1.
Siendo C la capacidad de regeneración biológica de la Tierra en un momento histórico dado[1] (capacidad de carga), y siendo EFi los servicios ecológicos que cada individuo i demanda de la naturaleza, resulta evidente que ha de verificarse la relación
para que el consumo total de bienes y servicios ecológicos no exceda la capacidad de suministro continuado del planeta.
La condición [1] referida al año natural, no se verifica desde 1971. A partir de entonces se llama Earth Overshoot Day (el día en que se excede la Tierra), al día del año en que se igualan la demanda de servicios ecológicos y la capacidad de carga. En el gráfico de la figura 1 puede verse el número de días transcurridos anualmente antes de alcanzar el Overshoot Day.

2.
El índice de desarrollo humano, HDI, calculado por las naciones Unidas a través de sus Programas para el Desarrollo (UNDP por sus siglas en inglés), es un indicador que basándose en datos relativos a la esperanza de vida, a lo ingresos y al acceso a la educación de los individuos, mide el grado de desarrollo de las naciones.
Partiendo de los cuartiles de la distribución de las variables que componen el HDI, las naciones se clasifican en cuatro categorías, a saber:
- Bajo (Low Human Development, LHD): HDI < 0,550
- Medio (Medium Human Development, MHD): 0,550 ≤ HDI ≤ 0,699
- Alto (High Human Development, HHD): 0,700 ≤ HDI ≤ 0,799
- Muy alto (Very High Human Development, VHHD): HDI ≥ 0,800
Con frecuencia el HDI se utiliza en relación con otros indicadores sociológicos y económicos, como el GNI, que mide los ingresos nacionales brutos. Así se hace en el diagrama de la figura 2 para los datos relativos a 2012.


Se observa en este diagrama cómo los estados de menores ingresos brutos también son los que tienen un menor índice de desarrollo humano, lo que significa que sus habitantes tienen menor esperanza de vida, que su acceso a la educación está ampliamente limitado y que sus ingresos son, muy probablemente, escasos.
El HDI también puede representarse frente a la huella ecológica per cápita. Haciéndolo de este modo es fácil ver de qué manera el desarrollo humano alcanzado por los diferentes países influye en su demanda anual de servicios ecológicos. Es habitual que el Global Footprint Network proporcione en sus informes anuales este gráfico. En la figura 3 se reproduce el que resulta de considerar los valores del año 2012, dados a conocer en el informe de 2016 (NFA-2016).
Muestra esta gráfica que son los países que han alcanzado mayor desarrollo humano los que de forma sistemática ejercen también mayor presión sobre los recursos naturales. A la cabeza Luxemburgo, con una huella ecológica de casi 16 hectáreas globales por persona y un HDI de 0,89 (no el más alto de los medidos, por cierto, mérito que le corresponde a Noruega con un HDI de 0,94). En el otro extremo están países como la República Democrática del Congo, Níger o La república de África Central, con una demanda de servicios ecológicos que queda cubierta con una superficie inferior a una hectárea y media por persona y cuyos índices de desarrollo humano son 0,33; 0,34 y 0,37 respectivamente.
Pueden extraerse bastantes más conclusiones del diagrama anterior. Muchas de ellas nos hablan de inequidad. Por ejemplo:
- De un total de 172 países[2], 115, esto es, un 67%, demandan para mantener su modus vivendi recursos que exceden la capacidad de regeneración de la bioesfera. De acuerdo con el informe NFA 2016 antes mencionado, para generar los recursos demandados por los países referidos y absorber el CO2 que oficialmente producen[3], se necesitan un total de 16.028 millones de hectáreas globales[4].
Siendo la población total de esos países 3.926 millones de personas, requieren cada una de ellas como promedio 4,1 hectáreas globales para satisfacer sus necesidades[5].
Por el contrario, los 57 países restantes solo requieren 3.535 millones de hectáreas globales, es decir, 1,2 hectáreas globales per cápita. - Puesto que para la población total del mundo la capacidad biológica de la Tierra es del orden de 1,73 hectáreas globales per cápita, la demanda de recursos descrita requiere de no menos de 2,8 Tierras.
Pero Tierra solo hay una. Por tal motivo, podría llegar a decirse que la abundancia que aparentemente se observa en los países de mayor desarrollo se debe a una sobreexplotación de los recursos naturales que procede de (1) limitar el desarrollo de los países más pobres y (2) de explotar más allá de lo tolerable, el hasta hace muy poco rico, fértil y diverso planeta Tierra.
Si la primera de estas dos razones demuestra una más que evidente falta de solidaridad entre estados y sociedades, la segunda es una clarísima ausencia de compromiso para con las generaciones venideras. Ambas son producto de una muy extrema cortedad de miras. - Dicho de otro modo: si la humanidad en su conjunto anhelara vivir como lo hacen, por ejemplo, los daneses, se necesitarían 3,18 Tierras. De ese hipotético e imposible planeta, casi un 50% (esto es, una Tierra y media completas), debería estar ocupadas de bosque con el único fin de contener las emisiones de CO2 que se emitirían a la atmósfera por tan avanzada sociedad.
Podríamos ser incluso más ambiciosos y desear el nivel de vida de los kuwaitíes o de los cataríes o incluso de sociedades más próximas a las nuestras, como la de los luxemburgueses. Piénsese que entonces se requerirán –solo–, 4 Tierras, 5 Tierras y media o 7 Tierras y un tercio, según el caso, y esto solo para contener la concentración de CO2 en la atmósfera.
Si se mirara en la otra dirección, por ejemplo hacia México, bastaría con 1 Tierra entera para el mismo fin, pero no quedarían cubiertos otros servicios ecológicos (pastos, cultivos, etc.), necesarios para la subsistencia. Entonces, ¿hacia dónde mirar? - Es posible mantener un grado de desarrollo aceptable sin superar los límites biológicos del planeta. Así lo demuestran al menos la República Dominicana, (HDI=0,7; EF=1,5 gha/per); Sri Lanka (HDI=0,75; EF=1,3 gha/per) y Georgia (HDI=0,75; EF=1,6 gha/per). En el diagrama de la figura 2 ocupan estos países el rectángulo inferior derecho, sombreado de azul.
3.
Nada llama la atención cuando se compara el fotomontaje de la NASA llamado “Earth at night”[6] (figura 4), con el mapa facilitado por el Global Footprint Network en el informe NFA 2016[7].
O quizá sí: 12 años de diferencia entre el uno y el otro.


4.
Ocurre que según la naturaleza de los servicios demandados, las características climatológicas del lugar, la orografía, la distribución y la densidad demográfica y otros muchos factores, la superficie de tierra ocupada por cada nación (y en su caso, del lecho marino), es capaz o no de generar de forma continuada los recursos necesarios. Ocurre que los países son cada vez más interdependientes.
5.
Dice John Gray: “Un mundo globalizado supone una construcción delicada. La población, muchísimo mayor que la de antaño, se ha vuelto dependiente de redes de suministro muy extensas, y cualquier guerra de la escala de los grandes conflictos del siglo XX podría acarrear la clase de sacrificios colectivos de población descritos en su día por Malthus.”[8]
Es seguro que de seguir exigiendo de la biosfera lo que no es capaz de dar, los sacrificios colectivos de los que hablaba Malthus a finales del XVIII y de los que hoy nos habla Gray, terminarán produciéndose.
Más aún, en no pocas ocasiones uno encuentra razones para pensar que cualquier guerra de la escala de los grandes conflictos del siglo XX no es, de hecho, cualquier guerra y que esa guerra ya ha comenzado[9].
6.
El coeficiente de GINI, así llamado en honor a su creador, Conrado Gini, permite evaluar cuánto de desigual es la distribución de los ingresos en una sociedad. El banco mundial, quien en su base de datos facilita bajo la designación SI.POV.GINI el coeficiente para un total de 214 naciones, dice de él que mide en qué extensión la distribución de los ingresos (y en algunos casos el consumo), entre los individuos u hogares de una economía se desvían de la distribución equitativa perfecta[10]. De este modo, si el HDI permite comparar el grado de desarrollo humano entre países, el coeficiente GINI informa de cómo está distribuida la riqueza en un país en concreto.
Bajo determinados supuestos es posible utilizar el coeficiente de GINI para distribuir entre los habitantes de una nación (y de este modo asignar a cada uno la parte que le corresponde), la huella ecológica de la nación de que se trate.
En particular, para llevar a cabo esta tarea, se ha supuesto que el consumo de recursos biológicos y, análogamente, la parte de la superficie construida y los niveles de emisión de CO2 que le corresponden a cada individuo de la población, son directamente proporcionales a su riqueza material[11]. Se ha supuesto, igualmente, que agrupados en clases, todos sus individuos tienen idéntica riqueza. Se ha supuesto, por último, que cada clase está compuesta por una quinta parte de la población total a la cual se asigna una riqueza igual a la que resulta de aplicar al GNI de la nación el coeficiente de GINI del quintil correspondiente[12].
7.
En el gráfico de la figura 6 se representa para doce países en diferentes grados de desarrollo económico, el número de Tierras que serían necesarias para satisfacer la demanda de servicios ecológicos en el supuesto de que la población mundial en su conjunto consumiera recursos con la misma intensidad a como lo hacen los miembros del quintil y del país de que se trate.

Esta misma información es la que se muestra en el gráfico de la figura 7 para el conjunto de los 172 países incluidos en el informe NFA 2016.

8.
Si el gráfico de la figura 3 pone de manifiesto la inequidad entre países, los gráficos de las figuras 6 y 7 (con todas las reservas que deben tenerse en un análisis como el presente), no solo describen la inequidad entre naciones; desvelan también las profundas diferencias existentes en el seno de un mismo país, evidenciando cómo se distribuye la demanda de servicios ecológicos entre su población.
Así, por ejemplo, bastarían con 0,6 Tierras para satisfacer las demandas de la población mundial si se asumieran como suficientes las del primer quintil de la población chilena, (Chile ocupa el lugar 42 cuando se ordenan las 172 naciones del informe NFA 2016 bajo el criterio descendente del GNI per cápita). Si por el contrario la demanda de servicios fuera la del quintil más alto de este mismo país, se requerirían casi 12 veces más: 7 Tierras enteras no serían entonces suficientes.
Los números no son mucho mejores en otros países: el quintil más alto de Haití, país que ocupa el puesto 150 del ranking GNI per cápita, ya exige más de 1 Tierra; para vivir al modo de los haitianos agrupados en el quintil más bajo, ¡3 centésimas de Tierra serían suficientes!
Pasar del modelo de vida del primer quintil del Reino Unido, Japón, Estados Unidos, Australia y Luxemburgo[13], ya insostenibles de por sí, al modelo de vida que tienen en esos mismos países la parte de la población que ocupa la clase media (tercer quintil), implicaría más que duplicar el número de Tierras necesarias; en el caso más liviano (Reino Unido) se necesitarían 3,7 Tierras; en el peor (Luxemburgo), más de 7,5 Tierras.
9.
“No tenemos sueños baratos”, dice el anuncio[14].
Pensar que la humanidad puede llegar a vivir como los que mejor viven en Luxemburgo, demandando servicios ecológicos que no serían capaces de proporcionar 19 Tierras enteras, no es un sueño barato; es una quimera que puede llevarnos a vivir en muy poco tiempo la peor de las pesadillas.
10.
Si EFj es la huella ecológica per cápita del país j y Pj es su población, es evidente que ha de verificarse
para que la demanda total de servicios ecológicos no exceda la capacidad de carga C del planeta.
Si además Gkj es el valor del coeficiente de GINI del quintil k de la población del país j, entonces
es la huella ecológica total asignable al quintil k de la población mundial. Siendo así, ha de verificarse
para que no se exceda la capacidad de carga del planeta.
Las ecuaciones [1], [2] y [3] son equivalentes. Las tres expresan una misma condición de sostenibilidad, (en la medida en que sostenibilidad pueda llegar a significar algo), pero de cada una de ellas pueden extraerse conclusiones diferentes (e incluso antagónicas).
En no pocas ocasiones se ha llamado la atención sobre la inminencia del colapso civilizatorio en el que nos adentramos y de su irreversibilidad, apuntando como causa los severos daños que la actividad humana producen sobre el medioambiente y la explotación de recursos críticos más allá de su capacidad de renovación de un planeta que querámoslo o no, es finito. La sobreexplotación de recursos se refiere a la atmósfera, los ríos y lagos, los océanos, el suelo y especies vivas.
Se han propuesto acciones que permitirían minimizar este impacto y preservar la integridad de los recursos de los que nosotros mismos y los demás seres vivos que habitan la Tierra, dependemos. La reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y muy especialmente del CO2, a través de una drástica disminución del consumo de combustibles fósiles y, eventualmente, de la descarbonización de la sociedad, se ha marcado como objetivo prioritario. Pero no es suficiente. Se necesitará también frenar la deforestación del terreno, proteger de la erosión las tierras cultivables y preservar la biodiversidad del planeta. Se necesitará también detener el crecimiento de la población.
Queda, por último, incrementar la equidad, tanto entre sociedades como dentro de una misma sociedad. No está claro que la inequidad sea un factor relevante a la hora de explicar el colapso de las civilizaciones[15], pero es seguro que lograr amplios niveles de igualdad no solo es una cuestión de justicia. Es, ante todo, el modo más efectivo de impedir la violación de los derechos humanos por parte del Estado, el fin de la impunidad y la garantía de que, en su probable deriva hacia el colapso, las sociedades sean menos propensas a sufrir formas de gobierno totalitarias.
Epílogo
El próximo Overshoot Day será el 8 de agosto de 2016[16]. Este año la humanidad habrá extenuado al planeta Tierra en tan solo 220 días.
Sigamos soñando.
Anexos
ANEXO 1: GINI y Huella Ecológica y Biocapacidad por Nación y clase GINI
ANEXO 2: Número de Tierras y de países requeridos por nación y clase GINI
Notas
[1] La capacidad de regeneración de la biosfera, así como la demanda de servicios ecológicos a los que está sometido el planeta, no son ni constantes en el tiempo ni para cada sociedad en un momento determinado de la historia. Es evidente, que tampoco lo es cuando se comparan en un momento determinado diferentes individuos de una misma sociedad. De esto trata este artículo.
[2] Nos remitimos a los 172 países de los que se conoce su huella ecológica a través del informe NFA 2016. Véase http://www.footprintnetwork.org/es/index.php/GFN/page/public_data_package
[3] Tal como se ha denunciado recientemente, existen importantes focos de emisión de Gases de Efecto Invernadero, GEI, que permanecen ocultos a la opinión pública. Véase por ejemplo, Space-based detection of missing sulfur dioxide sources of global air pollution (Chris A. McLinden et al, 2016), donde se informa de fuentes de emisión de dióxido de azufre, SO2, localizadas a través de observaciones vía satélite. Se concluye en el estudio que de las 500 fuentes principales de emisión identificadas, al menos 40 de ellas no están reconocidas en los inventarios oficiales (http://www.nature.com/ngeo/journal/vaop/ncurrent/full/ngeo2724.html).
[4] “Una hectárea global es una unidad común que comprende la productividad promedio de toda el área de tierra y mar biológicamente productiva en el mundo en un determinado año. Áreas biológicamente productivas incluyen tierras de cultivo, bosques y áreas de pesca, y no incluyen desiertos, glaciares y el mar abierto.”
“El uso de una unidad común, i.e. hectáreas globales, permite que diferentes tipos de terreno sean comparados utilizando un denominador común. Factores de equivalencia son usados para convertir hectáreas físicas de diferentes tipos de terreno, tales como tierras de cultivo y tierras de pastoreo, en la unidad común de hectáreas globales.”
http://www.footprintnetwork.org/es/index.php/GFN/page/frequently_asked_questions/#method2
[5] Hablo aquí de necesidades en el sentido más amplio y, de algún modo más desvirtuado de la palabra. Es más que probable que si se entendiera su significado de forma ajustada, no se darían muchas de las circunstancias aquí descritas. Véase, en este sentido, el artículo “Necesidades, seudo-necesidades, satisfactores, seudo-satisfactores, deseos y felicidad” de Julio García Camarero, en www.15-15-15.org.
[6] Astronomy Picture of the Day, 2000 November 27, http://apod.nasa.gov/apod/ap001127.html
[7] http://www.footprintnetwork.org/ecological_footprint_nations/
[8] John Gray, Perros de paja. Reflexiones sobre los humanos y otros animales. Bolsillo Paidós, 2008.
[9] El mapa de los conflictos ambientales (http://ejatlas.org/) dice mucho en este sentido. También se puede visitar https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Guerras_y_conflictos_actuales (solo por tener una visión algo más global de los conflictos bélicos activos).
[10] http://data.worldbank.org/indicator/SI.POV.GINI
[11] El cálculo de la huella ecológica se rige por normas cuyo uso asegura la coherencia de los resultados obtenidos. En el momento de escribir esta nota, las normas vigentes son las editadas en 2009. Pueden consultarse en http://www.footprintnetwork.org/en/index.php/GFN/page/application_standards/. Lo que sigue no necesariamente se ajusta a estas especificaciones. No pretende tampoco ser un trabajo científico homologable.
[12] Los valores del coeficiente de GINI son los que proporciona el banco mundial (códigos SI.DST.FRST.20;SI.DST.02ND.20; SI.DST.03RD.20; SI.DST.04TH.20 y SI.DST.05TH.20). Siempre que se ha podido se han elegido los correspondientes al año 2012. Cuando no ha sido así se han escogido los del año más próximo posible.
[13] Los países citados ocupan en el ranking GNI per cápita los puestos 22, 19, 15, 6 y 1 respectivamente. Para proveer recursos equivalentes a los que demanda el primer quintil en cada uno de ellos, se necesitan 1,1; 1,1; 1,2; 1,3 y 3,2 Tierras.
[14] https://youtu.be/QAQXsnlmgBQ
[15] En alguna ocasión se ha pretendido describir el colapso de las civilizaciones a través de modelos matemáticos en los que la inequidad y el consumo excesivo de recursos son las variables explicativas (véase, por ejemplo, el artículo de Nafeez Ahmed publicado en The Guardian, https://www.theguardian.com/environment/earth-insight/2014/mar/14/nasa-civilisation-irreversiblecollapse-study-scientists y también el estudio original al que se hace referencia [Montesharrei et al, 2014], disponible en http://climateandcapitalism.com/wp-content/uploads/sites/2/2014/03/Motesharrei-Human-and-Nature-Dynamics.pdf). Sin embargo, estos modelos tienen sus detractores: véase, el post de Ian Angus http://climateandcapitalism.com/2014/03/31/nasa-collapse-study/
[16] http://www.overshootday.org
Recientemente Rene (que firma No Logo) ante el último artículo de Pedro Prieto: La transición energética que nos proponen Podemos e IU, y la que habría que hacer (14 de mayo de 2016 en esta misma revista) le preguntaba una serie de preguntas utópicas.
Decía:
“Estoy de acuerdo con usted en casi todo Sr. Prieto, pero quisiera preguntarle algo:
– Usted parece tener recursos y respaldo organizativo más que suficiente para ejercer presión y proponer alternativas, si no ideas, a los partidos, y que les oigan. ¿Acaso no lo hacen?
– En el caso de haberlo hecho ya, ¿les escucharon?
– Si no le gusta lo que proponen estos partidos….¿se lo dijeron? Quizá escribirles una carta o citarse con ellos para dialogar resulte constructivo…
En fin, me gusta ver críticas e ideas, pero me sorprende que esto se quede simplemente ahí, sin más de su parte. Los políticos no tienen ni idea sobre la solución técnica de muchos problemas, por eso necesiten asesores y gente como usted para ver realidades que sólo ingenieros y científicos podemos ver.
Gracias por su aportación,.(FIN DE CITA)
Casi que podemos hacérsela a usted, pero antes una anécdota, porque tal vez los científicos no saben como funciona el capitalismo por dentro, y DENTRO DEL CAPITALISMO NO HAY SALIDA POSIBLE.
La anécdota, y saque sus propias conclusiones.
Yo trabajo en una empresa comercial (en otras palabras vendemos); cada día tenemos una cifra de ventas a realizar, ¿Quién determina esa cifra?, no es arbitraria, la determinamos nosotros mismos, ¿Cómo, cuál es esa cifra?, pues tenemos que hacer más dinero que la misma cantidad que se hizo similar día del año anterior. Es decir, si creces este año, la cifra de este año es la loza del año próximo.
Aunque la cifra del año anterior siempre nos aparece cada día en nuestro ordenador de trabajo, el (los) jefes se encargan también de recordártela (yunque y partillo ya sabe). El otro día mi jefe me dijo Luis hay que hacer hoy 16 mil euros. Le dije “esta bien, sí la demanda solvente acompaña quedarán realizados los 16 mil euros”; pero como capitalista no le gustó mucho, al otro día me dijo, Luis hay que hacer 14 mil euros (no le digo los picos porque es irrelevante para lo que le digo) pero sin dejarme hablar porque le iba a decir de la demanda solvente otra vez (él ya lo sabía, no es tan tonto, aunque verá que sí) me dijo “HAYA DEMANDA SOLVENTE O NO HAYA DEMANDA SOLVENTE”.
Otro de mis jefes, éste subalterno me dijo (bueno nos dijo a todos lo de mi misma sección, porque no soy yo solo) “hoy hay que hacer tanta cantidad de dinero” que ya le dije que era más que la se hizo el año anterior, y al terminar la breve reunión de todo el equipo con ese jefe antes de iniciar la jornada le digo. “tranquilo si traen dinero no hay problemas”. ¿Usted sabe que ya me dice tan pronto me muestra la cifra que hay que hacer: “Luis hay que hacer tanto y no me digas que si la gente trae dinero, es trayendo dinero y sin traer”.
La anécdota se la hago porque por experiencia conozco que hay partidos que comulgan sin lugar a dudas con su artículo que me he quedado asombrado que no saben que en la realidad del capitalismo hay que crecer por imperativo categórico, algunos les escuchado el comentario infantil: “pero ese es el cuento de nunca acabar”.
Comprende Sr Campanas, ese es el capitalismo, ¿entenderán el excelente artículo suyo, que es uno más de los tantos que nuestros científicos en todas partes demuestran cada día la irracionalidad de este sistema?, ¿entiende esto que usted dice mis dos jefes partes integrantes de esa clase capitalista y burguesa?, ¿sabe usted que el capitalismo funciona así en la realidad de las empresas?, ¿Para quién entonces su artículo y el de Prieto: para los anarquistas, los piqueteros, para preparar la juventud y quien no es la juventud para movilizarse?, ¿su artículo es para preparar revoluciones?, ¿es para concienciar a prototipos de jefes como los míos? ¿para quién son?
Sí, tengo derecho a preguntar para qué.
Gracias, y estupendo texto nos ha regalado usted y la la Revista 15-15-15.
Excelente,
Ambos textos… el de Luis Echeverría también… me quedo con ganas de saber si ese día llegaron a los 16 mil…
Para lo que sirve mantener al día algunos datos macro (y mejor si alguien con conocimiento nos da una orientación) es para no perderse en lo que pasa en el barrio (o en los últimos meses) y generalizarlo…
Por otro lado, mas allá de lo que hagamos, esta línea ascendente que en este análisis llega hasta 2012… ya está cambiando por peso propio: menos consumo energético per cápita, menos inversión para el extractivismo pero… a la vez… puede que más exclusión y desigualdad (ahí es donde hay que poner el énfasis) que es lo que en general queda marginado de la cuestión de la huella ecológica y que en el texto está muy claro.
BPepe, he leído tu artículo, el que sobrepasa mi capacidad comprensiva. Ahota bien, entiendo que nuestro planeta Tierra está en un declive sumamente preocupante.El Co2, la no equidad de recursos entre diferntes países, parecen ser algunos de los muchos culpables ¿ Se está haciendo lo preciso para detener semejante descalabro ? Me parece que no. Las sensibilidades están apagadas. Los sueños son el poder y la desenfrenada ansia de riqueza material.
Si te diré que tu artículo será leído por científicos, quienes encontrarán ayuda en él.
Un abrazo muy fuerte.
Los científicos leerán el artículo, así lo creo yo también, estimada Justa, y se harán las preguntas adecuadas
Un abrazo
Ängela siento decirle que las sensibilidades no estan apagadas, más bien diría que más encendidas que nunca (el gran artículo de Campanas lo demuestra), los científicos lo saben, aunque trabajen para el sistema de la mercancía y el dinero, el capitalismo, lo saben. Ese es el gran problema que todo el mundo lo sabe, pero no se puede hacer nada; el sistema agota, pero aún mantiene algunos rescoldos (apagándose también), y eso es lo que da esperanza, porque al agotarse, habrá cambio (que no se sabe si para peor), algo lo va a sustituir, lo que no se sabe es si será una tierra quemada lo que encontrará el sustituto. Sí usted va a zonas de México, Honduras Siria, Iraq, Libia, Ucrania, decenas de países africanos, ya lo que ve es la “tierra quemada”, y las personas disputándose para poder vivir los despojos y la carroña que ha quedado del capitalismo depredador que gobierna el mundo entero desde hace unos 200 años, y que tiene su centro, su cuartel general, en Europa Occidental, EE. UU., Canadá, Japón y Australia, con fuertes candidatos a entrar de otras zonas, nuestra España entre ellos no hay que esconderlo.
¿Están de acuerdo las clases medias occidentales con seguir apropiándose de la mayor parte del excedente mundial producido?, me temo que no; ¿estarán de acuerdo las clases pobres del mundo (más de 6 mil millones de personas) en renunciar a la idea de vivir al estilo, evidentemente imposible, en que viven las clases medias occidentales, que han sido las responsables de su propagación a través de sus turistas, sus medios de comunicación y su expansión por el mundo?, temo también que no; pero va a disminuir el nivel de consumo occidental y nadie más en este planeta puede aspirar a entrar al mismo, esta en la ecuación, y de esto si estoy absolutamente seguro; habrá mucha lucha, de todo tipo (lo están viendo en Francia, en EE. UU., y lo verán en todas partes), veremos a ver qué correlación de fuerzas se impone; y hoy, no se ruborice nadie, el sistema que se esta planteando es el de un fascismo democrático.
Y no se ve en ninguna parte, por ningún lado (excepto una crítica contundente como esta de Pepe Campanas, como la de José Ignacio Cuesta, como la de Prieto, por citar las últimas vistas en esta extraordinaria Revista) nada por cambiar la situación existente…o sí se ve, por ejemplo la mayoría del Parlamento español (por no decir todo el Parlamento español) está dominado por fuerzas que no le interesa, no cumplirán y jamás aceptarán en sus bases programáticas pautas como las que marca un artículo como este de Campanas, porque va contra la lógica de acumulación de todos esos sectores que representan, no excluyo la izquierda porque ésta a lo aspira es a administrar el capitalismo, a administrar el sistema que a llevado al mundo a la situación que describe el artículo de Campanas.
¿Qué queda?. Un futuro abierto a la incertidumbre, y por lo menos eso es positivo, que estan abiertas todas las opciones, también las peores y las más siniestras, eso que no olvide nadie.
Un abrazo
Por favor FE DE ERRATAS
Al ver mi comentario publicado he visto un error, que es parte fundamental del juicio de valor que desarrollo.
DONDE DICE: ¿Están de acuerdo las clases medias occidentales con seguir apropiándose de la mayor parte del excedente mundial producido?, me temo que no.
DEBE DECIR: ¿Están de acuerdo las clases medias occidentales con NO seguir apropiándose de la mayor parte del excedente mundial producido?, me temo que no.
Por favor rectificarlo, porque de lo contrario muestra lo que yo no quería expresar. FAVOR AL ADMINISTRADOR DEL SITIO DE CORREGIRLO.
El texto quedaría entonces así:
Ängela siento decirle que las sensibilidades no estan apagadas, más bien diría que más encendidas que nunca (el gran artículo de Campanas lo demuestra), los científicos lo saben, aunque trabajen para el sistema de la mercancía y el dinero, el capitalismo, lo saben. Ese es el gran problema que todo el mundo lo sabe, pero no se puede hacer nada; el sistema agota, pero aún mantiene algunos rescoldos (apagándose también), y eso es lo que da esperanza, porque al agotarse, habrá cambio (que no se sabe si para peor), algo lo va a sustituir, lo que no se sabe es si será una tierra quemada lo que encontrará el sustituto. Sí usted va a zonas de México, Honduras, Siria, Iraq, Libia, Ucrania, decenas de países africanos, ya lo que ve es la “tierra quemada”, y las personas disputándose para poder vivir los despojos y la carroña que ha quedado del capitalismo depredador que gobierna el mundo entero desde hace unos 200 años, y que tiene su centro, su cuartel general, en Europa Occidental, EE. UU., Canadá, Japón y Australia, con fuertes candidatos a entrar de otras zonas, nuestra España entre ellos no hay que esconderlo.
¿Están de acuerdo las clases medias occidentales con NO seguir apropiándose de la mayor parte del excedente mundial producido?, me temo que no; ¿estarán de acuerdo las clases pobres del mundo (más de 6 mil millones de personas) en renunciar a la idea de vivir al estilo, evidentemente imposible, en que viven las clases medias occidentales, que han sido las responsables de su propagación a través de sus turistas, sus medios de comunicación y su expansión por el mundo?, temo también que no; pero va a disminuir el nivel de consumo occidental y nadie más en este planeta puede aspirar a entrar al mismo, esta en la ecuación, y de esto si estoy absolutamente seguro; habrá mucha lucha, de todo tipo (lo están viendo en Francia, en EE. UU., y lo verán en todas partes), veremos a ver qué correlación de fuerzas se impone; y hoy, no se ruborice nadie, el sistema que se esta planteando es el de un fascismo democrático.
Y no se ve en ninguna parte, por ningún lado (excepto una crítica contundente como esta de Pepe Campanas, como la de José Ignacio Cuesta, como la de Prieto, por citar las últimas vistas en esta extraordinaria Revista) nada por cambiar la situación existente…o sí se ve, por ejemplo la mayoría del Parlamento español (por no decir todo el Parlamento español) está dominado por fuerzas que no le interesa, no cumplirán y jamás aceptarán en sus bases programáticas pautas como las que marca un artículo como este de Campanas, porque va contra la lógica de acumulación de todos esos sectores que representan, no excluyo la izquierda porque ésta a lo aspira es a administrar el capitalismo, a administrar el sistema que a llevado al mundo a la situación que describe el artículo de Campanas.
¿Qué queda?. Un futuro abierto a la incertidumbre, y por lo menos eso es positivo, que estan abiertas todas las opciones, también las peores y las más siniestras, eso que no olvide nadie.
Un abrazo
Primeramente darle las gracias al Sr Pepe Campanas por poner en circulación un muy buen trabajo concientizador y a la Revista 15-15-15 por difundirlo, tan comprometida como está en la creación (obra que será conjunta, complicada y no exenta de contradicciones “Nueva Civilización” como le han dado en llamar). Pero me llama la atención el título, “No tenemos sueños baratos”; por una parte, creo que esos sueños los tiene todo el mundo, ya un forista los ha manifestado en forma de pregunta que también se ha respondido, a mi parecer muy correctamente, aunque menuda tarea la de pensar por los demás (“¿estarán de acuerdo las clases pobres del mundo (más de 6 mil millones de personas) en renunciar a la idea de vivir al estilo, evidentemente imposible, en que viven las clases medias occidentales, que han sido las responsables de su propagación a través de sus turistas, sus medios de comunicación y su expansión por el mundo?, temo también que no”).
Sin embargo, los que han realizado los sueños son una gran parte (no creo que todos) de los que vivimos en el primer mundo, que como todos sabemos tienen extensiones de élites privilegiadas en el Sur, es decir, una minoría de la humanidad; en otras palabras, el responsable de la gran huella ecológica que vamos dejando es el modo de producción capitalista globalmente hablando, pero ese consumo se circunscribe fundamentalmente a una décima parte de la población del planeta, y mi apreciación es que, no se hace especial énfasis en esto: nosotros los que vivimos en el mundo rico y las extensiones de ese mundo rico entre el extensísimo mundo pobre: somos los demócratas, los civilizados, los que cuando viajamos somos turistas no posibles inmigrantes, los sabios, los que contamos con los mejores niveles de sanidad, educación, seguridad, los que más libros editamos, centros culturales y museos tenemos (la mayoría con piezas arqueológicas robadas a los que no los tienen), los que más medallas deportivas ganamos, los que mejores ligas ¡¿deportivas?! Tenemos, Premios Nobel atesoramos, etc, y le decimos a los demás (cínicamente además) que no tienen ninguna de estas virtudes, y no cosechan ninguno de esos éxitos, porque no han hecho bien los “deberes”, pero somos nosotros también los que más energía utilizamos al punto que hemos destruido el planeta, extinguido los recursos naturales y puesta la civilización en un verdadero trance.
En el artículo se dice: “Es posible mantener un grado de desarrollo aceptable sin superar los límites biológicos del planeta. Así lo demuestran al menos la República Dominicana, Sri Lanka y Georgia” ¡qué bello!, decidle a los dominicanos, Sri lankeses y georgianos, y de los primeros hay bastantes en la península Ibérica e Islas, que ellos son el “modelo” del futuro. Sería bueno decirle eso a la burguesía española para ver qué opinión tiene de ese “sostenible” modelo de desarrollo dominicano, Sri lankés y georgiano. Debiera no obstante recordarse que, cuando se negociaba el rescate bancario español en Bruselas, a mediados de 2012, Rajoy envió un SMS a su ministro de Economía, Sr. De Guindos, que era quien lo negociaba por la parte española, que decía lo siguiente: «Aguanta, somos la cuarta potencia de Europa, España no es Uganda», (no debe quedar para nadie oculta la gran dosis de racismo y superioridad en dicho mensaje) y, además de Uganda, habría podido decir también República Dominicana, Sri Lanka o Georgia, etc, etc (aunque estos últimos, dejadme decirlo con sorna, son de raza blanca). Me temo, y concluyo, que sí no hay un plan de enfrentamiento a esa oligarquía financiera planetaria que, según los criterios de solvencia del capitalismo, ya habría quebrado desde hace décadas y que, sí ha podido seguir viviendo es gracias a la simulación cada vez más masiva de rentabilidad, en una huida hacia adelante desesperada gracias al aumento cada vez mayor del volumen del crédito, Sr Campanas y compañeros todos de la necesaria Revista 15-15-15, no habrá nada que hacer y éste artículo maravilloso, que como forista comento, quedará como uno más de los tantos que se han hecho y harán en relación al tema. Disculpad que siempre toque el aspecto político, pero si bien es cierto que todo no es la política, tampoco es menos cierto que la política está en todo.
Un saludo afectuoso a los redactores de la Revista 15-15-15.
Parto del hecho de que el sistema económico actual es consecuencia de la aparición de una fuente de energía barata y escasa que ya ha dado de sí todo lo que podía dar. Como consecuencia, el sistema está querámoslo o no, predestinado al fracaso.
Pienso que estando próximos a que esto suceda, caben dos vías de solución: o permitir que el sistema colapse bajo el peso de sus propias contradicciones, o trabajar, de algún modo, para que la caída sea en el mayor grado posible, suave; controlada. ¿Cuál de las dos elegir? Reconozco que me muevo aquí entre sensaciones contradictorias: aparentemente la segunda es más civilizada y sin embargo puede ser la más depredadora.
Así mismo, pienso que, con independencia del camino que se siga, el cambio del sistema requiere un cambio cultural, para lo que es necesaria a su vez, una profunda reflexión individual y colectiva que tenga por fin una revisión de las creencias, valores y normas por las que se rigen nuestra relación con el entorno, en el más amplio sentido de la palabra.
Mi intención no es otra que participar en esa reflexión para comprender mejor el problema e intuir sus múltiples implicaciones éticas, sociales y políticas.
Por lo demás, solo me queda daros las gracias por vuestras reflexiones y comentarios al tiempo que os invito a escuchar la charla de Carlos Taibo “Decrecimiento: una alternativa al modelo de desarrollo”, dada en Bilbao el 29 de octubre 2014 con motivo de las jornadas ¿Migración o desplazamiento forzado? Las causas de los movimientos de población a debate (http://www.youtube.com/watch?v=J4imQic9Lcw), en la que creo que se responden a muchas de las cuestiones planteadas en vuestros comentarios, y a recomendaros el libro de Manuel Casal Lodeiro, “A esquerda ante o colapso da civilización industrial” (http://esquerda.colapso.info/doku.php, la edición en castellano está a punto de aparecer), donde se profundiza en muchos de los temas relacionados con el colapso civilizatorio.
Un afectuoso saludo.
Gracias por la mención, Pepe (y enhorabuena por tu primera contribución a los contenidos de la revista; da gusto ver que los que fuistes mecenas y suscriptores os animáis a dar el paso de participar más activamente).
Efectivamente, «La izquierda ante el colapso de la civilización industrial» se presenta el 4 de agosto en A Coruña. Publica: La Oveja Roja.
En cuanto al dilema ético con el que comienzas tu comentario, me recuerda el artículo en el que, en esta misma revista, Carlos de Castro, abordaba la posibilidad de un colapso temprano.
Dices:
Pero en realidad creo que no se trata de una disyuntiva. El colapso podemos darlo por seguro: así que esa opción no es tal opción. Lo que sí cabe en todo caso será empujar al sistema para que fuese más rápido (opción de los Deep Green Resistance, p.ej.) o intentar que sea lo menos trágico posible (opción de muchos de nosotros en torno a esta revista), y ahí entra en juego el concepto de resiliencia. ¿Son compatibles ambas? Quizás (si presuponemos que colapso rápido no es sinónimo de colapso trágico)… pero no tengo claro cómo.
Gracias a ti, Manuel. Para mí es un honor ayudar de un modo u otro a alcanzar los objetivos de la revista.
Mencionas el artículo de Carlos de Castro. Lo recuerdo bien, y en efecto, discernir entre las consecuencias que pueden derivarse de un colapso temprano o de una transición/colapso, es asunto grave.
Decrecer significa también participar individual y colectivamente en la formulación y aplicación de las políticas que nos afectan como sociedad, y por lo tanto, implica una mayor conciencia ciudadana; un mayor y mejor desarrollo de la democracia participativa.
Y aquí chocamos con la realidad: el sistema está diseñado para resistir al cambio e incluso anularlo cuando el esfuerzo impulsor no se mantiene en el tiempo. Dispone de múltiples (ideológicos, mediáticos, económicos, materiales) que lo alimentan y tiene a su favor una máquina burocrática actúa como si de un volante de inercia se tratara. Intentar frenarlo e impulsarlo en la dirección contraria, es una tarea que se me antoja sólo posible con la ayuda y el compromiso de muchas más que muchas personas convencidas tanto del fin que se persigue como de los medios (flexibilidad, creatividad, generosidad, equidad, respeto a los derechos humanos, etc.) que han de emplearse para alcanzarlo.
Hablo en mi primer comentario de la necesaria transformación cultural. Si a esto se une el poco tiempo disponible…
Y sin embargo, hay experiencias que nos demuestran que, al menos en el ámbito local, es posible.
Un abrazo y gracias por todo.
Y suerte con la nueva edición de tu libro!
¡Gracias, Pepe! Sabes que lo presentamos este jueves 4 de agosto en Coruña. Cuando tengamos fechas para Madrid, ya te avisaré, por supuesto.
¿Están de acuerdo las clases medias occidentales “con seguir” apropiándose de la mayor parte del excedente mundial producido?
Aunque Nardito ha aclarado el error en su pregunta original, con su permiso, voy a ignorarlo y a considerarla tal cual para responder a Luis -que no al ignorante de su jefe- otra pregunta:
¿Para quién entonces su artículo…?
En mi opinión el excelente artículo de Pepe Campana enfoca el conocimiento humano hacia ese escenario en el que las clases medias occidentales no quieren seguir manteniendo su forma de vida a expensas de la apropiación indebida de recursos, pues como dice el autor, “la abundancia que aparentemente se observa en los países de mayor desarrollo se debe a una sobreexplotación de los recursos naturales, que procede de limitar el desarrollo de los países más pobres y de explotar, más allá de lo tolerable, el hasta hace muy poco rico, fértil y diverso planeta Tierra. Un escenario en el que las clases medias toman conciencia de cómo la tendencia creciente de la huella ecológica acaba con la vida del planeta.
La fuerza de los gráficos que presenta el artículo es espectacular. “Dónde se excede y dónde no la biocapacidad de cada nación”, la figura 5, muestra naciones con muy alto grado de desarrollo cuyo consumo de recursos, aún así, es inferior a la biocapacidad del territorio. Son por ejemplo Australia, Canadá y los Países Nórdicos. Su huella ecológica, por supuesto, incluso para la población del quintil GINI más desfavorecido, excede con mucho la biocapacidad media del planeta. Son países VHHD verdes
En el otro extremo, naciones con bajo grado de desarrollo cuyo consumo de recursos es, aún así, superior a la biocapacidad del territorio. Por ejemplo, Níger. Su huella ecológica (<1.5 hga/per) está por debajo de la biocapacidad media del planeta, tal vez incluso la de la población del quintil GINI más favorecido. Son países LHD rojos
Parece claro que la solidaridad con otros países debe empezar en las naciones VHHD verdes, porque pueden decrecer y cuentan con sobrada biocapacidad en su territorio. Los países LHD rojos ni pueden decrecer más, ni la biocapacidad de su territorio puede mantener ese bajo desarrollo. Son por tanto destinos prioritarios de la solidaridad.
Son también LHD, pero verdes, la República Democrática del Congo y la República Democrática de África Central. La biocapacidad de su territorio excede su huella ecológica (<1.5 hga) y podrían ser autosuficientes, con la solidaridad precisa, para salir del bajo desarrollo y llegar, por ejemplo, a la situación que describe Pepe Campana para Chile: “bastaría con 0,6 Tierras para satisfacer las demandas de la población mundial si se asumiera como suficientes las del primer quintil de la población chilena, (Chile ocupa el lugar 42 cuando se ordenan las 172 naciones del informe NFA 2016 bajo el criterio descendente del GNI per cápita)”.
Un escenario utópico hoy, en el que para los pobres del mundo, la idea de “renunciar a vivir como las clases medias occidentales” se perciba como una liberación, ayudaría. En los mapas de las figuras 4 y 5, la noche y el día del mundo separadas 12 años en el tiempo, de este escenario, China probablemente seguiría siendo verde, sin contaminación lumínica de la noche, para poder seguir viendo las estrellas y lo que ocurre en el cielo.
Decrecer ¿cómo?
Si imaginamos la especie humana como un árbol, en el análisis de Pepe encontramos pistas sobre cómo “podar e injertar”, pistas para decrecer de forma organizada y crecer con el equilibrio, como los países del rectángulo inferior de la figura 2, la República Dominicana, Sri Lanka y Georgia.
Damián comenta que la tendencia creciente del consumo de recursos disminuye “por su propio peso” a partir de 2012, año de la mayor parte de los datos de este análisis, aunque intuye que la inequidad seguirá aumentando. El seguimiento de los quintiles GINI de los gráficos 6 y 7, confirmarán probablemente esta intuición.
Si el modelo matemático que mejor describe el colapso de las civilizaciones incluye, finalmente, la variable inequidad, junto al consumo excesivo de recursos, incrementar la equidad pasará a ser, además de justicia, una medida con peso específico para afrontarlo. En el caso ya comentado de Chile, la huella ecológica excede la biocapacidad de la nación a expensas de los quintiles GINI más altos. Un país rojo de inequidad en el mapa.
Decrecer, ¿hasta donde?
Llama la atención en la figura 3 que en 1961 la biocapacidad de la tierra era 3.14 hga/per. Parece claro que el recorrido hasta las 1.7 hga/per de hoy es el “crecimiento” que sobra.
Muchas gracias a Pepe por compartir tu análisis, a quienes lo habéis comentado y a esta gran revista.
Marian
Corregimos hoy un dato erróneo que figuraba en el texto original. Desde el 1 de enero al 8 de agosto son 220 días (o 7 meses más 7 días), no 145 como se indicaba inicialmente. Esto supone 5 días menos en llegar al #OvershootDay que en 2015.
Cierto. Gracias por corregirlo.
En una primera versión del texto, el gráfico de la figura 1 se refería no a los días del año transcurridos hasta alcanzar el overshoot day, sino al número de días que hay desde el overshoot day hasta el final del año, de ahí los 145 días que por error se mantuvieron en el texto inicialmente publicado. Estoy seguro de que más de un lector lo habrá detectado.
Es desalentador ver como año a año los dos números se aproximan y que de no hacer nada para evitrarlo en doce años se habrán igualado.
Un abrazo.
Gracias Pepe por mandarme tu artículo, me ha parecido muy interesante y también los comentarios que ha tenido .