Casdeiro

No hay alternativas a un descenso importante de la población

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(Este texto forma parte del vol. 2 de En la espiral de la energía, el libro de Luis González Reyes & Ramón Fernández Durán publicado en 2014 por Ecologistas en Acción.)

En paralelo a la degradación de las condiciones básicas de vida irán surgiendo alternativas. En el plano sanitario, se apostará por una atención con orientación comunitaria y desde un enfoque de la salutogénesis[1]. En ella, la atención primaria y la salud pública serán los ejes fundamentales, y la hospitalaria un recurso tan solo de apoyo para ciertas situaciones. Además, se irá articulando otro sistema médico, probablemente basado en la medicina tradicional y oriental. Todo ello requiere muchos menos recursos energéticos, materiales y económicos para funcionar. En todo caso, lo que más influirá sobre la salud de las poblaciones serán sus condiciones de vida, teniendo la organización del sistema sanitario un papel secundario.

En lo concerniente a la alimentación, con el fin de reducir costes de transporte y garantizar el autoabastecimiento local, se irán desarrollando emprendimientos agrícolas en las cercanías de los núcleos urbanos y dentro de ellos. Esta agricultura será, inevitablemente, distinta de la industrial. Se pasará del latifundio al minifundio, del monocultivo al policultivo, del tractor al caballo y a la fuerza humana[2], del regadío al secano[3], del agua fósil a la de lluvia, de las semillas híbridas y transgénicas a las variedades locales[4], de los alimentos no estacionales a los de temporada, de la producción para exportar a la producción para el autoconsumo y el mercado local. Entre los cambios, probablemente el más relevante será la necesaria primacía del cultivo ecológico. Se usarán la rotación de cultivos, los abonos orgánicos (estiércol, compost, abono verde[5]), las técnicas naturales de control de plagas y malezas (acolchados, plantas, fomento de la presencia de depredadores naturales), etc. En todo caso, seguirán presentes las técnicas de la Revolución Verde o afines que se puedan sostener. Por ejemplo, el nitrógeno se obtendrá de la síntesis de amoniaco con nitrógeno atmosférico y biomasa[6], el fósforo a partir del guano[7] y el potasio a partir de sal de potasio.

Los cambios no solo afectarán a cómo se obtienen los alimentos, sino a cuáles se priorizan. Es más que probable que se reduzca el consumo de carne debido a la mayor intensidad energética de su producción y a la necesidad de más tierra y agua. En compensación, las legumbres ocuparán un lugar más destacado como fuente de proteínas.

Esta agricultura dejará de ser deficitaria energéticamente para volver a ser excedentaria, como antes de la Revolución Industrial[8]. Además, a medida que se extienda, podrá contribuir a “enfriar el clima”[9]. A esto ayudaría una dieta menos carnívora[10].

Sin embargo, todo esto no será suficiente. Volviendo a la figura 6.5, podemos considerar que en 1820 el consumo energético se acercaba a los niveles mínimos necesarios para cubrir las necesidades básicas de la población y para una sociedad relativamente poco compleja. Este consumo era de 20 GJ/hab/año. En 2010, el consumo per cápita de biomasa (incluye la eólica y la solar) y la hidroeléctrica sumaba 11 GJ/hab/año[11] (Tverberg, 2014d), por lo que, para volver a los niveles de consumo preindustriales (que no eran nada suntuosos), la población tendría que ser la mitad que la actual, aproximadamente. Con esos datos el descenso poblacional no es inevitable, pero sí probable.

Fig. 6.5: Consumo de energía primaria per cápita (Tverberg, 2014c). Extraída del vol. 1 de 'En la espiral de la energía'.
Fig. 6.5: Consumo de energía primaria per cápita (Tverberg, 2014c). Extraída del vol. 1 de ‘En la espiral de la energía’.

La cuestión no es tanto si el descenso poblacional es inevitable, como si se podrán esquivar los peores escenarios de hambre y pandemias. Si será posible hacer una transición poblacional rápida y ordenada. En la historia reciente, el control de la natalidad, cuando se ha dado, ha sido por tres mecanismos: i) Imposición. Este modelo solo ha funcionado en China gracias a su Estado fuerte. Más adelante argumentaremos que el poder de los Estados va a descender, por lo que este modelo opresor no se podrá repetir. ii) Urbanización. Este contexto ha favorecido el descenso de la natalidad. Pero creemos que lo que se va a producir es un desmontaje de las ciudades. iii) Empoderamiento de las mujeres (acceso a educación[12], trabajo fuera del hogar, capacidad de decisión sobre la maternidad) (Ryerson, 2012; PNUD, 2013). Este último factor no es solo contemporáneo[13]. Más adelante entraremos en la discusión sobre la evolución del patriarcado pero, en cualquier caso, no parece que la mayor emancipación de las mujeres, de producirse, sea un mecanismo suficientemente rápido para evitar una caída dramática de la población. Por ejemplo, si la tasa de natalidad bajase de 2,6 (actual) a 2,1, la población mundial seguiría creciendo durante los siguientes 70 años, llegando a los 13.000 millones (Zehner, 2012). Además, si se restan los embarazos no deseados de la tasa de fertilidad total, esa se situaría todavía relativamente alta (2,29), aunque por debajo de la tasa de reposición (2,35) (Engelman, 2012).

La agricultura ecológica puede tener una productividad similar a la industrial y mayor que la tradicional[14] (Pretty y col., 2006; Badgley y col., 2007; UNCTAD y UNEP, 2008; de Schutter, 2010b; Davis y col., 2012; Vivas, 2014) o, dicho de otro modo, su TRE sería superior y, en lugar de disminuir como con el resto de fuentes energéticas, aumentaría. Pero la agricultura ecológica probablemente no llegue a tiempo, pues la transición es de gran envergadura (rerruralización de la población, aprendizaje de nuevos conocimientos, puesta en marcha de mecanismos de fertilización naturales, reestructuración del mercado alimentario, cambios psicológicos por el paso de una forma de vida intelectual a otra más física) y el camino recorrido es comparativamente pequeño[15]. Además, en la transición la productividad de la tierra bajará, como ya hemos señalado.

Por otro lado, la agricultura ecológica requiere más superficie que la industrial, pues los nutrientes del suelo deben provenir de fuentes orgánicas. A lo que se sumará el mayor uso de la biomasa como consecuencia de la dificultad de acceso a compuestos de extracción minera. Esto es un problema de primer orden en un mundo lleno.

La forma en la que se produzca el descenso poblacional dependerá de los territorios. Creemos que en muy pocos lugares, si es que hay alguno, se realizará un abordaje de la situación desde una perspectiva de justicia social local y global[16]. En unos sitios será algo parecido a lo que ocurrió en la Rusia postsoviética, con un incremento de la tasa de mortalidad y una reducción de la tasa de fecundidad, pero que no sea socialmente percibido. En otros espacios, la reducción poblacional será obvia.

Todo esto, más allá de tener consecuencias demográficas, también las tendrá en la psicología colectiva, la economía y la forma de organización social, como ocurrió durante las plagas del final del Imperio romano, la Edad Media europea o con la llegada de los conquistadores ibéricos a América. En el primer y tercer caso, las sociedades quebraron, en el segundo se produjo una gran transformación[17]. Pero no hará falta llegar a descensos demográficos, pues antes el hambre será un potente catalizador de cambios sociales, como hemos visto a lo largo del libro. El hambre será un elemento mucho más sentido y con una implicación social más profunda que las restricciones energéticas. Lo que emerja podrán ser nuevos formatos de sociedades dominadoras, emulando una de las hipótesis que formulamos sobre el surgimiento de esta civilización[18]. Más adelante abordaremos estos posibles escenarios.

¿Cuál podría ser un punto de estabilización poblacional? Tal vez los 2.000 millones de personas que había en el mundo antes del petróleo (frente a los 7.200 actuales con una tendencia al alza que todavía no se ha quebrado). Pero hay multitud de factores que vuelven esta cifra muy variable: la capacidad de carga (y de regeneración) de los entornos, el nivel de avance del cambio climático, la expansión de las mejoras de las técnicas agrícolas, el grado de concentración de la riqueza, etc. En cualquier caso, el descenso será brutal.

El reparto de esta población estará concentrado sobre todo en las zonas cálidas no áridas (que podrán ser pocas fruto del Antropoceno), pues en ellas podrán crecer mejor las cosechas y habrá que gastar menos energía en calentar los hogares. Esto es algo que ya viene sucediendo a lo largo de la historia de la humanidad, incluso en la fase fosilista[19].

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Notas

[1] Utilización de los recursos personales y comunitarios para ganar autonomía sobre la propia salud.

[2] Los tractores podrían ser alimentados con un 10% de la cosecha (Greer, 2009), sin embargo requerirán un entramado industrial alrededor y no producirán el abono de un caballo.

[3] Alrededor del 82% de las tierras de cultivo no es de regadío (Postel, 2013a).

[4] No solo porque los mercados sean locales, sino también porque, en un contexto de débil capacidad financiera y estatal, la seguridad para quien produce será difícil que esté en políticas agrícolas de control de los precios (PAC en la UE, Farm Bill en EEUU) y tendrá que volver a basarse en la diversificación de las especies y variedades cultivadas.

[5] Plantar leguminosas u otras plantas que fijan nitrógeno, cortarlas y dejarlas incorporarse al suelo.

[6] Si todo el nitrógeno para fertilización de Austria fuese producido a partir de biogás, haría falta el 2% de la tierra cultivable del país (Kranzl y col., 2013).

[7] El fósforo a partir de guano es ahora residual (1-2% del marcado global) (Zittel, 2013).

[8] Apartado 6.9 de En la espiral de la energía.

[9] Si la agricultura devolviese la materia orgánica al suelo se podría neutralizar el 20-35% de las emisiones actuales. Con la integración de la ganadería con la agricultura se podría reducir otro 5-9%. Con la promoción de circuitos cortos un 10-12% adicional. Parando la deforestación un 15-18%. En total, entre un 50-75% de las emisiones (GRAIN, 2009; ETC, 2013b).

[10] Una dieta vegetariana emite un 50% menos de CO2 que una que incluye carne a diario (Scarborough y col., 2014).

[11] Otros datos, que ya hemos señalado (tabla 4.1) arrojan cifras distintas: sociedades forrajeras, 10-20 GJ/hab/año, sociedades agrícolas del siglo XVIII, 40-70 GJ/hab/año (Krausmann, 2011). En cualquier caso, la conclusión general valdría.

[12] Por ejemplo, en Brasil, las mujeres con educación secundaria tienen 2,5 hijas/os de media, frente a las/os 6,6 de las que no la tienen (Ryerson, 2012).

[13] Apartados 1.2, 3.5, 4.7, 6.10 y 6.13 de En la espiral de la energía.

[14] El cambio hacia una agricultura ecológica y campesina en 286 proyectos que abarcaban el 3% del área cultivada en la Periferia implicó un aumento de la productividad de un 79% (Pretty y col., 2006). Otros estudios para África muestran incrementos aún mayores (Pretty y col., 2011).

[15] Y eso a pesar de que al principio de la década de 2010 había unos 850.000 proyectos de permacultura en 160 países (Nierenberg, 2013).

[16] En este caso, se podrían adoptar ciertos criterios generales mínimos: todos los seres humanos vivos tienen derecho a la vida; también quienes están en camino, y sus madres decidan que quieren tenerlos; y quienes quieran desaparecer voluntariamente tendrán derecho a una muerte digna. Además, podrá avanzar una percepción compartida de que una manera de preservar otras libertades será renunciando a la de reproducción.

[17] Apartados 3.10, 3.11, 3.12 y 4.1 de En la espiral de la energía.

[18] Apartado 3.1 de En la espiral de la energía.

[19] En el año 1, el 75% de la población mundial vivía en zonas templadas. En 2008, era el 68% (Maddison, 2009).

Bibliografía citada

  • Badgley, C.; Moghtader, J.; Quintero, E.; Zakem, E.; Chappell, M. J.; Avilés-Vázquez, K.; Samulon, A.; Perfecto, I. (2007): “Organic agriculture and the global food supply”. En Renewable Agriculture and Food Systems, DOI:10.1017/S1742170507001640.
  • Davis, A. S; Hill, J. D.; Craig, C. A.; Johanns, A. M.; Liebman, M. (2012): “Increasing Cropping System Diversity Balances Productivity, Profitability and Environmental Health”. En PLoS ONE, DOI: 10.1371/journal.pone.0047149.
  • Engelman, R. (2012): “Trusting Women to End Population Growth”. En Cafaro, P.; Crist, E.: Life on the Brink. Environmentalists Confront Overpopulation. University of Georgia Press. Athens (EEUU).
  • ETC (2013b): “En el caos climático… ¿quién nos alimentará?”. http://www.etcgroup.org/sites/www.etcgroup.org/files/SPA_Food Poster_Design-Sept102013.pdf
  • GRAIN (2009): “Cuidar el suelo”, “La crisis climática es una crisis alimentaria. La agricultura campesina puede enfriar el planeta”, “El fracaso del sistema alimentario transnacional”. En Biodiversidad, sustento de culturas, nº especial.
  • Greer, J. M. (2009): The Ecotechnic Future. Envisioning a post-peak world. New Society Publishers. Gabriola Island (Canadá).
  • Kranzl, L.; Kalt, G.; Lauk, C.; Kemendy, K.; Exner, A. (2013): “Land and the centrality of biomass”. En Exner, A.; Fleissner, P.; Kranzl, L.; Zittel W.: Land and Resource Scarity. Capitalism, struggle and well-being in a world without fossil fuels. Routledge. Nueva York.
  • Krausmann, F. (2011): “The global metabolic transition: a historical overview”. En Krausmann, F. (ed.): The socio-metabolic transition. Long term historical trends and patterns in global material and energy use. Institute of Social Ecology. Viena.
  • Maddison, A. (2009): “Stadistics on World Population, GDP and Per Capita GDP, 1-2008 AD”. http://www.ggdc.net/maddison/Historical_Statistics/horizontal-file_02-2010.xls
  • PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) (2013): Informe sobre Desarrollo Humano 2013. El ascenso del Sur: Progreso humano en un mundo diverso. PNUD. Nueva York.
  • Postel, S. (2013a): “Conservando el agua dulce y sus servicios”. En Worldwatch Institute: La situación del mundo 2013. ¿Es aún posible la sostenibilidad?. FUHEM, Icaria. Barcelona.
  • Pretty, J. N.; Noble, A. D.; Bossio, D.; Dixon, J.; Hine, R. E.; Penning de Vries, F. W. T.; Morison, J. I. L. (2006): “Resource-Conserving Agriculture Increases Yields in Developing Countries”. En Environmental Science Technology, DOI: 10.1021/es051670d.
  • Pretty, J.; Toulmin, C.; Williams, S. (2011): “Sustainable intensification in African agriculture”. En International Journal of Agricultural Sustainability, DOI: 10.3763/ijas.2010.0583.
  • Ryerson, W. (2012): “How Do We Solve the Population Problem?”. En Cafaro, P.; Crist, E.: Life on the Brink. Environmentalists Confront Overpopulation. University of Georgia Press. Athens (EEUU).
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  • De Schutter, O. (2010b): “Informe del Relator Especial sobre el derecho a la alimentación, Sr. Olivier De Schutter”. http://www.srfood.org/images/stories/pdf/officialreports/20110308_a-hrc-16-49_agroecology_es.pdf
  • Tverberg, G. (2014d): “Eight Energy Myths Explained”. http://ourfiniteworld.com/2014/04/23/eight-energy-myths-explained/
  • UNCTAD (United Nations Conference on Trade and Development); UNEP (United Nations Environment Programme) (2008): “Organic Agriculture and Food Security in Africa”. United Nations. Nueva York.
  • Vivas, E. (2014): “¿La agricultura campesina y ecológica puede alimentar al mundo?”. http://esthervivas.com/2014/05/20/la-agricultura-campesina-y-ecologica-puede-alimentar-al-mundo/
  • Zehner, O. (2012): Green Illusions. The Dirty Secrets of Clean Energy and the Future of Environmentalism. University of Nebraska Press. Lincoln (EEUU).
  • Zittel, W. (2013): “The end of the black epoch”, “The stuff of the green revolution. Nitrogen, potassium and phosphate”. En Exner, A.; Fleissner, P.; Kranzl, L.; Zittel, W.: Land and Resource Scarity. Capitalism, struggle and well-being in a world without fossil fuels. Routledge. Nueva York.
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Miembro de Ecologistas en Acción, donde fue coordinador confederal durante 9 años. Profesionalmente se dedica a la formación y la investigación en temas relacionados con el ecologismo y la pedagogía en Garúa S. Coop. Mad. y FUHEM. Es autor o coautor de una veintena de libros con contenidos que abarcan distintas facetas del ecologismo social.

14 Comments

  1. Es fascinante la amplitud y profundidad de perspectiva adoptada en esta obra que, con la lectura de este articulo, se me antoja que quizas conviniera una reedicion en digital fragmentada en tomos/temas separados, casi autonomos pero no independientes, sino con profusion de llamadas entre ellos.

    En este comentario quisiera hacer notar que siendo la agricultura la fuente esencial de sustento no se caiga en la cuenta de que tanto la agricultura tradicional como la industrializada insisten en el tropismo de trabajar directamente suelo, con las implicaciones que ello tiene para el medio entorno y los modo de gestion y laboreo asociados: las viejas y malas practicas cuya implementacion moderna y tecnologizada ha empeorado exponencialmente sus vicios.

    La agricultura es un asunto inevitablemente artificial y de imposible naturalizacion, de imposible integracion con el medio entorno silvestre, puesto que lo altera y condiciona, prevaleciendo por encima de todo el imperativo de produccion, lo que no quita para que exista y se aplique una clase de agricultura ecologica (permacultura) que podria contribuir a la regeneracion y administracion del medio entorno silvestre, pero estaria desvinculada de las exigencias de produccion y acaso tendria un papel complementario.

    Creo que en puridad, la unica agricultura propiamente ecologia solo puede ser aquella lo mas circular posible y con la menor dependencia e interaccion con el medio entorno silvestre.

    La agricultura en la que pienso es la basada en tierra en recipientes protegidos por una cubierta. No pienso en invernaderos de diverso tamaño donde, bajo cubierta, predominan similares practicas y mentalidad que a cielo abierto.

    Creo que el invernadero modular revolucionaria la concepcion de la agricultura y posibilitaria una suerte de re-ruralizacion de las ciudades y sus aledaños sin perder lo mejor de la cultura de ciudad.

    Sera cuestion de investigacion, prueba y error, el dar con el modelo de invernadero modular mas eficiente segun las circunstancias y objetivos, pero estoy convencido de que es la unica solucion sensata y viable, nunca el retorno a las viejas practicas, con sus implicaciones psicologicas, politicas y de interferencia degradadora sobre el medio entorno silvestre.

  2. No me cansaré de promocionar este libro que c onsidero de obligada y paciente lectura por todos. Tenemos suerte los lectores del castellano porque no conozco nada similar en lengua inglesa, ni siquiera de los Heinberg, Roetgen etc.

    Deesde el punto de vista de la teoría de que la biosfera funciona como un organismo (Gaia), nuetra Civilización (que no siempre el Homo) funciona como un cáncer. Así que la pregunta de ¿Cuántos podemos ser? Se transforma en: ¿De qué tamaño desea usted su cáncer? Y la respuesta es obvia, mientras sea un cáncer, mejor de tamaño nulo.
    ¿Y cúantos Homo podemos vivir en la la biosfera sin ser un cáncer?
    Muchos menos que 2000 millones. Sencillamente, somos un omnívoro de tamaño grande, como la biosfera requiere siempre diversidad alta, entonces hay que dejar espacio para otros animales grandes (de más de 50 kilos), la mayoría hervíboros claro (que hemos hecho desaparecer a marchas forazadas a cambio de ineficientes vacas, cerdos y ovejas).. Si comparamos el estado de la biosfera en un pasado reciente geológico, dudo que nuestros espacio «engaiados» pueda permitir más de 500 millones de Homo.
    Y antes de que nadie diga que soy antihumanista, otra pregunta: ¿no es mejor 500 millones durante 100 milenios que 10000 millones y luego el caos y la cuasi-extinción en 500 años para pasar a ser unos pocos millones de neolíticos a lo más? Un cáncer nunca sobrevive mucho tiempo. Es hora de decir no solo que hay que coger la bici y ser mucho menos carnívoros, es hora de promocionar no tener más de un hijo, desde ya, sobre todo en los países ricos. ¡Y, por Gaia o por Tutatis, eduquemos a ese único hijo en la frugalidad!

  3. Compañero Profesor De Castro, yo creo que más que todo lo que usted dice (y lo comparto) el cáncer es el sistema-mundo capitalista, eso es con lo que hay que acabar, es el mayor cáncer del planeta.
    Un saludo

  4. Concuerdo con Rodolfo Crespo 2016-09-10 a las 5:21 pm

    Creo que las sociedades humanas dejaron de proceder simbioticamente con su nicho ecologico cuando se procedió a domesticar animales y plantas, pues ello condujo a la domesticacion de otros humanos como extension de los animales y plantas domesticados.

    Supongo que en la cultura de cazadores-recolectores ─mas recolectores que cazadores─ todos los individuos son similarmente importantes, pues no cabe almacenar riquezas ni acotar territorios, no funciona el esclavizar a otros para que cacen y recolecten para ti.

    Imagino que en la cultura de caza y recoleccion procedia el dialogo con el medio entorno, escucharlo, entenderlo e intuir sus señales; todo estaria imbuido de una personalidad, una voluntad un designio propio y particular. En la cultura del esclavizador, lo que no se puede defender o resistir lo puedes destruir y someter, todo es fruto del designio de una voluntad superior, similar a la voluntad del esclavizador. Es esa mentalidad la que ha estado fastidiando la biosfera y segando la hierba bajo los pies de la entera Humanidad.

    • «Creo que las sociedades humanas dejaron de proceder simbioticamente con su nicho ecologico cuando se procedió a domesticar animales y plantas, pues ello condujo a la domesticacion de otros humanos como extension de los animales y plantas domesticados.»

      Pues yo que creo que el propio libro de Ramón y Luis demuestra que una cosa no lleva necesariamente a la otra y que existieron durante miles de años sociedades agro-ganadero-pastoriles de tipo igualitario.

      El propio John Zerzan (primitivista donde los haya) ha reconocido en los últimos años que existen modelos más allá de la mera recolección-caza que son aceptables y están en equilibrio perdurable con el resto del ecosistema.

      • Gimbutas describe sociedades preminoicas bastante pacíficas, matrilineales, y «avanzadas» tecnológicamente en Europa. Incluso con agua corriente. Éstas sociedades se fueron amurallando porque fueron invadidas por sociedades violentas. Si no fueron sostenibles a largo plazo no fue quizás porque no supieran coordinarse con su entorno y con ellas mismas, sino porque ¿cómo actúas con el energúmeno violento que te agrede y te cambia todo? Eso no fueron capaces de resolverlo y desaparecieron exterminadas. Aún así aguantaron en Creta varios miles de años.

      • Es cierto, han existido culturas agro-ganaderas mas o menos pacificas y mas o menos integradas con su medio entorno.

        La obra de la antropologa Margaret Mead titulada «Adolescencia, sexo y cultura en Samoa» consigna y describe esa clase de culturas, unas culturas que no incurrieron en una dinamica como la de la isla de Pascua. Creo que el tratarse de culturas isleñas es un factor importante cara al aprendizaje respecto a las consecuencias de una cultura basada en la depredacion: si desbaratas tu isla, desapareces.

        Sin embargo la economia agro-ganadera es dificilmente simbiotica con el medio entorno, pues propicia el desequilibrio de poder conducente a la estratifciacion social, la apropiacion territorial, el saqueo, el expolio y la guerra, de modo que las sociedades mas violentas, mas eficamente depredadoras seran las mas exitosas en la invasion y esclavizacion de pueblos y culturas vecinos… el capitalismo es la culminacion de esta dinamica, en tanto que ya es la cultura planetaria.

        • Interesante planteamiento, Carlos: entonces podríamos decir que el carácter pacífico-igualitario-sostenible es como un gen recesivo, que en contacto con el gen de la guerra-dominación-explotación, tiende a desaparecer. O también lo podemos ver en términos de «virus»: el virus de la guerra contagia células pacíficas y las inocula con su material genético, pervirtiéndolas. ¿Es así?

        • Sí, Dubitador, Jared Diamond también refiere casos de islas y trata de establecer criterios acerca de por qué unas civilizaciones fracasaron y otras pervivieron (o perviven), incluso comparando varios casos insulares de unas y otras.

          Lo que no acabo de ver es una relación necesaria, como parece que estableces tú entre economía agro-ganadera y la imposibilidad de la simbiosis y la acumulación de poder y la jerarquización. Yo creo que es probable, pero no una consecuencia necesaria, y que hay ejemplos, muy duraderos en el tiempo, de lo contrario.

          • La utopia ya existio cuando eramos cazadores/recolectores que tenian que conformarse con lo necesario y se necesitaba la armonia y cooperacion de todos los miembros del grupo, ya que no funcionaba lo de esclavizar a otros, en tanto que no se podia acaparar ni jugar con las necesidades ajenas, de modo que cada dia tenia su afan y no servia de nada pasarse cazando o recolectando, ya que no se podia conservar ni almacenar, no se podia establecer una base de poder.

            Con la invencion de la tecnologia agro-ganadera cambio radicalmente la relacion con el medio entorno y se abrio paso una cosmovision distinta, una cosmovision de dominio, primero sobre el medio entorno y tambien sobre otros seres humanos.

  5. Pero eso no es lo que muestran los datos. Parece que, al menos durante los 4.000 años iniciales de sociedades agrarias, las relaciones sociales fueron más igualitarias que dominadoras en la gran mayoría del planeta.

    Además, en el proceso de domesticación animal inicialmente hubo bastantes dosis de mutualismo (algo que desde luego ahora o existe).

    Finalmente, es cierto que hubo una modificación del paisaje creando nuevos agrosistemas. Pero esto no implica que no siguiesen existiendo equilibrios. Alguno muy distinto empezó a pasar con las sociedades agrarias basadas en la dominación, que empezaron a sobreexplotar sus entornos, y la escala se hizo mucho mayor en las industriales.

    En todo caso, es verdad que cambiaron las cosmovisiones y empezó a producirse un distanciamiento con la naturaleza.

  6. Solo es una opinión, pero es de imaginar que las sociedades agrarias pueden permitirse ser igualitarias siempre que la competición por recursos sea mínima, o que incluso sea más necesaria la cooperación entre pares. Sea como sea, la importancia creo que está siempre en el número.

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