El movimiento se demuestra andando. Reflexiones personales previas al V Encuentro de Transición y Decrecimiento

«El movimiento se demuestra andando», sentenció el filósofo griego Diógenes el Cínico, cansado de una disputa filosófica en la que participaba y en la que se ponía en duda la verdadera existencia del movimiento. La frase iba acompañada de sus pasos, abandonando el lugar y la disputa.

Y los procesos de transformación que nuestras relaciones con el planeta necesita, se demuestran transformándose.

Las transformaciones que tenemos que abordar son de tal calado, que llegan hasta el fondo mismo de lo que es ser humano. Nuestro paquete emocional, nuestras expectativas, nuestra percepción del mundo, lo que somos… Todo va a transformarse y solo la apertura a esas transformaciones y la renuncia al control racional del proceso, podrán ayudarnos a atravesar con paz y confianza estos tiempos de dudas e incertidumbres.

En ese sentido, el tema central del Encuentro de Transición y Decrecimiento 2016 que se va a celebrar en Betanzos (Galicia) entre el 29 de octubre y el 1 de noviembre, es el cambio interior. Cambio y religación con la trama de la vida, dos elementos centrales del encuentro… en teoría… Y en la práctica. Mi experiencia como miembro del equipo organizador del evento confirma esa intuición de que al igual que caminando nos movemos, trabajando por la transición, nos vamos transformando.

Mi participación en el equipo no fue fruto de una decisión premeditada, más bien fue el resultado de una serie de casualidades, de reclamos del mundo a los que tuve el acierto de prestar atención. El trabajo que estoy haciendo, está ampliando mi humanidad, aporta alegría a mi vida, a pesar de las muchas dificultades que enfrentamos, de las dudas y del cansancio.

Durante el tiempo que llevo trabajando con Begoña, Ana, Mauri, Juan, Vanessa, Pablo y más indirectamente, con Marta o Manuel, he visto como aflojaba en mi la necesidad de controlarlo todo, como me voy abriendo a las diferencias, como aumenta mi comprensión hacia las dificultades de las demás personas. No es que sea la primera vez en mi vida que participo en algo (más bien estoy esperando el año en el que no participe en nada), ni que por primera vez en mi vida afloje el control o mejore mi comprensión del prójimo, pero reconozco que la forma en que estamos trabajando, las diferencias de todo tipo que gestionamos, las dificultades que tenemos que resolver, me están aportando un caudal de renovación y de transformación interior, que son un premio, el mejor premio que podría recibir por mi trabajo.

Estoy convencido de que el evento intensificará estos procesos. Y mientras llega, seguimos trabajando. Y cuando llegue, estoy convencido que entre todas las personas participantes, amplificaremos ese potencial transformador que nos anima.

¡¡Nos vemos en Betanzos!!