Vista de la presa de St. Francis (Cañón de S. Francisquito, California), apenas unas horas después de su catastrófico colapso el 12 de marzo de 1928). Murieron varios cientos de personas.

Grandes infraestructuras, bombas de relojería y sociedad colaborativa

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La estabilidad de las grandes obras hidráulicas, centrales energéticas, obras lineales, urbanizaciones…, se puede mantener gracias al gasto de ingentes cantidades de energía accesible y barata. Hoy, cada vez en más número, manifiestan diferentes grados de inestabilidad y/o sostenibilidad, algunas comunidades pueden a duras penas mantenerlas a raya y si lo hacen, de momento, es desviando demasiados recursos desde sectores vitales como la sanidad, la educación o la cultura.

En el futuro tendremos que tomar decisiones igualmente vitales ante el ineludible impacto derivado del forzoso abandono de muchas de estas infraestructuras, tal como ya está sucediendo; el que no se conviertan en auténticas bombas de relojería está en nuestras manos y nuestra capacidad de afrontar un futuro de decrecimiento de manera cooperativa. Los excesos urbanísticos de las últimas décadas, apuntalados por la abundancia de energía barata y versátil, han dejado un reguero de obras inservibles cuyo mantenimiento muchas comunidades ya no pueden afrontar, otras son o serán una amenaza. De una época de audaces desafíos a las leyes mecánicas más simples, con las firmas más cotizadas del sector de la arquitectura, la ingeniería o el diseño como bandera, hemos entrado en la era de las comunidades colaborativas basadas en el apoyo mutuo.

La Plataforma Castor como almacén de gas estratégico frente a las costas de Vinaròs no ha podido utilizarse nunca tras cerca de 1500 millones de euros gastados en su construcción, mantenimiento e indemnizaciones. Después de obviar los avisos de varios estamentos científicos sobre el peligro de inyectar gas cerca de un conjunto de fallas dormidas, más de 500 terremotos inducidos dejaron las instalaciones inservibles. Todos los meses en las facturas del gas y durante las próximas décadas pagaremos más de 4000 millones de euros en indemnizaciones.
La Plataforma Castor como almacén de gas estratégico frente a las costas de Vinaròs no ha podido utilizarse nunca tras cerca de 1500 millones de euros gastados en su construcción, mantenimiento e indemnizaciones. Después de obviar los avisos de varios estamentos científicos sobre el peligro de inyectar gas cerca de un conjunto de fallas dormidas, más de 500 terremotos inducidos dejaron las instalaciones inservibles. Todos los meses en las facturas del gas y durante las próximas décadas pagaremos más de 4000 millones de euros en indemnizaciones.

1. El primer movimiento del trampolín es hacia abajo. Declive energético

Que la energía ni se crea ni se destruye y sólo se transforma no es ningún misterio, lo que pasa más desapercibido es que lo haga en la única dirección posible: de disponible a no disponible. Es especialmente notorio cuando los límites físicos para crecer ya se han sobrepasado, se trate de un organismo, una comunidad, un edificio, una empresa o nuestra civilización industrial tecnológica. Sobre ésta, en algún momento entre 2005 y el colapso financiero de 2008 alcanzamos el cénit del crudo (según la AIE éste sería entre 2005 y 2006), en 2010 con el auge de las costosas nuevas técnicas de extracción de hidrocarburos no convencionales comenzó una nueva época de escasez y de actividad ineconómica, la demanda de energía se estanca, los precios de las materias primas se volatilizan, pero cabe resaltar que en ese año más de la mitad de la humanidad comenzamos a vivir en ciudades, una nueva experiencia para la vida en el planeta.

De esta manera la ciudad se convirtió en 2010 en la unidad estructural de una nueva era planetaria ineficiente, las ciudades, espacios de libertad y encuentro son más vulnerables, exigen cada vez más suministros y producen más desechos, la libertad y el riesgo se dan la mano, el crecimiento tiene límites ante la creciente inestabilidad e insostenibilidad de las grandes infraestructuras que demandan. Aparecen nuevos límites de crecimiento, suministro y sumideros que siguen siendo invisibles para la economía y de poco interés para políticos y ciudadanos.

Las noticias de crecimiento esperado, crecimiento amenazado o crecimiento alcanzado, absorben la actualidad. El crecimiento es el santo y seña de las propuestas políticas, aquí y en todo el mundo, sigue siendo la solución aceptada para evitar la pobreza, la contaminación o la deuda, casi nadie cae en que probablemente no sea la solución, sino el problema. La cuestión es si verdaderamente se puede crecer, y la geología de este planeta nos impone un rotundo no.

El ser humano ha llegado a las cotas más elevadas de la evolución gracias, entre otras cosas, al conocimiento científico y a su aplicación en la adecuación del medio para su propia comodidad. Así, las ciencias naturales y sus especialidades en el campo de las ciencias de la Tierra contribuyeron a identificar los terrenos más adecuados y estables para proyectar, esculpir y hacer realidad los grandes proyectos: centrales energéticas, nucleares, presas, obras lineales, instalaciones deportivas, etc., con objeto de facilitarse a sí mismo la existencia, el ocio o la salud.

Con el devenir de la modernidad y la disponibilidad de recursos geológicos que proporcionaban energías baratas y accesibles (en especial los hidrocarburos), la complejidad proyectiva y constructiva llegó a niveles nunca antes vistos en la historia, con ello también la noción de dominio del medio y de riesgo sufrieron un cambio paralelo en complejidad, inicialmente ambas cuestiones fueron concretas y sencillas, con el dominio y manejo de la energía abundante, éstas se convirtieron en difusas y complejas, incluso en manipulables. A la par el individualismo proyectista se cotiza al alza, arquitectos, diseñadores, ingenieros con firmas de lujo dejan su impronta con mucho ego en las economías ricas o productoras del nunca mejor llamado oro negro.

Durante los tiempos en que tanto la tecnología, cada vez más eficiente, como la posibilidad de crecimiento económico sostenido (gracias a los insumos de energía accesibles) estuvieron presentes, las infraestructuras llegaron a cotas de diversidad y dificultad que requirieron cada vez en más cuantía, asegurar la solidez y estabilidad del medio sobre el que se erigían y el terreno que las sustentaba.

Cada vez más exigencias, normativas, condiciones más severas y restricciones que garantizaran el buen funcionamiento, la durabilidad y la estabilidad de nuestras obras, se impusieron como códigos técnicos de obligado cumplimiento. Así tras analizar el fallo de obras que habían fracasado por alguna inadecuada previsión, se fue abriendo paso en el cada sector una visión más holística, completa e integradora, comenzó a crecer y abrirse paso un nuevo paradigma que permeó todos los sectores por pura necesidad: nuestra interacción con el medio es cada vez más intensa y tiene respuestas proporcionales.

Aquellas obras que se constituyeron como exitosas tenían un factor común acorde con el cultivado concepto de estabilidad, entonces en el sector surgió como de la costilla de Adán otro concepto fundamental: la sostenibilidad. Así la estabilidad inicial sobre la que se fundamentaba una determinada obra se garantizaba antes de comenzar su construcción con la ayuda de científicos que investigaban el medio que la sustentara, su dinámica y una previsión de continuidad futura, y si se encontraban eslabones en la cadena de estabilidad que pudieran fallar, se llevaba el proyecto a otro lugar o se intervenía estabilizando el propio medio si esto entraba dentro de la idoneidad económica imperante cuyas expectativas fueron tan alegres hasta 2008.

Pocos fueron y son los proyectos en que según se avanzaba hubo que solventar vulnerabilidades, pues en todo caso, éstas ya habían sido detectadas y corregidas, y si no, se abandonaban o bien se modificaban con expectativas menos ambiciosas, pero más adecuadas y estables ante la realidad que se iba descubriendo.

Esa estabilidad, articulada de una u otra manera, se presentó finalmente como una realidad exigible sobre la que cimentar nuestros proyectos. Nunca como un estado a alcanzar en un futuro próximo o lejano, una garantía futura basada en que determinada tecnología algún día asegurase lo que ya se había comenzado, es decir una promesa que nunca se va a conseguir puesto que la era de la energía barata y abundante ya no podrá apuntalar la garantía y el mantenimiento de nuestras obras más intrépidas.

Euskadi es un territorio donde siempre se convivió con las montañas, incluso después de excavar, vaciar e invadir sus laderas, con la orografía más abrupta del Estado en las zonas urbanas y las mayores tasas de densidad de población, los embates climáticos traen todos los años catástrofes como las de Ondarroa (Vizcaya) en 2016. El ser humano, gracias a la disponibilidad de energía barata y abundante, no sólo conquistó espacios nunca considerados antes del 'boom' fosilístico, sino que  fue capaz a través de su ingenio y el constante flujo de energía versátil utilizada para sostenimiento 'mantener a raya' a unas configuraciones urbanas conquistadas cercanas a estados metaestables.
Euskadi es un territorio donde siempre se convivió con las montañas, incluso después de excavar, vaciar e invadir sus laderas, con la orografía más abrupta del Estado en las zonas urbanas y las mayores tasas de densidad de población, los embates climáticos traen todos los años catástrofes como las de Ondarroa (Vizcaya) en 2016. El ser humano, gracias a la disponibilidad de energía barata y abundante, no sólo conquistó espacios nunca considerados antes del boom fosilístico, sino que fue capaz a través de su ingenio y el constante flujo de energía versátil utilizada para sostenimiento mantener a raya unas configuraciones urbanas conquistadas cercanas a estados metaestables.

2. El trampolín se detiene un instante en la parte más baja. Cambio de ciclo

Las laderas del embalse de Yesa (Navarra) llevan décadas mostrando todo tipo de inestabilidades que culminaron en la catástrofe de 2013 cuando la ladera derecha que sustenta la vieja presa, debido a las excavaciones, se movió más de 20 cm. Arruinó más de 100 viviendas y puso en peligro a la propia presa elevándola  cerca de 2 cm. Los factores de seguridad desde entonces apenas rozan la unidad, las laderas siguen un proceso de autotriturado y desmoronamiento que cada cierto tiempo se manifiesta en deslizamientos y colapsos por doquier, como el del día 28 de octubre de 2014: 30.000 m3 deslizaron afortunadamente a unos 70 m de la vieja presa, pero podría haber sido colindante a ella. La ciudad de Sangüesa aguas abajo, con más de 5000 habitantes, tiene ahora que aprender a convivir con una amenaza real fruto de un pulso entre el ser humano y una naturaleza vehemente. Si la razón predomina sobre la cabezonería, que ya ha demostrado en contextos incluso de alta energía disponible, que siempre pierde, ¡qué no podría suceder cuando ésta sea más cara y difícil de obtener! Desde 2015 el área pirenaica y en especial la zona del embalse de Yesa ha sido catalogada como el área de mayor peligrosidad sísmica del norte de Iberia.
Las laderas del embalse de Yesa (Navarra) llevan décadas mostrando todo tipo de inestabilidades que culminaron en la catástrofe de 2013 cuando la ladera derecha que sustenta la vieja presa, debido a las excavaciones, se movió más de 20 cm. Arruinó más de 100 viviendas y puso en peligro a la propia presa elevándola cerca de 2 cm. Los factores de seguridad desde entonces apenas rozan la unidad, las laderas siguen un proceso de autotriturado y desmoronamiento que cada cierto tiempo se manifiesta en deslizamientos y colapsos por doquier, como el del día 28 de octubre de 2014: 30.000 m3 deslizaron afortunadamente a unos 70 m de la vieja presa, pero podría haber sido colindante a ella. La ciudad de Sangüesa aguas abajo, con más de 5000 habitantes, tiene ahora que aprender a convivir con una amenaza real fruto de un pulso entre el ser humano y una naturaleza vehemente. Si la razón predomina sobre la cabezonería, que ya ha demostrado en contextos incluso de alta energía disponible, que siempre pierde, ¡qué no podría suceder cuando ésta sea más cara y difícil de obtener! Desde 2015 el área pirenaica y en especial la zona del embalse de Yesa ha sido catalogada como el área de mayor peligrosidad sísmica del norte de Iberia.
Estamos ante una paradoja histórica. La mayoría de nuestros dirigentes, embriagados por las grandes corporaciones del beneficio a corto plazo, apuestan por un modelo que ya no podemos sostener, ni siquiera mantener. Arreglar el problema si no es gastando ingentes cantidades de dinero, energía y recursos desviados de necesidades básicas como la salud, la cultura, la comida o la energía doméstica, no va a ser fácil para ellos, pero menos para nosotros en nuestro quehacer diario. Además de impopular, la imagen de mediocridad de nuestras instituciones, alimentada constantemente por tamaña borrachera, crece sin cesar. Corren el mismo peligro que sus obras faraónicas.

A menudo los científicos utilizamos las paradojas para desvelar lo complejo de interpretar la realidad; la paradoja demuestra en sí misma las limitaciones del pensar y que éste es parte de ella. Esta componente ha sido denunciada ya en ocasiones previas para demostrar que los objetivos cortoplacistas y cambiantes enfocados a los arreglos parciales que favorecen también a las grandes corporaciones, son asimismo causantes de recurrentes inestabilidades geológicas, estructurales, energéticas y sociales. También los arreglos parciales, ampliaciones, nuevos usos, etc., serán un fracaso si no pasan el filtro del concepto reina de la economía del siglo XXI: la sostenibilidad que deberá regir durante el Antropoceno.

Pero mucho peor lo tenemos ante aquellas grandes obras que se proyectaron o construyeron de manera defectuosa (inestable y/o insostenible) y por los mismos derroteros también quedarán obsoletas, abandonadas o se decidirá no desviar recursos hacia ellas. Estas últimas ya están dando disgustos económicos, pero también son amenazas físicas. Aparte de indemnizaciones abusivas a grandes corporaciones por imposibilidad de explotación (ya se habla del Efecto Florentino), expropiaciones forzosas, abandono de urbanizaciones, infraestructuras obsoletas irreparables…, son un legado letal de una época de euforia que ya se advirtió como injustificada y que cuando se dieron los avisos pertinentes, los mensajeros fueron tachados de aguafiestas, agoreros, alarmistas, apocalípticos. Muchas de ellas son auténticas bombas de relojería.

3. El segundo movimiento del trampolín es hacia arriba. La colaboración

Una de las etapas peculiares que supuso un incremento en el dominio de la materia por parte de la civilización y que dio lugar (ya con un convenio científico amplio) al Antropoceno, fue la disponibilidad de energía accesible y versátil. Es de destacar el capitalismo global (ya en declive) que hizo posible desde el punto de vista psicológico el auge de los individualismos a través del acaparamiento, transformación y usos de recursos, en especial los capaces de sustituir trabajo humano y acumular capital. El modelado urbanístico del planeta fue posible a través de las ideas individuales y elitistas, la energía barata sólo lo esculpía.

Así, parte de la sociedad colaborativa se volvió poco a poco (impulsada y apuntalada por los grandes insumos de trabajo basado en la quema de fósiles que sustituyeron a la esclavitud) en una sociedad individualista con modos de vida individualistas y aspiraciones individualistas. Como lo primero ya no va a ser posible incrementarlo, la pregunta es: ¿Podrá seguir aumentando el individualismo en un mundo con cada vez menos aporte de trabajo desviado a los combustibles fósiles? O en su caso la pregunta sería: ¿Para garantizar la continuidad del ser humano sobre el planeta, el papel del amor, la admiración, la colaboración…, es secundario y sustituible, o es algo primordial?

Creo, como tantos otros científicos y humanistas que seguimos de cerca e inmersos en el colapso de la civilización capitalista, que sí existe una selección natural como la que Lynn Margulis describió desde las primeras bacterias colaborativas y dieron lugar a toda la evolución. La históricamente reciente visión darwiniana transmutada a fascista, que pregona que el fuerte se come al débil, sería una visión anómala, está íntimamente ligada al Homo industrialis y proyecta su sombra sobre el Homo tecnologicus que no parece tenga mucho futuro sin la energía fósil. El ADN de la colaboración está en la base de la evolución de todas las especies. El ser humano no se escapa a ello.

Lynnn Margulis (1938-2011)  insistió en razonar sus ideas científicas en un marco sociopolítico, las teorías de Darwin o el marco neodarwinista fueron criticados por ella y sus discípulos, escogió así no ceñirse al marco de la discusión científica y extrapolar sus observaciones al plano político y social. Probablemente por eso no recibió el premio Nobel al que varias veces fue propuesta.
Lynnn Margulis (1938-2011) insistió en razonar sus ideas científicas en un marco sociopolítico, las teorías de Darwin o el marco neodarwinista fueron criticados por ella y sus discípulos, escogió así no ceñirse al marco de la discusión científica y extrapolar sus observaciones al plano político y social. Probablemente por eso no recibió el premio Nobel al que varias veces fue propuesta.

Pues bien, el colapso del capitalismo global ya está aquí dando sus primeros coletazos, quienes sean capaces de desarrollar el apoyo mutuo, tienen razones de sobra para saber que están avalados por las observaciones científicas libres de prejuicios, y sobre todo por millones de años de evolución. Con el declive de los recursos, en especial energéticos fósiles, muchas comunidades locales sabrán hacer frente a un reequilibrio tanto de materia como de energía de manera colaborativa, entonces las grandes infraestructuras no tendrán otra utilidad que la achacable al patrimonio histórico si se ha llegado a solventar su amenaza y aún existen. Así, parece que los individuos realmente individualistas no tendrán cabida por una simple inadaptación a un medio basado en la colaboración que les es adverso; la propia selección natural hará con ellos un lógico cribado. Pero no creamos que ese cribado será una transición amable, pacífica, de color de rosa. El individualismo acumula un poder proporcional a la energía que dispuso y ha demostrado históricamente que la violencia también es su alimento.

No sabemos aún con total certeza cómo se transmiten ciertas disposiciones individuales y colectivas ante la vida. Sí sabemos no obstante, que hay una parte genética y otra social que vehiculan gestos, expresiones, órdenes, ingenios, aptitudes… El impulso social e instinto individualista que se transmite o expresa a través de las personas y organizaciones individualistas, aprovechó y aprovecharon una anomalía simultánea en el tiempo y en el espacio en la época capitalista industrial y tecnológica para transmitirse, aquí podríamos asemejarlo al esparcimiento de esporas de algunas especies oportunistas. Pero nunca se llegaron a imponer ad aeternum, nunca se transmitieron solas; fueron una especie de extraña mutación temporal con tasas de éxito importantes ligadas a un área y una cosmovisión muy localizadas: occidente y petróleo.

Como otras tantas interpretaciones de la historia biológica, se detectan este tipo de oportunismos en paleobiología, bioquímica o sociología, porque de una manera temporal pueden jugar con la termodinámica de sistemas abiertos, hasta que decaen, normalmente siguiendo un itinerario marcado por un claro Efecto Séneca, finalmente no desaparecen, pero se vuelven a mantener latentes. Las disposiciones colaborativas, por alguna causa portan el éxito en un sinfín de condiciones, en primer lugar porque desde las bacterias sí se transmitió la colaboración.

Efecto Séneca  utilizado por el  analista económico Charles Hugh Smith advirtiendo de que los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020 o los de invierno de 2022, podrían acabar teniendo muchos problemas e incluso ser cancelados por diversos motivos. Las atrevidas conclusiones de Smith son que los Juegos Olímpicos de 2020-2022 acabarán drásticamente disminuidos con pocos participantes en estadios medio vacíos, con las obras mal acabadas o sin terminar. Entonces la probabilidad de ser cancelados es mucho más alta de lo que la mayoría de la gente piensa. La curva azul siempre es similar, ya se trate del crecimiento de bacterias aisladas, la extracción de un recurso o el éxito de una canción del verano…
Efecto Séneca utilizado por el analista económico Charles Hugh Smith advirtiendo de que los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020 o los de invierno de 2022, podrían acabar teniendo muchos problemas e incluso ser cancelados por diversos motivos. Las atrevidas conclusiones de Smith son que los Juegos Olímpicos de 2020-2022 acabarán drásticamente disminuidos con pocos participantes en estadios medio vacíos, con las obras mal acabadas o sin terminar. Entonces la probabilidad de ser cancelados es mucho más alta de lo que la mayoría de la gente piensa. La curva azul siempre es similar, ya se trate del crecimiento de bacterias aisladas, la extracción de un recurso o el éxito de una canción del verano…

A nivel personal también tiene su explicación y su manifestación psicológica. La colaboración está avalada por el propio ADN de las células que plasman en el mundo anímico (y físico) los sentimientos de felicidad y satisfacción a través de la secreción de sustancias químicas. Cuando confiamos en otra persona nuestro cerebro libera oxitocina y vasopresina (hormonas de la felicidad) que fomentan las relaciones íntimas además de ser también importantes impulsores de relaciones sociales y la cooperación. Así, el altruismo nos protege de la soledad y la depresión, y nos hace más felices y más exitosos, además de tener una vida más duradera, algo que haría estadísticamente más probable su diseminación y éxito.

Por lo tanto, ante semejante naturaleza en favor de la colaboración, y viendo el individualismo como una enfermedad oportunista muy ligada a los combustibles fósiles, es probable que el final de los potentes recursos geológicos que facilitaron el capitalismo global ya en declive, traiga una era de reajuste de la ordenación del territorio, con grandes obras de infraestructura que acompañan nuestro paisaje diario, completamente repensadas, así como un cambio psicológico importante, también en la concepción de grandes proyectos y obras.

Un decrecimiento cuantitativo sensible, pero acompañado de un crecimiento interior o espiritual viene dando paso a un Antropoceno cooperativo al que podríamos impulsar por mor de nuestra propia supervivencia, ahora que somos cocreadores de eras geológicas (si nos lo creemos claro). En definitiva, creo que nuestro papel es ir propiciando poco a poco su expansión, cuestión fundamental que cada cual tendrá que sopesar y ver cómo favorecer. Los fundamentos evolutivos, sociológicos, históricos, neuroquímicos y psicológicos del altruismo, así como del egoísmo que propició la era de los combustibles fósiles, siguen con su pulso, ahora bien, éste último aunque dominante, pierde fuelle.

La construcción del conocimiento al fin y al cabo es un proceso cooperativo que se ha intensificado considerablemente a lo largo de las últimas décadas mientras en el plano de los beneficios económicos también el egoísmo encontró su campo cultivado. La construcción de las grandes corrientes de conocimiento involucra cualquier iniciativa entre un número cada vez mayor de individuos, observadores, investigadores, instituciones, disciplinas, comunidades, países…

De Apolo a Mercurio. De las advertencias de Casandra a las de base científica enfocadas a sostener el medio que garantiza nuestra propia existencia.
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Vista de la presa de St. Francis (Cañón de S. Francisquito, California), apenas unas horas después de su catastrófico colapso el 12 de marzo de 1928). Murieron varios cientos de personas.
Vista de la presa de St. Francis (Cañón de S. Francisquito, California), apenas unas horas después de su catastrófico colapso el 12 de marzo de 1928). Murieron varios cientos de personas.
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Geólogo, Doctor en Ciencias de la Tierra e investigador. Actualmente desarrolla su labor profesional como consultor independiente y formador de profesionales en el sector de la obra civil e ingeniería. Colabora con la Universidad de Zaragoza. Fue delegado del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos en Navarra y director técnico del área de hormigón armado (HA) y suelos (SE) del laboratorio de Arquitectura en la Universidad Navarra, profesor de Mecánica de Suelos, Geomorfología y Geotecnia. Participa asimismo en un debate científico internacional que busca explicar la sismicidad intraplaca y la de origen climático, también la antropogénica y sus consecuencias; sobre los efectos del agotamiento de los recursos energéticos y minerales en los sectores del urbanismo, la construcción y la edificación y las nuevas tecnologías no convencionales de extracción de combustibles fósiles, el cambio climático derivado y el impacto en la tecnología y las ciudades, así como la adaptación de las mismas hacia un urbanismo geológico sostenible.

3 Comments

  1. Estupendo articulo de Antonio Aretxabala quien como geologo ha tratado de mantener su analisis dentro del campo de su especialidad (Profesor en la Universidad de NavarraMecánica de Suelos, Geomorfología y Geotecnica) pero sin privarse de ir al nucleo fundamental del problema que es la filosofia subyacente a los emprendimientos humanos que amenazan ruina por basarse en el enfrentamiento entre los humanos (estratificacion social y explotacion) y de estos con el medio entorno, basados en la imposicion, la supremacia y la explotacion.

    El articulo habla de la obra publica, las grandes infraestructuras implementadas en directo desafio a las caracteristicas y condiciones geologicas, como son las represas, los yacimientos de hidrocarburos, las grandes urbanizaciones y las vias de comunicacion.

    Cabe añadir que practicamente toda esa obra publica esta basada en el uso del cemento y en particular el cemento armado, que es un material que está en continua evolucion quimica, el cual tiene una vida estimada no superior al siglo y que con frecuencia ya evidencia desmoronamiento a partir de los 50 años.

    https://theconversation.com/the-problem-with-reinforced-concrete-56078

    Finalmente hay que señalar un tipo de infraestructura faraonica extraordinaramente peligrosa: los cientos de centrales nucleares que son en si mismas cementerios nucleares de residuos de altisima actividad, cifrada esta en siglos. Cuando el sistema de refrigeracion del nucleo del reactor falla el uranio se funde y sobrevienen catastrofes como la de Fukushima y Chernobil. Cabe señalar que el cemento es el material omnipresente en las centrales nucleares y si sobreviene colapso economico cesara el gasto en mantenimiento y colapsara el constructo convirtientose en una fuente de emanaciones radiactivas que con toda probabilidad verteran en los cursos de agua a cuya vera suelen erigirse estos constructos para producir vapor y proveer la refrigeracion del nucleo, asi como a los residuos de muy alta actividad depositados en sus piscinas.

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