de que ya existen más de 3.000 comunidades con base territorial, incluso aunque muchas estén desactivadas o centradas en lógicas puramente extractivistas. Más allá de eso, las acciones que estamos desarrollando, y que, entre otros objetivos, buscan consolidar áreas de frondosas nativas alrededor de la aldea, intentan dar seguridad al lugar fente a incendios, por medio de estrategias de prevención no dependietes del desborce mecanizado continuo, y que simultáneamente representen vías de aprovechamiento multifuncional (castaña, frutas, setas, etc.).
Y ¿piensas que pueden ayudar, como ejemplo práctico (como hace poco reclamaba uno de los padres de la Permacultura, David Holmgren, en estas mismas páginas) replicable a una escala mayor, por ejemplo gallega? ¿Cuáles son los valores extrapolables de vuestra experiencia para el resto de comunidades?
Muchas comunidades se sienten impotentes para enfrentar los cambios, por la demografía, por la desertificación rural y por los crecientes obstáculos administrativos. En nuestro caso, intentamos superarlos yendo a la búsqueda de apoyos, movilizando a la sociedad, a las escuelas, a los colectivos ecologistas, donde hay mucha gente con ganas de ayudar y trabajar para crear esas alternativas, también en el nivel internacional. Por otra parte, las comunidades debemos ser conscientes de que las prácticas silvícolas que pueden interesar a ciertas industrias del sector, no son necesariamente las que más convienen a las comunidades de montes, y a veces son las que ponen en riesgo su futuro. Nosotros hemos comenzado a apostar decididamente por la conservación y restauración de los valores naturales, a explorar la silvicultuóra cercana a la naturaleza y a repensar alternativas económicas a largo plazo, volviendo a pensar el monte en clave intergeneracional y no solamente en lo inmediato.
Un conocido artículo del economista ecológico Xoán Doldán titulado “O futuro é rural”, apunta la necesidad de des-urbanizar y re-uralizar los países ante el fin de la Era del Petróleo. ¿Crees que lo que estáis haciendo en Froxán podría encuadrarse en esa estrategia de país?
Por suerte, Froxán es una pequeña aldea que, hasta hoy, ha tenido continuidad y estabilidad. El desafío continúa siendo mejorar y crear nuevas posibilidades para que nuestras hijas perpetúen esa realidad. Pero el país está lleno de comunidades desiertas y en agonía, que representan simultáneamente esa muerta lenta de nuestra civilización rural tradicional pero también una oportunidad para su revitalización. En pocos lugares podría alguien acceder a las amplísimas bases territoriales (de hasta miles de hectáreas) e incluso a significativas cantidades de ingresos acumulados por la administración en comunidades abandonadas durante décadas, por el simple hecho de establecerse en un lugar. Que hoy no se estén poniendo en valor esas oportunidades es algo difícil de entender.