El pasado jueves 26 de noviembre fue aprobada, por unanimidad, una moción municipal para sumar a Móstoles al movimiento de Ciudades en Transición. Este hecho se ha producido con un compromiso explícito por parte del conjunto de los grupos políticos de: (i) realizar en futuro una declaración institucional que incorpore a Móstoles a alguna de las redes emergentes que a nivel internacional están cohesionando estas experiencias y (ii) traducir este compromiso en hechos, con el desarrollo de un proyecto piloto en colaboración con los actores que, desde la sociedad civil, vienen impulsando el plan Móstoles, Ciudad en Transición.
La idea central del plan Móstoles, Ciudad en Transición es organizar a la ciudadanía mostoleña bajo una propuesta que actúa, simultáneamente, en diferentes frentes. Los grandes retos de la sostenibilidad, como el pico del petróleo o el cambio climático, van a exigirnos transformar el modelo productivo. La idea es empezar con esta transformación y explorar, al mismo tiempo, las posibilidades de un sistema social más justo y participativo junto a patrones culturales que den sentido y significado a la vida común, desconectando la experiencia del buen vivir del incremento de nuestro impacto ecológico. Sin un enfoque integral, la transición pospetróleo fracasará porque esta debe ser un replanteamiento de nuestros modos de vida en todas sus vertientes (economía, política, sociedad, imaginarios, idea de felicidad). Sólo así podremos enfrentar una crisis civilizatoria que, en última instancia, está provocada por la incompatibilidad radical entre una biosfera finita y un sistema depredador que necesita la expansión económica permanente para funcionar (y que además es profundamente excluyente y vitalmente asfixiante).
El plan Móstoles, Ciudad en Transición está siendo promovido por el Instituto de Transición Rompe el Círculo (ITReC): un colectivo que trabaja desde hace más de ocho años por un proceso de emancipación social en Móstoles con una conciencia clara de que el pico del petróleo impone un nuevo terreno de juego. A partir del 2011 desde el ITReC hemos buscado adaptar la filosofía del movimiento en transición a la periferia obrera del sur de Madrid, lo que nos ha movido a añadirle un perfil de experimentación poscapitalista. Tras el naufragio del socialismo real estamos huérfanos de respuestas fáciles y sabemos que el poscapitalismo debe ser, ante todo, una investigación que se afronta con espíritu humilde, ningún dogma y mucha flexibilidad.
Este plan ha nacido tras un largo proceso de estudio, reflexión y autoformación. En su diseño final se han incorporado propuestas de un número significativo de movimientos sociales locales. Previamente, el curso Crisis de civilización, transiciones poscapitalistas, con 17 charlas en las que intervinieron algunas de las figuras más relevantes del pensamiento y la práctica ecosocial en el Estado español, había logrado implantar, en el ámbito de los movimientos sociales mostoleños, un lenguaje común y un diagnóstico de época compartido.
Móstoles, Ciudad en Transición plantea un Móstoles futuro en el que han sido implantados 24 proyectos, cuya existencia supondría haber realizado avances importantes para empezar a organizar la ciudad con un mayor nivel de independencia respecto al petróleo. Al mismo tiempo, estos proyectos se traducirían en cambios en la vida cotidiana de los mostoleños y las mostoleñas que permitirían explorar la aventura del poscapitalismo. Ninguno de estos 24 proyectos son quimeras. Son realidades viables, y muchos ya están en marcha en muchos lugares del mundo.
Estos 24 proyectos se clasifican en cuatro ejes de trabajo:
- Eje de economía social: la idea de este eje es construir una red económica local en base a distintas formas de cooperativismo económico que nos permita cerrar los ciclos socioeconómicos. En otras palabras, que la riqueza de Móstoles se quede en Móstoles facilitando formas de producir más democráticas y participativas. Algunas de estas nuevas formas de producir se enmarcarían dentro de lo que se denomina economía social y solidaria y otras serían experimentos que buscan ir más allá de las relaciones de mercado.
- Eje de nuevo modelo productivo: para enfrentar el pico del petróleo y el cambio climático, es necesario un nuevo modelo productivo. Este tiene que basarse básicamente en relocalizar (volver a producir y consumir productos hechos cerca) y en descarbonizar (funcionar con fuentes de energía alternativas a los combustibles fósiles).
- Eje de cultura y articulación comunitaria: para que todo el proceso sea posible, es necesario reparar los tejidos comunitarios deteriorados por la ofensiva neoliberal de las últimas décadas. Estas comunidades fortalecidas serán la base de una nueva cultura organizada en valores opuestos a los valores del capitalismo (solidaridad frente a competencia, creatividad frente a consumo, suficiencia frente a derroche, riqueza de relaciones sociales frente a riqueza mercantil).
- Eje de educación para la transición: llevar a buen puerto una iniciativa en Transición obliga a hacer un esfuerzo de aprendizaje y de divulgación importante. Esto incluye adquirir conocimientos y metodologías que permitan la expansión progresiva de una conciencia crítica respecto al capitalismo como sistema social y una perspectiva ajustada de nuestro tiempo, entendiéndolo como una crisis civilizatoria.
Respecto a la estrategia que hemos desarrollado para implementar este plan, se han combinado dos dimensiones de trabajo y dos vías paralelas de acción. En lo que respecta a las dimensiones de trabajo, tenemos una dimensión de diseño, promovida por el grupo motor de la iniciativa, que ha ido articulándose con los diversos movimientos sociales locales aunando propuestas e ideas en un esquema integral. Por otro lado, una dimensión práctica. Esta ha consistido en ir poniendo en marcha —o incorporando experiencias independientes— alguno de estos 24 proyectos, al menos de forma embrionaria. Estos proyectos son autónomos y suponen las primeras pruebas en hecho del proceso de transición. Entre ellos destaca el local asociativo Rompe el Círculo, el banco de tiempo de Móstoles, la distribuidora ecológica Rompe el Círculo (que fomenta los grupos de consumo y facilita el contacto entre estos y productores locales y regionales) y el Huerto en la Terraza del Centro de Arte 2 de Mayo (proyecto que engloba talleres de permacultra urbana, sesiones de recuperación de saberes tradicionales y dinámicas de educación popular para la transición).
En relación a las vías de acción, se ha buscado la acción directa y autogestionada al margen del gobierno local pero, al mismo tiempo, también se ha procurado contar con capacidad de influencia dentro de las instituciones. De hecho, la moción de transición aprobada el 26 de noviembre es fruto de la labor conjunta que, durante todo el 2015, hemos venido realizando el Instituto de Transición Rompe el Círculo y la candidatura ciudadana de unidad popular GANAR Móstoles. La candidatura ciudadana GANAR Móstoles surgió al calor de las movilizaciones del 15M como una herramienta para proyectar de modo participativo el trabajo de los movimientos sociales mostoleños en el plano institucional.
Desde su nacimiento, GANAR Móstoles consideró nuestra labor como una de las líneas maestras de su proyecto e incorporó la noción de transición como uno de los pilares desde los que pelear por otro modelo de ciudad. De esta simbiosis ha surgido esta moción, que no es más que un paso muy pequeño, un paso en un largo camino que viene de lejos, que quiere llegar mucho más lejos, pero, sin duda, un paso importante.
Aunque el texto de la propuesta presentada es de perfil bajo, no hemos renunciado a plantear en ella lo fundamental de nuestras coordenadas. Y esto tanto a nivel de diagnóstico (pico del petróleo, límites del crecimiento) como de las soluciones (la transición no es un problema técnico, sino de modelo social). Nuestra intención con esta moción ha sido generar un marco asumible por una amplia mayoría que, en el plano institucional, posibilite desarrollos posteriores de alguno de los 24 proyectos del plan Móstoles, Ciudad en Transición. De modo más concreto, vamos a apostar por traducir el compromiso institucional en una ambiciosa red de huertos urbanos combinada con un potente programa de intervención pedagógica en centros educativos. El resto de los proyectos, así como nuestras tareas de divulgación e investigación, seguirán en marcha de modo autónomo, como hemos hecho hasta ahora.
La actividad independiente de las instituciones es importante porque sabemos que la política institucional es un campo minado para la transformación social. No pecamos de ingenuidad, y una moción puede convertirse en papel mojado si no viene amparada por todo un esfuerzo externo, realizado desde la autoorganización y la autogestión. Pero sabemos, por experiencia propia, que la autogestión también tiene límites. Necesariamente, un proceso de transición tiene que ser un proceso de experimentación con estrategias duales: un pie dentro de los ayuntamientos y diez pies en las calles, en las comunidades, en la construcción desde debajo de las alternativas y las utopías concretas.
Móstoles es una ciudad especial para un proceso de transición. Una gran ciudad (200.000 habitantes), a 17 km del centro de Madrid, pero con un ambiente social de pueblo, amplia superficie sin urbanizar, agricultura periurbana todavía viva y un tejido social rebelde que lleva muchos años mostrando músculo transformador. Además, Móstoles posee una enorme capacidad de contagio, al estar situada en el cinturón rojo de Madrid, un espacio urbano que aglutina a un millón de personas con unas características sociales, culturales y urbanísticas parecidas. El éxito de un proceso de transición en Móstoles puede extenderse fácilmente a todo un espacio sociológico que tiene un peso importante en el devenir futuro de nuestro país, y que puede ser determinante para su configuración política futura. Y de este modo Móstoles podría reforzar la posibilidad de construir en España y en el sur de Europa un proceso de empoderamiento colectivo que facilite una vida buena, al alcance de todos, en un planeta finito. El objetivo es enorme, y escapa sin duda a nuestras posibilidades actuales, pero toda gran aventura tiene comienzos humildes. Y en contextos de crisis, cuando las viejas estructuras se desorganizan, pequeños desvíos pueden dar lugar a transformaciones impresionantes.
Queremos aprovechar estas líneas para dar una muestra de cariño público a ese pie, dentro del ayuntamiento, que está haciendo todo el trabajo sucio para que el camino sea posible: el equipo humano de GANAR Móstoles. Un conjunto de activistas, con mucho más sentido de la responsabilidad social que vocación de carrera política, que está haciendo una labor muy difícil, tremendamente desgastante a nivel humano y en un contexto muy hostil. Labor necesaria y que, al mismo tiempo, no siempre cuenta con la adecuada comprensión de aquellos que están fuera, incluidos muchos de los que estamos más cerca. Mucho ánimo, mucha fuerza y muchas gracias.
Vamos que lo que se quiere proponer es la Anarquía, lo digo porque todo lo que se pone son conceptos anarquistas, vamos que se puede leer del tema y así informarse sobre los miles de proyectos de índole similar que se han dado en la historia de trabajar en lo común, para saber ya de errores digo yo… Un ejemplo en el texto «La actividad independiente de las instituciones es importante porque sabemos que la política institucional es un campo minado para la transformación social. «. Ya sé yo que mucha gente lo sabe pero para decirlo, que parece que es delito decir, Anarquía, cuando no hay nada más sano. Lean a la Wollstonecraft, Flora Tristán, a Claramunt, etc por citar a algunas mujeres, buena base para seguir construyendo Móstoles, Salut!
creo que es un interesante artículo con ideas tan fuertes como las siguientes :
-que la riqueza de Móstoles se quede en Móstoles.
– «solidaridad frente a competencia, creatividad frente a consumo, suficiencia frente a derroche, riqueza de relaciones sociales frente a riqueza mercantil» (se parece un poco a midoble decalogo de mi manifiesto … aunque esto sea menos completo).
-…»sabemos, por experiencia propia, que la autogestión también tiene límites. Necesariamente, un proceso de transición tiene que ser un proceso de experimentación con estrategias duales: un pie dentro de los ayuntamientos y diez pies en las calles, en las comunidades, en la construcción desde debajo de las alternativas y las utopías concretas».
Trasmitimos el primer vídeo de la iniciativa, promocional de las jornadas que se realizarán en la penúltima semana de abril en Móstoles: